Un santo para cada día: 31 de marzo Beato Amadeo de Saboya (El rey virtuoso, padre de los pobres)
A los 17 años contrajo matrimonio con Violante de Valois, también conocida popularmente como Yolanda de Saboya, hija del rey de Francia Carlos VII y hermana del que fuera un gran rey de Francia, Luis XI la cual, desde la cuna estaba prometida a Amadeo
| Francisca Abad Martín
La Región de Saboya está situada en el Centro de Europa. En la Edad Media perteneció al Sacro Imperio Romano Germánico, luego fue de Italia, hasta 1860 para pasar a ser francesa con la anexión de 1860. Está junto a la Cadena de los Alpes. La Casa de Saboya es una de las más antiguas e ilustres que han reinado en Europa.
Amadeo VIII, abuelo de nuestro beato, consiguió en 1416, del Emperador Segismundo, la transformación del Condado en Ducado. Destacaron en él sus inquietudes espirituales y su amor por la vida ascética. Dejó el gobierno en manos de su hijo Luis II de Saboya y se retiró a un Monasterio, fundando la Orden Militar de San Mauricio.
Su nieto, el beato Amadeo IX de Saboya, hijo de Luis II y de Ana de Lusignan, hija su vez del rey de Chipre, nació el 1 de febrero de 1435 en Tournon (Francia). Muy pronto se manifestaron en él los piadosos sentimientos y una natural inclinación hacia la virtud. En medio del boato de la Corte supo conducir su vida por los caminos de la santidad.
A los 17 años contrajo matrimonio con Violante de Valois, también conocida popularmente como Yolanda de Saboya, hija del rey de Francia Carlos VII y hermana del que fuera un gran rey de Francia, Luis XI la cual, desde la cuna estaba prometida a Amadeo.
Violante resultó ser una mujer afectuosa, fiel y amante de su casa y de su familia. Ambos estuvieron desde el principio muy unidos. Tuvieron 9 hijos, a los que supieron legar, no solo bienes materiales, sino también una esmerada educación religiosa. Una de sus hijas también subió a los altares, con el nombre de la Beata Luisa de Saboya, la cual, muerto su marido, se había encerrado en un convento de clarisas. Su culto fue autorizado por el Papa Gregorio VI.
En 1465, cuando Amadeo tenía 30 años, sucede en el trono a su padre Luis II, con el nombre de Amadeo IX y desde el primer momento se esforzó por imponer en la Corte sus piadosas tendencias de virtud y honradez y un gran amor a los pobres, de tal modo que le parecía que si no amaba a los pobres no amaba a Dios.
Empleó una buena parte de sus riquezas en fundar hospitales y en dotar de mayores rentas a los ya existentes, de los cuales se conservan aun numerosos vestigios. Gozaba distribuyendo personalmente las limosnas a los pobres, de tal modo que le llamaban el padre de los necesitados y a su palacio el jardín de los pobres. Era un gran devoto de la Santísima Virgen, a la que llamaba su Señora.
Enfermó de epilepsia y viendo próximo su fin, nombró a su esposa regente de sus Estados y en su testamento político resaltó estas tres cosas: que no abandonaran a los pobres, que hicieran justicia sin acepción de personas y que pusieran todo su empeño en defender la religión.
Murió en Vercelli, a los 37 años, el 31 de marzo de 1472 y fue sepultado en la Catedral de dicha localidad, siendo beatificado por Inocencio XI en 1677. Los enfermos de epilepsia le suelen invocar en medio de las frecuentes crisis que produce su enfermedad.
Reflexión dese el contexto actual:
La santidad puede y debe ser realizada en todos los lugares, en todos los tiempos y en cualquier modo de vida, tanto en el palacio de un rey o de un noble, como en la sencilla choza de un campesino, solo es necesario acomodar nuestros deseos a los deseos divinos, aceptando en todo momento y toda circunstancia su santa voluntad, tal como lo vemos reflejado en la vida de este rey virtuoso.