Francisco envía un videomensaje a los jóvenes que participarán en la JMJ de Cracovia "Deseo ofrecer al mundo un mosaico de rostros diferentes, de tantas razas, lenguas, pueblos y culturas"
(RV).- Cracovia se prepara para la Jornada Mundial de la juventud, que comenzará el martes 26 de julio con la ceremonia de apertura. Esa tarde, el Cardenal Stanisław Dziwisz, Arzobispo de Cracovia - quien durante muchos años fue secretario personal de San Juan Pablo II - presidirá la Santa Misa en el Parque Błonia. Mientras el Papa Francisco llegará al día siguiente.
En efecto, el próximo miércoles, 27 de julio, comenzará el Viaje Apostólico del Santo Padre a Polonia, con ocasión de la 31ª Jornada Mundial de la Juventud que concluirá el domingo 31 de julio.
Mediante un video mensaje, Francisco se dirige a estos queridos hermanos y hermanas recordando en primer lugar la inminente Jornada Mundial de la Juventud, que le permitirá encontrarse con los jóvenes del mundo en Cracovia, y que también le ofrecerá la oportunidad de encontrarse con la querida nación polaca. Y explica que todo estará marcado por el signo de la misericordia, en este Año jubilar, y por la memoria agradecida y devota de San Juan Pablo II quien fue, precisamente, el artífice de estas Jornadas, además de guía del pueblo polaco en su reciente camino histórico hacia libertad.
El Obispo de Roma agradece a los jóvenes polacos todo lo que están haciendo en favor de este gran encuentro, y también se dirige a los de toda Europa, África, América, Asia y Oceanía, con su bendición para sus países de origen, sin olvidar los deseos que tienen a fin de que la cita de Cracovia represente una peregrinación de fe y de fraternidad.
Además de manifestarles el gran deseo que tiene de encontrarse con todos ellos, para ofrecer al mundo "un nuevo signo de armonía, un mosaico de rostros diferentes, de tantas razas, lenguas, pueblos y culturas, pero todos unidos en el nombre de Jesús, que es el Rostro de la Misericordia", afirma que siente que es un gran don del Señor estar con el pueblo polaco, "que en su historia ha atravesado tantas pruebas, algunas muy duras, y ha salido adelante con la fuerza de la fe, sostenido por la mano materna de la Virgen María".
De ahí que el Santo Padre manifieste su certeza de que la peregrinación al Santuario de Częstochowa será para él una inmersión en esta fe probada, que le hará mucho bien. Al mismo tiempo, Francisco agradece a los Obispos y sacerdotes, a los religiosos y religiosas, y a los fieles laicos, especialmente a las familias, a quienes lleva espiritualmente su Exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia. Porque como les dice el Pontífice la salud moral y espiritual de una nación se ve por sus familias.
Éste es el texto del videomensaje:
Queridos hermanos y hermanas:
Está ya cercana la trigésima primera Jornada Mundial de la Juventud, que me lleva a encontrar a los jóvenes del mundo, convocados en Cracovia, y que me ofrece también la feliz oportunidad de encontrarme con la querida nación polaca. Todo va a estar marcado por el signo de la misericordia, en este Año jubilar, y por la memoria agradecida y devota de san Juan Pablo II, que fue el artífice de la Jornada Mundial de la Juventud, y fue el guía del pueblo polaco en su reciente camino histórico hacia libertad.
Queridos jóvenes polacos, sé que desde hace tiempo estáis preparando, sobre todo con la oración, el gran encuentro de Cracovia. Os agradezco de corazón todo lo que estáis haciendo, y el amor con el que lo hacéis; desde ahora, os abrazo y os bendigo.
Queridos jóvenes de toda Europa, África, América, Asia y Oceanía, bendigo también vuestros países, vuestros deseos y vuestros pasos hacia Cracovia, para que sean una peregrinación de fe y de fraternidad. Que el señor Jesús os conceda la gracia de experimentar en vosotros mismos estas palabras suyas: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mt 5,7).
Deseo mucho encontrarme con vosotros, para ofrecer al mundo un nuevo signo de armonía, un mosaico de rostros diferentes, de tantas razas, lenguas, pueblos y culturas, pero todos unidos en el nombre de Jesús, que es el Rostro de la Misericordia.
Y ahora me dirijo a vosotros, queridos hijos e hijas de la nación polaca. Siento que es un gran don del Señor el estar entre vosotros, por que sois un pueblo que en su historia ha atravesado tantas pruebas, algunas muy duras, y ha salido adelante con la fuerza de la fe, sostenido por la mano materna de la Virgen María. Estoy convencido de que la peregrinación al Santuario de Częstochowa será para mí una inmersión en esta fe probada, que me hará mucho bien. Os agradezco las oraciones con las que estáis preparando mi visita. Doy las gracias a los Obispos y sacerdotes, a los religiosos y religiosas, a los fieles laicos, especialmente a las familias, a las que llevo en espíritu la Exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia. La «salud» moral y espiritual de una nación se ve por sus familias; por eso, san Juan Pablo II se interesaba especialmente por los novios, los jóvenes esposos y por las familias. Continuad por este camino.
Queridos hermanos y hermanas, os envío este mensaje como prueba de mi afecto. Permanezcamos unidos en la oración. ¡Y nos vemos en Polonia!