José Gómez Caffarena, SJ, recibió un homenaje póstumo en Comillas
Caffarena, que falleció el pasado mes de febrero, era profesor emérito de Metafísica y Filosofía en Comillas; contribuyó en 1967 a la fundación del Instituto Fe y Secularidad, que dirigió entre 1972 y 1986, y, desde entonces hasta 2001, presidió su consejo. Impartió cursos en la Gregoriana de Roma y en diversas facultades españolas e iberoamericanas; fundó y dirigido el Máster en Ciencias de la Religión de Comillas y, durante varios lustros, dirigió un seminario en el Instituto de Filosofía. Entre sus numerosas publicaciones, destaca la trilogía Metafísica fundamental, Metafísica trascendental y Metafísica religiosa (1969-1973), El teísmo moral de Kant (1984), La entraña humanista del cristianismo (1987) y El Enigma y el Misterio. Una filosofía de la religión (2007).
Concha Roldán, que definió a Caffarena como una persona sabia y entrañable, repasó la historia de su vinculación al Instituto de Filosofía, que se materializó en tres áreas: el Seminario de Filosofía de las Religiones, las Conferencias Aranguren y las publicaciones, en concreto, en el tercer volumen de la Enciclopedia Ibérica de Filosofía, dedicada a la religión. "Él insistía en la importancia de que la religión sea tratada desde el pensamiento, la reflexión y la filosofía", recordó.
"Caffarena ha muerto pero no ha muerto", dijo Manuel Fraijó, para quien el profesor homenajeado hizo buena la frase de San Agustín, "vive de tal forma que cuando mueras no mueras". Rememoró los días de la Facultad de Filosofía de Alcalá de Henares, en la que impartía clases memorables: "Nos enseñó altura de miras, lo que no asimilábamos como proyecto de vida lo hacíamos como bagaje cultural". Caffarena fue ante todo cristiano y, además, un jesuita convencido, que "buscó siempre la verdad con mucha humildad, y la encontró". Entre el amplio legado que el filósofo ha dejado a sus discípulos, Fraijó destacó tres conceptos de la filosofía de la religión que él hizo válidos para la metafísica profana: misterio, tradición y esperanza.
Antonio García-Santesmases hizo memoria de los tiempos del profesor en el Instituto de Fe y Secularidad, que contribuyó a fundar, y en el Foro del Hecho Religioso. Aseguró que, gracias a sus encuentros con Caffarena, en el que descubrió a un maestro, él se hizo filósofo. Destacó también la importancia del foro, que dirigió con el filósofo José Luis López Aranguren, donde se encontraban cada año intelectuales interesados en las distintas implicaciones del fenómeno religioso. Esto fue fundamental para Caffarena: "Estaba acostumbrado a dialogar en la filosofía, pero allí además dialogábamos con otras religiones".
Como sucesor de Caffarena al frente de las clases de metafísica en Comillas, Antonio Sánchez Orantos compartió con el público "las verdades que el grabó en mi corazón". La filosofía, dijo, no puede admitir ningún prejuicio, ninguna verdad que venga de ella misma. Estaba convencido de que "la metafísica tiene que autofundamentarse o no será". En sus clases explicaba que el primer problema de la filosofía es el camino, el método. Advertía a sus alumnos del "peligro evidente de la soberbia", y otra de sus grandes convicciones era que "a Dios nadie le ha visto jamás". Con él, dijo, se aprendía a aceptar nuestra finitud, a rechazar la tentación de querer ser como Dios.
"Aprendí muchas cosas a las sombras de Caffarena", comenzó diciendo Camino Cañón. La Directora de la Cátedra de Ciencia Tecnología y Religión quiso aprovechar la ocasión para referir "cosas que si no se cuentan hoy, no se sabrán nunca". Comenzó explicando que Caffarena recibió el encargo ministerial de elaborar una propuesta para la posible inclusión de un grado en Ciencias de las Religiones en la universidad pública. Ese proyecto, que nunca vio la luz, sirvió para que la Junta de Gobierno de Comillas le encomendara el diseño y la dirección del Máster en Ciencias de la Religión, que ha tenido más de dos decenios de vida en la universidad. A principios de la década de los 90, continuó Cañón, "al equipo rectoral nos pareció buena idea promover su candidatura a los Premios Príncipe de Asturias"; sin embargo, el profesor Caffarena, en una preciosa carta el Rector Guillermo Rodríguez-Izquierdo, declinó el honor. Estos y otros episodios, dijo, sirven para ilustrar "su espíritu de apertura y colaboración".
El Rector, que también fue alumno suyo, confesó que las lecciones de Caffarena sobre Kant le marcaron de por vida, como filósofo moral que es. En Caffarena, aseguró, "confluyen muchas cosas de manera prodigiosa: la profundidad filosófica con la tradición ignaciana de libertad y conciencia". Martínez alabó que el homenaje académico y científico de las instituciones en las que desempeñó su ejercicio sirviera para celebrar la vida de Caffarena, "amigo, compañero y maestro".
El emotivo acto concluyó con la intervención de Carlos Martínez Voces, antiguo alumno del homenajeado, que leyó unos versos del poema que le inspiró su profesor y le sirvió para ganar el premio de poesía del Memorial Florencia Segura, que convoca la universidad, en el año 1994.