Tagle presidió el Rosario en la basílica donde será enterrado mañana Francisco Santa María la Mayor ya reza por el Papa

"El Maestro y Señor vino a darnos la vida, la vida que no tendrá fin. Con este espíritu -concluyó- recemos por nuestro amado Santo Padre Francisco, confiándolo a las tiernas manos de María Santísima, Salus Populi Romani. Puerta del cielo intercede por nosotros"

(Vatican News).- La foto de Francisco, la copia de «su» Maria Salus Populi Romani en el parvis de la Basílica de Santa María la Mayor, el pueblo de Dios llegado desde el extranjero, pero también desde distintas partes de Italia para rezar por él, en una tarde húmeda por la lluvia vespertina. Todo habla del Papa en este lugar elegido para su descanso eterno.

Especial Papa Francisco y Cónclave

El rezo del Rosario, introducido por el Cardenal Luis Antonio Tagle, Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, estuvo precedido por el tañido de las campanas de la Basílica por encima del ruido del tráfico y de una vida frenética que nunca se detiene, y luego por la entonación del himno mariano «Iré a verla un día».

En las tiernas manos de María

El Cardenal introdujo los Misterios Luminosos recordando las palabras de Jesús resucitado a sus discípulos turbados por los acontecimientos de la Pasión. «¿Por qué estáis turbados y por qué surgen dudas en vuestros corazones?», Jesús, recordó el cardenal Tagle, «se da a conocer, los toca, come con ellos y continúa abriendo los horizontes de sus corazones a través de la explicación de las Escrituras para liberarlos del miedo a la muerte». Palabras, añadi,o dirigidas «a cada uno de nosotros para dar esperanza y certeza a nuestra vida». «El Maestro y Señor vino a darnos la vida, la vida que no tendrá fin. Con este espíritu -concluyó- recemos por nuestro amado Santo Padre Francisco, confiándolo a las tiernas manos de María Santísima, Salus Populi Romani. Puerta del cielo intercede por nosotros».

La copia de la Salus Populi Romani

La copia de la Salus Populi Romani

Afecto por el Papa Francisco

Muchos fieles rezaron al unísono con el rosario en mano, cada uno con una historia diferente y hermosa, cada uno conmovido por los gestos y las palabras del Papa Francisco. Estaba Monika, por ejemplo, que vino de Viena. El lunes, poco antes de enterarse de la muerte del Obispo de Roma, había sacado su billete para venir a Roma y asistir a la canonización de Carlos Acutis. El cambio de planes no la hizo renunciar al viaje, al contrario. Aquí ante la Virgen recordó la revolución de ternura de Francisco, refiriéndose a un encuentro en enero en la Basílica de San Pablo Extramuros, cuando el Papa había besado suavemente a un recién nacido. Michela, por su parte, procede de la provincia de Bérgamo y contó que ha venido a Roma para rendir homenaje a Francisco en San Pedro. Mañana se marchará, pero llegó a tiempo para atravesar la Puerta Santa y rezar ante el féretro del Papa. «Hicimos una fila muy corta», en realidad fueron unas buenas dos horas, pero ese «muy corta» da buena cuenta del cariño que el pueblo de Dios ha tenido siempre por Jorge Mario Bergoglio.

El cardenal Luis Antonio Tagle guió el rezo del Santo Rosario

El cardenal Luis Antonio Tagle guió el rezo del Santo Rosario

Los rosarios bendecidos

Entre las muchas personas presentes, está Teresa, de Terlizzi, en la provincia de Bari, que, antes del rosario, hizo bendecir su rosario de perlas blancas por un sacerdote sentado unas filas más atrás. Lo pide con amabilidad y emoción, tiene otros en su bolso y los hace bendecir también, probablemente al volver a su país los distribuirá entre sus seres más queridos como recuerdo de los días de luto por el Papa. El rezo del Rosario terminó con el canto de la «Salve Regina» y la oración de encomienda a María Salus Populi Romani, la Madre dispuesta a abrazar de nuevo a su amado hijo Francisco.

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