"Francisco no quiere romper la cuerda, por eso va a tener cuidado" José Manuel Vidal: "El Papa tiene el enemigo en casa y son enemigos muy potentes"

(Fernando Fuentes).- El tercer aniversario de la elección del Papa Francisco, que se conmemora hoy, encuentra al destacado vaticanista español José Manuel Vidal en Chile. Se trata de la primera visita al país del director del influyente portal Religión Digital, que cuenta con más de 5,5 millones de visitas mensuales. En medio de su apretada agenda, Vidal conversó con La Tercera sobre la impronta que, a su juicio, el argentino Jorge Mario Bergoglio ha intentado darle al Vaticano desde la sorpresiva e inédita renuncia de Benedicto XVI, en 2013.

A su juicio, "la Curia no preveía que el Papa Francisco fuese más allá". Al cumplirse tres años de su pontificado, ¿qué balance hace de su gestión?

Mi balance es superpositivo. Yo creo que ha sido espectacular lo que ha conseguido. Primero, cambiando la tendencia de fondo, al descongelar el concilio, al volver a poner el espíritu del concilio -con todo lo que eso conlleva- en primera plana. Sólo eso es fundamental, es un cambio tremendo. Después cambió el espacio del Papa, su tiempo. Ahora el Papa ya no dedica su tiempo ni a los grandes, ni a los ricos, ni a la jerarquía. El tiempo fundamental se lo dedica a los más pequeños, a los más pobres. Este Papa no es como los otros en ningún sentido, en ningún aspecto. En la forma de vestir, en la forma de andar, incluso en el ejemplo. Este Papa predica con el ejemplo. Su gran aporte fue que todo lo que dice lo hace primero. No exige a los demás lo que él no cumplió primero. Yo creo que esos son los grandes avances, aparte de los avances concretos. Ha creado magisterio, es decir, la cosa no puede dar marcha atrás porque hay ya magisterio creado.

¿Este cambio de tendencia que a su juicio ha emprendido el Papa Francisco es irreversible?

Yo creo que es irreversible. Primero, porque ha creado magisterio. La tendencia no es sólo un cambio esporádico, gestual, de lenguaje y superficial. Es un cambio de fondo, que además está apoyado en el magisterio y, por tanto, el próximo Papa nunca podrá volver atrás. Podrá matizar, pero está obligado a seguir esa tendencia. Entre otras cosas, porque la gente no lo entendería. Al final la Iglesia es como cualquier otra institución que vende su producto a la gente, y al pueblo lo está seduciendo con ese tipo de Iglesia abierta, samaritana, hospital de campaña, con cabida a todos. Esa es la dinámica. Por lo tanto, si no quieren perder capital humano, y no quieren perderlo porque ya están tocando fondo, el próximo Papa tiene que seguir el camino marcado, con sus adaptaciones, con otra forma, pero siguiendo las líneas de fondo.

Pese a ello, usted sostiene que "el poder real lo tiene la Curia". ¿En qué estado se encuentra la reforma emprendida por el Papa a la Curia? ¿Está estancada?

No, eso va a adelante, claro que no tan deprisa como le hubiese gustado a algunos. Se ha reformado el IOR (Banco Vaticano), todo el mecanismo económico. Eso está limpio. También está limpio el sector de las comunicaciones, está reformado, por eso crea una Secretaría de Comunicación, con un prefecto nuevo (Darío Viganò). Y ahora queda el otro polo a cambiar, los grandes dicasterios de la Curia, que se está en ello. Yo creo que antes del verano (boreal) se van a cambiar absolutamente todos.

Usted ha denunciado la "invisibilización" del mensaje del Papa. En su opinión, de los grandes temas que él plantea, ¿cuáles son los que provocan más escozor?

Yo creo que la denuncia del sistema capitalista que crea descartes, que deja a grandes sectores de la población en las cunetas de la historia y de la vida, y que no es capaz de hacer que un trabajador con un trabajo digno sea capaz de llevar el pan a casa todos los días. Que el Papa de Roma, convertido en líder absolutamente global -con una autoridad moral que nadie le discute, está por encima de cualquier líder global en este momento- cuestione de raíz el sistema operativo del capitalismo, el capitalismo que crea inequidad, que no satisface las demandas de tierra, techo y trabajo, eso está produciendo escozor en el gran sistema mercantilista, corporativista que rige al mundo. Ya no pueden frenarlo. Por eso ahora la estrategia consiste en invisibilizar y silenciar los argumentos que atacan de raíz a un sistema que crea cada vez más pobreza, por eso sus grandes mensajes en torno a esto nunca salen.

Según vaticanistas, el Papa enfrenta una fuerte resistencia en sectores de la Curia. ¿Cuáles son esos detractores?

Los grupos de poder en la Curia funcionan como lobbies, como cuerdas que se sujetan unas a otras y hay un capo en cada una de esas cuerdas. Normalmente esos capos son italianos, los grandes cardenales italianos desde Sodano, Bertone, Re y algunos extranjeros que se han añadido. Todos ellos funcionan como auténticas cordadas, entonces si el Papa empieza a cortarles privilegios, empieza a ir en un sentido que no quieren, ellos maniobran en la oscuridad y a la luz abiertamente. ¿Qué ha pasado? Que se han dado de bruces con un Papa que tiene una capacidad de maniobra estratégica, política impresionante y que tiene carácter. Está convencido de que tiene una misión que cumplir y sabe que la tiene que cumplir, y si alguien le entorpece el camino se lo va a quitar de en medio.

¿Lo ve como un Papa solitario?

Yo creo que tiene muchísimo más apoyo que ningún otro Papa del pueblo, de las bases y quizá menos apoyo que ningún otro Papa del alto clero. El enemigo lo tiene en casa y son enemigos muy potentes, porque están acostumbrados a manejar los hilos en las sombras y los han manejado por más de 30 años. En otro momento, cualquier otro Papa hubiera cedido ante este poder de maniobra que tiene toda esta gente que está allí metida en la Curia.

¿Hasta dónde cree que el Papa puede llegar con sus reformas sin provocar un cisma, como advierten conservadores europeos?

El Papa no quiere romper la cuerda. Tensar demasiado la cuerda significa romper, y en la Iglesia el máximo bien es la comunión, que es que la unidad no se rompa, que no haya un cisma. Entonces por eso va a tener cuidado. Por eso en los temas más delicados va muy despacio y por eso al ir despacio descoloca a la gente de izquierda. El equilibrio entre tensar y no romper es lo que más le va a costar, es lo que más le está costando en este momento.

Respecto a los casos de pedofilia , usted sostiene que el Papa quisiera "dar un puñetazo en la mesa". Sin embargo, el tribunal que creó en junio para juzgar a obispos acusados de encubrir a curas no parece avanzar tan rápido. ¿Cuál es su opinión?

No está avanzado. Yo creo que las inercias llevan a un poco la política anterior, a querer tapar, encubrir, a no poner en funcionamiento realmente eficaz, entonces lo que le están haciendo al Papa en estos momentos para que no logre sus objetivos es decirle que sí, pero tardar mucho en activar medidas concretas. Hace ya casi un año que puso en marcha ese tribunal y no está siendo operativo. Ha creado una comisión, de la que forman parte cardenales, obispos y víctimas, y pues de esa comisión se acaba de ir una de las víctimas porque dice que (la comisión) no está haciendo nada.

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