Epifanía: Manifestación de Dios a la humanidad toda, sin exclusión.
EPIFANÍA DEL SEÑOR. Domingo 08.01.2017.
Mateo 2, 1-12.
En un Curso Latinoamericano, para poner en práctica el Vaticano II, se nos insistió que la Evangelización siempre tiene un Anuncio, una Denuncia y una Convocación. En esta fiesta de la Epifanía trataré de poner en práctica esas advertencias.
ANUNCIO:
Epifanía: La Manifestación de Dios. Dios se manifiesta con un Amor Infinito. Ama a los hombres sin exclusión. Dios está al alcance de todos. Tiene un rostro de Bondad y Amor Universal. A Dios nadie puede controlarlo ni administrarlo. Tampoco encasillarlo ni guardarlo como quien atesora, para sí, en una caja de fondos.
El Amor de Dios ha explosionado. Y alcanza en su infinitud para todos. No ha permanecido indiferente ante la humanidad caída. Se ha abajado. Se ha inclinado con amor para curar las heridas de todos. Su Amor Y Salvación es Universal. ¡Bendito sea Dios!
Dios se manifiesta, en su amor y misericordia, encarnada en la persona de Jesús, no solo al pueblo escogido. Dios es Buena Noticia también para toda la gente representada en los Magos de Oriente. Esto quiere decir que el anuncio del Nacimiento de Jesús es para todos. No hay exclusión en el cumplimiento de las promesas de salvación de Dios. Con el Nacimiento de Emmanuel: Dios- con- nosotros, se llama a todos a recibir la salvación y liberación integral, que Jesús trae, como enviado del Padre. Los Magos eran de Oriente. Por tanto la salvación no es exclusiva de los hijos de Abraham. En vez de pensar: "Nosotros somos hijos de Abraham". "Porque yo les aseguro que de estas piedras Dios puede sacar hijos de Abraham… ", hoy día diríamos: el Amor y la Misericordia de Dios, Encarnada en Jesús, no es un privilegio sólo de los cristianos y católicos. No tiene límites ni fronteras. Dios ama a todos los hombres. Y siguiendo al Vaticano II y al gran Papa Pablo VI diremos, reiterando: La Buena Noticia; El Anuncio de la Salvación es para "todo el hombre y para todos los hombres". Es un Evangelio Universal: Jesús es Universal. Tan Universal, que "nada de la experiencia humana es ajena a la Evangelización". La Evangelización es Universal. Entonces, es Católica.
Los católicos, según el Señor, somos universales, abiertos a todos, sin muros, con apertura y con mucho horizonte. El católico debe pensar y actuar como tal. Su gozo apostólico y su compromiso evangelizador y misionero, lo hace comprender que la salvación de Cristo es para todos. ¡Qué alegría! Mi compromiso me conduce al camino de abrazo y hermandad con todos. Esto es para hombres de corazones grandes y abiertos. Qué importante somos para Jesús, si nada más y nada menos, somos sus instrumentos, para poner su salvación y liberación al alcance de todos, sin exclusión alguna. Somos apóstoles de un Dios infinito y universal en su amor. El amor de Dios no tiene fronteras, tampoco, el amor de Dios, derramado en nuestros corazones: "Vayan y prediquen hasta los confines de la tierra". Así lo dice el Señor en su Evangelio. Y nosotros tenemos la dicha de cumplirlo. En este contexto, entrando a un asunto personal, quise hacerme eco del pedido de los más pobres, en las elecciones presidenciales de 1993. Sólo se trató de aprovechar esa coyuntura nacional electoral, para ir a las fronteras pastorales, y anunciar la Buena Nueva desde los pobres, en los pobres, por y para los pobres, pero a todos los chilenos sin exclusión. Así, quiero que entiendan mi "misión evangelizadora" de 1993. Nunca se buscó la Presidencia de la República. Sé que he sido incomprendido y muy criticado, incluso por mis hermanos. Los perdono a todos.
