Dado que muchas personas y familias de todo el mundo siguen enfrentándose a un periodo de grave incertidumbre como consecuencia de la pandemia, el Cardenal Jean-Claude Hollerich y Monseñor José Horacio Gómez, Presidentes de la COMECE y de la USCCB respectivamente, esperan que "la próxima cumbre conduzca a una redefinición de las prioridades comunes al servicio de una recuperación justa y centrada en las personas, intensificando los esfuerzos comunes por un mundo más pacífico y reforzando el compromiso con el cuidado efectivo de nuestra casa común".
Aunque la vacunación avanza a buen ritmo, tanto en el Viejo Continente como en Estados Unidos, los Obispos recuerdan a los líderes políticos que la mayoría de los países están todavía lejos de la perspectiva de un mundo post-Covid, y les animan a acelerar los esfuerzos, incluso a través de la herramienta COVAX, para garantizar un acceso equitativo a las vacunas para todos, especialmente para los más pobres y vulnerables. De hecho, la asociación COVAX, que incluye a Gavi, la Alianza para las Vacunas, la Organización Mundial de la Salud (OMS), Unicef y la Coalition for Epidemic Preparedness Innovations (CEPI), permite compartir conocimientos y experiencia y establecer una red única de distribución de vacunas.
En la declaración, los Obispos instan a la UE y a EE.UU. a ser "faros para toda la comunidad y motores de una revitalización de la cooperación multilateral".
Escuchando el clamor de la tierra y de los pobres", prosigue la declaración, "la Iglesia católica pide también a los dirigentes que miren a la ecología integral, como se indica en Laudato si'. Es decir, abordar los problemas del cambio climático como una oportunidad para mejorar las condiciones generales de vida, la salud, el transporte, la energía y la seguridad, y para crear nuevas oportunidades de empleo".
Los Obispos esperan una asociación "fructífera y mutuamente beneficiosa" no sólo para los ciudadanos europeos y estadounidenses, sino para toda la familia humana.