Quien bien te quiere te hará llorar

Eso dice nuestro refranero y que la mayoría de nosotros supongo que conocéis, y es que ¿a quién le gusta que le reprendan o le digan que se ha equivocado? A nadie. Pero recuerda que solo quien te quiere de verdad, será capaz de decírtelo. No lo olvidemos, porque halagos nunca nos van a faltar. Es ahí donde de verdad podemos sentir, aunque nos duela, que el amor sale del corazón y no solo de la palabra.
Gracias a este toque de atención hacia nuestra persona, es de donde parte nuestra verdadera conversión. Cuando hemos podido aceptar, que alguien nos haya hecho comprender, lo que significa vivir el Evangelio, porque no podemos olvidar que el Evangelio es vida.
Cuando soy capaz de escuchar a aquel que me reprende dejando a un lado mi tozudez y terquedad, entonces dejamos paso a la humildad. ¡¡¡Yo que me creía justo y en poder de la verdad!!! Cuando hemos sido capaces de bajar de nuestro pedestal, entonces es cuando empezamos a dejar actuar a través de las personas, el amor que nos lleva hasta su término, que es Dios.
Si somos capaces de hacer ese esfuerzo como hizo Jesús, descubriremos que Dios nunca estuvo lejos de nosotros y que fui yo quien no supe descubrirlo en la persona de mi prójimo.
Aceptemos las correcciones de quienes verdaderamente nos quieren y aprendamos a ser humildes en un mundo donde parece que eso no se lleva…
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