Un santo para cada día: 17 de junio Santa. Teresa de Portugal (La Reina monja)

Santa Teresa de Portugal
Santa Teresa de Portugal

Princesa de Portugal, ex-reina leonesa y monja cisterciense. Fue ejemplo de docilidad, humildad, oración y servicio al prójimo

Princesa de Portugal, ex-reina leonesa y monja cisterciense. Fue ejemplo de docilidad, humildad, oración y servicio al prójimo.

Nace en Coimbra (Portugal) el 4 de octubre de 1176. Era la primogénita del rey Sancho I de Portugal y de su esposa Dulce de Aragón. Sus dos hermanas se llamaban Sancha y Mafalda. Fue educada en la Corte de su padre, tanto en las disciplinas cortesanas, como en los valores cristianos, por una institutriz que era religiosa terciaria, cuyas enseñanzas dejaron honda huella en su persona.

 Al cumplir los 15 años la desposan con su primo Alfonso IX Rey de León, ciudad en la que fijaron su residencia. Cuando llevaban apenas 5 años casados y ya habían tenido 3 hijos: Sancha, Fernando y Dulce, el Papa Celestino III, en 1196, anula su matrimonio, porque al ser ambos nietos de los reyes de Portugal Alfonso y Mafalda, existía entre ellos un grado de consanguinidad y el matrimonio no tenía validez canónica, sin embargo, reconocen la legitimidad de los 3 hijos y la de Fernando como heredero de la corona de León, cosa que se truncó con su temprana muerte en 1214 a los 22 años de edad.

Teresa acepta sumisa y obediente la decisión papal y regresa a Portugal, pero sigue manteniendo algunos territorios en el Reino de León, entre ellos un palacio en El Bierzo y una renta vitalicia asignada por Alfonso IX. Se lleva consigo a la pequeña Dulce en sus brazos, mientras que los dos mayores quedan con su padre en León.

Al llegar a Portugal descubre que en Louvao, próximo a Coimbra, donde ella tenía propiedades, había un monasterio de benedictinos que amenazaba ruina y con escasos monjes que vivían una vida muy relajada. Entonces Teresa despidió a los monjes, restauró y amplió el monasterio y en el lugar que habían ocupado los monjes trajo religiosas de la Orden del Cister. Ella tomaba parte activa en muchos actos del monasterio y aunque estaba decidida a no volver a casarse, a pesar de las presiones de su padre, a quien no estaba dispuesta a volver a obedecer, no quiso de momento comprometerse con votos, para tener la libertad de poder salir para administrar sus propiedades.

Cuando fallece su hermana Sancha, fundadora del monasterio de Celias, ella acude por la noche a escondidas para llevarse el cadáver de su hermana, que estaba expuesta en el coro y sepultarla en Louvao. La última de sus apariciones públicas fue dos o tres años más tarde, cuando la viuda del recién fallecido Alfonso IX, la reclama para que la ayude a pacificar las disputas habidas entre sus respectivos hijos por la sucesión del trono de León. Gracias a Teresa llegaron a un acuerdo y se restableció la paz en la familia.

Al regresar a Portugal se decide ya a profesar como religiosa del Cister en el monasterio de Louvao. Allí fallece el 18 de junio de 1250 a los 74 años de edad. Fue sepultada junto a la tumba donde habían enterrado a su hermana Sancha. Ambas fueron beatificadas por Clemente XI el 20 de mayo de 1705. Antes de la reforma del martirologio se celebraba conjuntamente la fiesta de ambas hermanas.

Es muy venerada tanto en Portugal como en León, donde llegó a ser muy querida por el pueblo leonés, porque tenía fama de prudencia y de inteligencia política, a pesar del poco tiempo que reinó allí.

Reflexión desde el contexto actual:

Con gran docilidad y sumisión acata esta mujer las decisiones de la Iglesia; sin concesiones dictadas por el “ego” que todos llevamos dentro. No hay cosa que inspire tanta repulsa como el engreimiento y la prepotencia, en cambio la humildad y el rebajamiento espiritual, sobre todo en los reyes y los poderosos, predispone a su favor, tanto a los ojos del mundo como a los ojos de Dios, pue según sus propias palabras quien se humilla será ensalzado y quien se ensalza será humillado.

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