Francisco preside la Liturgia de Viernes Santo en la basílica de San Pedro Cantalamessa denuncia el "relativismo total" que impregna todo "nuestro mundo occidental descristianizado"
Dura diatriba del predicardor de la Casa Pontificia, quien llama a "evitar que los creyentes, quién sabe, tal vez solo unos pocos estudiantes universitarios, sean arrastrados a este vórtice del nihilismo que es el verdadero "agujero negro" del universo espiritual"
Francisco mantuvo la tradición de permanecer en silencio y oración ante la cruz al comienzo de los Oficios del Viernes Santo. Sentado en su silla de ruedas, y revestido de rojo, el Papa mantuvo un profundo silencio antes de dar comienzo a la Liturgia de este día en que se recuerda la Pasión y Muerte de Cristo
No se arrodilló, porque la rodilla ya no le responde como debiera, pero Francisco mantuvo la tradición de permanecer en silencio y oración ante la cruz al comienzo de los Oficios del Viernes Santo. Sentado en su silla de ruedas, y revestido de rojo, el Papa mantuvo un profundo silencio antes de dar comienzo a la Liturgia de este día en que se recuerda la Pasión y Muerte de Cristo.
Bergoglio presidió la ceremonia frente a la estatua de Pedro, mientras que la homilía, como suele ser habitual en esta jornada, corrió a cargo del predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa. "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu Resurrección", recordó éste en su predicación, tras escuchar el relato de la Pasión.
"Otra muerte de Dios, sin embrago, ha sido proclamada durante más de un siglo en nuestro mundo occidental descristianizado", recalcó el purpurado, denunciando la muerte "ideológica y no histórica", una narrativa que ha hecho 'carrera' en ciertos ambientes y que Cantalamessa achacó a Nietzsche. Pero, "dejado de sí mismo, el hombre no es nada", advirtió.
"No se nos permite juzgar el corazón de un hombre que solo Dios conoce", apuntó el predicador, quien recordó que "la oración de Jesús en la cruz: 'Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen', ¡no fue dicha sólo para los que estaban presentes en el Calvario ese día!". Lo que sí hizo Cantalamessa es juzgar los frutos de esas proclamas, "un relativismo total en todos los campos: ética, lenguaje, filosofía, arte y, por supuesto, religión".
La fuerza del nihilismo
"Nada más es sólido; todo es líquido, o incluso vaporoso. En la época del romanticismo la gente se deleitaba en la melancolía, hoy en el nihilismo", lamentó. Frente a ello, recalcó Cantalamessa, "como creyentes, es nuestro deber mostrar lo que hay detrás o debajo de esa proclamación".
"¿Por qué hablar de todo esto en una liturgia de Viernes Santo?", se preguntó el predicador de la Casa Pontificia. "No para convencer a los ateos de que Dios no está muerto", sino "para evitar que los creyentes, quién sabe, tal vez solo unos pocos estudiantes universitarios, sean arrastrados a este vórtice del nihilismo que es el verdadero "agujero negro" del universo espiritual".
Etiquetas