He repetido mucho la palabra "todos", y en este momento me parece oportuno decirle a los liturgos de mi Iglesia con mucho cariño: No me parece que, en momento de la Consagración de la Sangre de Cristo, se haya cambiado: "Tomen y beban... porque éste es el cáliz de mi Sangre de la Alianza Nueva y Eterna, que será derramada por ustedes y por "muchos" para el perdón de los pecados... Creo que ese "muchos y no "todos" contradice el Anuncio de la Epifanía y de la voluntad universal de Dios.
DENUNCIA:
El católico debe revisarse y convertirse a la universalidad de la misión de salvación cristiana. Lo "católico" en nosotros - si Dios, hoy, nace en nosotros,- hace necesario y urgente que todos los católicos entendamos, que es para entregarlo y compartirlo, como Pan de Vida, con todos, sin excluir a nadie: "Caritas Christi urget nos". Tenemos que hacer de Jesús Buena Nueva y Noticia de bienaventuranza para todos. El católico mismo debe ser manifestación de Dios para todos.
Pero, lamentablemente tenemos que denunciar muchas pifias de los católicos al respecto.
Hay cierto sectarismo. Hay una tendencia a hacer Iglesia centrada en sí misma. Han surgido, ciertos movimientos de espiritualidad, que se guardan; que encasillan y se apoderan de Jesús: "Qué bueno es estarnos aquí, Señor, hagamos tres tiendas… ". Se esconden. Quieren disfrutar solos del "tesoro de nuestra fe". Son los mismos que no han entendido el mandato de ser sal, fermento y luz del mundo. No son misioneros. No Evangelizan. No se encarnan ni se comprometen con la realidad y la historia de la humanidad. Son como el "sacerdote y levita" de la parábola del buen samaritano. No se meten en ningún conflicto. Le temen al compromiso político y a la política misma. "No son capaces de romper un huevo". No sólo se contentan para sí, sino que tratan de poner obstáculos a la Misión y Evangelización hacia fuera de la Iglesia. La quieren neutra e híbrida. Son los involucionistas, y restauradores de una Iglesia del Vaticano II, que "según los signos de los tiempos" nos mandó al mundo secular, a Evangelizarlo todo, que nos dijo: ´Abran las ventanas y puertas de la Iglesia… está un tanto encerrada, teniendo un aire enrarecido. Que salgan, hay que tomar el aire del mundo y hacerlo entrar, pues allí, también se está haciendo la Pascua de Cristo´. Cristo muere y resucita. Hay en el mundo signos de muerte, pero, surgen también signos de vida. "Vayan a Evangelizar al mundo, pero vayan no sólo como maestros, sino también como discípulos, déjense, también Evangelizar por el mundo". Todo esto contradice a ciertos católicos e Iglesia, objetivamente, tal vez, inconscientes egoístas e individualistas. Esos católicos, esos movimientos de espiritualidad, que han llevado a la Iglesia a no dar prioridad pastoral a la comunidades cristianas insertas en el mundo.
Se hace imperioso unas iglesias domésticas, insertas, encarnadas y comprometidas en la sociedad y en el mundo, para transformarlo en Reino, construyendo el Reino desde ya, aquí y ahora, esos católicos y esos movimientos no salvan a nadie.
Pero hay más. Hay católicos que cierran su corazón al que no piensa como nosotros; que tiene el prurito de hacer exclusiones y actuar haciendo discriminación y acepción de personas. Cuántas veces escuchamos los comentarios (más bien "pelambres"): "éste está en pecado, éste vive, separado de su mujer, con otra", "es un adúltero"… "son divorciados"… "está embarazada sin casarse"; "éste es comunista", "éste es masón"… "ateo o agnóstico". Son católicos que no han entendido nunca, que si existen todas esa situaciones, precisamente a ellos les corresponde asumir y evangelizar. El pecado se rechaza, pero, al que creemos pecador o equivocado, tenemos que abrirle los brazos, con un corazón abierto, para amarlo y salvarlo. Estamos en tiempo de salvación y no de condenación. A veces, no se ha entendido a Cristo y su Evangelio. Y al no entender, no se actúa bien, se tiende a convertirse en jueces.
