Para estar próximo de los pobres debemos romper nuestros esquemas mentales que muchas veces nos impiden hacer lo que realmente deseamos Marco Garbari, S.J.: “Mis canciones me hacen discernir y exteriorizar lo que Dios me va mostrando en mi paso por la vida”.
La fe tiene un vínculo especial que sobrepasa cualquier lengua
Los seres humanos necesitamos siempre romper la inercia y dar el primer paso, yo lo he dado con mi música y viniendo a la frontera de Dajabón
Julio Pernús corresponsal en República Dominicana
Desde Italia llegó a República Dominicana, Marco, joven jesuita que optó por hacer en estas tierras su magisterio. En su maleta de viaje trajo su alma llena de música y una sinfonía de espiritualidad ignaciana. Él es protagonista por las calles de Dajabón de esa “cultura del encuentro” significante de que, como humanos, nos apasiona intentar encontrarnos, buscar puntos de contacto, tender puentes, proyectar algo que incluya a todos. Sobre sus sueños y sus canciones conversamos momentos antes de su llegada a la frontera.
JP- ¿Por qué tomas la opción de renunciar a Europa para llegar hasta otro continente y echar tu suerte junto a los pobres de República Dominicana?
Marco Garbari: Yo soy un maestrillo italiano y tenía el deseo de vivir una experiencia fuerte en una zona fronteriza, por eso me propusieron Dajabón y acepté, pues la vida se trata de eso muchas veces, dar pasos, y el llamado jesuita debe ir siempre hacia donde exista mayor necesidad y no hacia donde pensamos estar más cómodos.
JP- Marco hay algo que llama mucho la atención en ti y es el vínculo entre la música pop contemporánea y la espiritualidad ignaciana. ¿Cómo logras fusionar eso dos amores en tu vida y unirlos para que se vuelvan fruto de una sola pastoral?
Marco Garbari: Desde niño, la música ha sido el medio por el cual expreso lo que experimento. Eso lo conecto con la espiritualidad ignaciana de la siguiente forma, mis canciones me hacen discernir y exteriorizar lo que Dios me va mostrando a lo largo del día. La música y la espiritualidad ignaciana forman parte al unísono de mi modo de proceder, pues ambas las construyo desde una realidad encarnada y no a través de la fantasía. Las dos son herramientas para contemplar y accionar mi voluntad en favor de los excluidos del relato “oficialista”.
JP- ¿Cuáles son las expectativas que traes en este viaje misional que has decidido emprender en República Dominicana?
Marco Garbari - Siempre he creído que estar cerca de los últimos es una experiencia que me hace sentir privilegiado, como dice Jesús, es la forma más real que tenemos de estar cerca de Dios. Para estar próximo de los pobres debemos romper nuestros esquemas mentales que muchas veces nos impiden hacer lo que realmente deseamos.
JP- Marco, hemos estado poniendo tu música en la emisora Magis y a pesar de ser en otro idioma, los oyentes la consumen de forma favorable. ¿Crees que el lenguaje de la fe puede sobrepasar cualquier diferencia de lengua?
Marco Garbari – Desde septiembre estoy promoviendo mi disco en las redes y a nivel de relaciones públicas y no desistí de ese sueño al llegar a República Dominicana. Sé que al público dominicano le puede sonar un poco extraña por ser en italiano, pero la fe tiene un vínculo especial que sobrepasa cualquier lengua. Mi primera canción se llama Fuori que significa fuera. Habla de tratar de dar un primer paso para hallar la vida. Es la historia de una pareja que al comienzo está encerrada en sí misma dentro de un piso de Europa. Una vida presa de la cotidianidad que nos va atrapando sin dejarnos profundizar en nuestra esencia. De pronto, él decide salir de ese encierro y la arrastra a ella hacia una aventura que les dejo en incógnito para que la escuchen. El disco tiene cinco canciones y cada una va conectando con la siguiente al estilo de las cuatro semanas de los ejercicios espirituales.
JP- ¿Puedes darnos algunas claves para acercarnos a tu música?
Marco Garibaldi – Me gustaría que los que escuchen mi música lo puedan hacer con libertad. Mis letras hablan, sobre todo, de descubrir la vida y salirnos de nuestra zona de confort para conectar con el mundo. Los seres humanos necesitamos siempre romper la inercia y dar el primer paso, yo lo he dado con mi música y viniendo a la frontera de Dajabón, pero la invitación es a que cada uno vaya descubriendo su vocación y dando sus propios pasos. Lo importante es moverse y no quedarnos aprisionados de los problemas existenciales.