Los católicos decimos seguir a Jesús y ser sus discípulos, más aún nos llamamos hijos de Dios, pero no se ha entendido o no se quiere entender que Cristo se manifestó desde el comienzo, rompiendo barreras, derribando muros y esquemas mentales rigoristas, sin espíritu, apegados a la letra de la ley. Sí, Cristo se manifestó a los Magos del Oriente. Más adelante, no se arrancó de la mujer adúltera ni la apedreó: la perdonó y la salvó. "He venido por los pecadores… tengo que buscar a las ovejas que no son de este aprisco… he venido para que todos tengan vida, y vida en abundancia… la voluntad del Padre es que no se pierda ninguno…". etc. etc. La Buena Nueva de Jesús no se ha entendido en profundidad. Es para todos, y también para "los hombres de buena voluntad" como llama el Vaticano II a los no creyentes. La Iglesia del Vaticano II propicia el diálogo con los no creyentes, siendo fiel a su Maestro. El diálogo entre creyentes y no creyentes es un desafío pastoral en la hora presente. Es un desafío para el Pueblo de Dios. Es un acicate y un celo pastoral, el Ecumenismo, también propuesto por el Concilio. Hoy se habla de "hermanos separados".
CONVOCACIÓN:
Creo que se deduce de las palabras anteriores.
PUEBLO DE DIOS: Sed universales: católicos. Sed Evangelizadores hasta los confines de la tierra. Sed misioneros. Anímense con la pastoral de las fronteras. Sed ecuménicos y pluralistas. Amen, sin muros y con mucho horizonte. Sean "epifanía", manifestación del Dios del Amor y de la Misericordia, para todo y para todos: sean salvación de "todo el hombre y de todos los hombres". En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Feliz Año Nuevo, grande en la misión y evangelización de ser manifestación de un Dios Amor y Misericordia, sin exclusión. Abran la puerta de la Misericordia a todos. Es un hermoso desafío de la hora presente. Recién estamos terminando un año centrado en la misericordia. Tengamos un ánimo de asumir, como buenos hijos de la Iglesia, la epifanía universal de Dios.
Con afecto y bendición para este 2017.
Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
Mateo 2, 1-12.
En un Curso Latinoamericano, para poner en práctica el Vaticano II, se nos insistió que la Evangelización siempre tiene un Anuncio, una Denuncia y una Convocación. En esta fiesta de la Epifanía trataré de poner en práctica esas advertencias.
ANUNCIO:
Epifanía: La Manifestación de Dios. Dios se manifiesta con un Amor Infinito. Ama a los hombres sin exclusión. Dios está al alcance de todos. Tiene un rostro de Bondad y Amor Universal. A Dios nadie puede controlarlo ni administrarlo. Tampoco encasillarlo ni guardarlo como quien atesora, para sí, en una caja de fondos.
El Amor de Dios ha explosionado. Y alcanza en su infinitud para todos. No ha permanecido indiferente ante la humanidad caída. Se ha abajado. Se ha inclinado con amor para curar las heridas de todos. Su Amor Y Salvación es Universal. ¡Bendito sea Dios!
Dios se manifiesta, en su amor y misericordia, encarnada en la persona de Jesús, no solo al pueblo escogido. Dios es Buena Noticia también para toda la gente representada en los Magos de Oriente. Esto quiere decir que el anuncio del Nacimiento de Jesús es para todos. No hay exclusión en el cumplimiento de las promesas de salvación de Dios. Con el Nacimiento de Emmanuel: Dios- con- nosotros, se llama a todos a recibir la salvación y liberación integral, que Jesús trae, como enviado del Padre. Los Magos eran de Oriente. Por tanto la salvación no es exclusiva de los hijos de Abraham. En vez de pensar: "Nosotros somos hijos de Abraham". "Porque yo les aseguro que de estas piedras Dios puede sacar hijos de Abraham… ", hoy día diríamos: el Amor y la Misericordia de Dios, Encarnada en Jesús, no es un privilegio sólo de los cristianos y católicos. No tiene límites ni fronteras. Dios ama a todos los hombres. Y siguiendo al Vaticano II y al gran Papa Pablo VI diremos, reiterando: La Buena Noticia; El Anuncio de la Salvación es para "todo el hombre y para todos los hombres". Es un Evangelio Universal: Jesús es Universal. Tan Universal, que "nada de la experiencia humana es ajena a la Evangelización". La Evangelización es Universal. Entonces, es Católica.
Los católicos, según el Señor, somos universales, abiertos a todos, sin muros, con apertura y con mucho horizonte. El católico debe pensar y actuar como tal. Su gozo apostólico y su compromiso evangelizador y misionero, lo hace comprender que la salvación de Cristo es para todos. ¡Qué alegría! Mi compromiso me conduce al camino de abrazo y hermandad con todos. Esto es para hombres de corazones grandes y abiertos. Qué importante somos para Jesús, si nada más y nada menos, somos sus instrumentos, para poner su salvación y liberación al alcance de todos, sin exclusión alguna. Somos apóstoles de un Dios infinito y universal en su amor. El amor de Dios no tiene fronteras, tampoco, el amor de Dios, derramado en nuestros corazones: "Vayan y prediquen hasta los confines de la tierra". Así lo dice el Señor en su Evangelio. Y nosotros tenemos la dicha de cumplirlo. En este contexto, entrando a un asunto personal, quise hacerme eco del pedido de los más pobres, en las elecciones presidenciales de 1993. Sólo se trató de aprovechar esa coyuntura nacional electoral, para ir a las fronteras pastorales, y anunciar la Buena Nueva desde los pobres, en los pobres, por y para los pobres, pero a todos los chilenos sin exclusión. Así, quiero que entiendan mi "misión evangelizadora" de 1993. Nunca se buscó la Presidencia de la República. Sé que he sido incomprendido y muy criticado, incluso por mis hermanos. Los perdono a todos.
He repetido mucho la palabra "todos", y en este momento me parece oportuno decirle a los liturgos de mi Iglesia con mucho cariño: No me parece que, en momento de la Consagración de la Sangre de Cristo, se haya cambiado: "Tomen y beban... porque éste es el cáliz de mi Sangre de la Alianza Nueva y Eterna, que será derramada por ustedes y por "muchos" para el perdón de los pecados... Creo que ese "muchos y no "todos" contradice el Anuncio de la Epifanía y de la voluntad universal de Dios.
DENUNCIA:
El católico debe revisarse y convertirse a la universalidad de la misión de salvación cristiana. Lo "católico" en nosotros - si Dios, hoy, nace en nosotros,- hace necesario y urgente que todos los católicos entendamos, que es para entregarlo y compartirlo, como Pan de Vida, con todos, sin excluir a nadie: "Caritas Christi urget nos". Tenemos que hacer de Jesús Buena Nueva y Noticia de bienaventuranza para todos. El católico mismo debe ser manifestación de Dios para todos.
Pero, lamentablemente tenemos que denunciar muchas pifias de los católicos al respecto.
Hay cierto sectarismo. Hay una tendencia a hacer Iglesia centrada en sí misma. Han surgido, ciertos movimientos de espiritualidad, que se guardan; que encasillan y se apoderan de Jesús: "Qué bueno es estarnos aquí, Señor, hagamos tres tiendas… ". Se esconden. Quieren disfrutar solos del "tesoro de nuestra fe". Son los mismos que no han entendido el mandato de ser sal, fermento y luz del mundo. No son misioneros. No Evangelizan. No se encarnan ni se comprometen con la realidad y la historia de la humanidad. Son como el "sacerdote y levita" de la parábola del buen samaritano. No se meten en ningún conflicto. Le temen al compromiso político y a la política misma. "No son capaces de romper un huevo". No sólo se contentan para sí, sino que tratan de poner obstáculos a la Misión y Evangelización hacia fuera de la Iglesia. La quieren neutra e híbrida. Son los involucionistas, y restauradores de una Iglesia del Vaticano II, que "según los signos de los tiempos" nos mandó al mundo secular, a Evangelizarlo todo, que nos dijo: ´Abran las ventanas y puertas de la Iglesia… está un tanto encerrada, teniendo un aire enrarecido. Que salgan, hay que tomar el aire del mundo y hacerlo entrar, pues allí, también se está haciendo la Pascua de Cristo´. Cristo muere y resucita. Hay en el mundo signos de muerte, pero, surgen también signos de vida. "Vayan a Evangelizar al mundo, pero vayan no sólo como maestros, sino también como discípulos, déjense, también Evangelizar por el mundo". Todo esto contradice a ciertos católicos e Iglesia, objetivamente, tal vez, inconscientes egoístas e individualistas. Esos católicos, esos movimientos de espiritualidad, que han llevado a la Iglesia a no dar prioridad pastoral a la comunidades cristianas insertas en el mundo.
Se hace imperioso unas iglesias domésticas, insertas, encarnadas y comprometidas en la sociedad y en el mundo, para transformarlo en Reino, construyendo el Reino desde ya, aquí y ahora, esos católicos y esos movimientos no salvan a nadie.
Pero hay más. Hay católicos que cierran su corazón al que no piensa como nosotros; que tiene el prurito de hacer exclusiones y actuar haciendo discriminación y acepción de personas. Cuántas veces escuchamos los comentarios (más bien "pelambres"): "éste está en pecado, éste vive, separado de su mujer, con otra", "es un adúltero"… "son divorciados"… "está embarazada sin casarse"; "éste es comunista", "éste es masón"… "ateo o agnóstico". Son católicos que no han entendido nunca, que si existen todas esa situaciones, precisamente a ellos les corresponde asumir y evangelizar. El pecado se rechaza, pero, al que creemos pecador o equivocado, tenemos que abrirle los brazos, con un corazón abierto, para amarlo y salvarlo. Estamos en tiempo de salvación y no de condenación. A veces, no se ha entendido a Cristo y su Evangelio. Y al no entender, no se actúa bien, se tiende a convertirse en jueces.
Los católicos decimos seguir a Jesús y ser sus discípulos, más aún nos llamamos hijos de Dios, pero no se ha entendido o no se quiere entender que Cristo se manifestó desde el comienzo, rompiendo barreras, derribando muros y esquemas mentales rigoristas, sin espíritu, apegados a la letra de la ley. Sí, Cristo se manifestó a los Magos del Oriente. Más adelante, no se arrancó de la mujer adúltera ni la apedreó: la perdonó y la salvó. "He venido por los pecadores… tengo que buscar a las ovejas que no son de este aprisco… he venido para que todos tengan vida, y vida en abundancia… la voluntad del Padre es que no se pierda ninguno…". etc. etc. La Buena Nueva de Jesús no se ha entendido en profundidad. Es para todos, y también para "los hombres de buena voluntad" como llama el Vaticano II a los no creyentes. La Iglesia del Vaticano II propicia el diálogo con los no creyentes, siendo fiel a su Maestro. El diálogo entre creyentes y no creyentes es un desafío pastoral en la hora presente. Es un desafío para el Pueblo de Dios. Es un acicate y un celo pastoral, el Ecumenismo, también propuesto por el Concilio. Hoy se habla de "hermanos separados".
CONVOCACIÓN:
Creo que se deduce de las palabras anteriores.
PUEBLO DE DIOS: Sed universales: católicos. Sed Evangelizadores hasta los confines de la tierra. Sed misioneros. Anímense con la pastoral de las fronteras. Sed ecuménicos y pluralistas. Amen, sin muros y con mucho horizonte. Sean "epifanía", manifestación del Dios del Amor y de la Misericordia, para todo y para todos: sean salvación de "todo el hombre y de todos los hombres". En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Feliz Año Nuevo, grande en la misión y evangelización de ser manifestación de un Dios Amor y Misericordia, sin exclusión. Abran la puerta de la Misericordia a todos. Es un hermoso desafío de la hora presente. Recién estamos terminando un año centrado en la misericordia. Tengamos un ánimo de asumir, como buenos hijos de la Iglesia, la epifanía universal de Dios.
Con afecto y bendición para este 2017.
Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+