Madrid, con su historia y su renovación; Toronto, con su diversidad y su apertura. Dos ciudades, cuatro cardenales, un cónclave Madrid, Toronto y Washington: las tres ciudades-diócesis con sendos cardenales en el cónclave

"Tres ciudades emergen como faros insólitos en el horizonte del próximo cónclave: Madrid, Toronto y Washington"
"Madrid, Toronto y Washington no solo tendrán un doble peso en la elección del próximo Papa, sino que encarnan las tensiones y esperanzas de una Iglesia en transición"
"La dupla de Collins y Leo refleja la diversidad y el dinamismo de una Iglesia que, en Canadá, ha sabido adaptarse a un contexto multicultural y secularizado"
"La archidiócesis de la capital estadounidense estará representada por el cardenal Wilton Gregory, arzobispo emérito, y el cardenal Robert McElroy, actual arzobispo"
"La dupla de Collins y Leo refleja la diversidad y el dinamismo de una Iglesia que, en Canadá, ha sabido adaptarse a un contexto multicultural y secularizado"
"La archidiócesis de la capital estadounidense estará representada por el cardenal Wilton Gregory, arzobispo emérito, y el cardenal Robert McElroy, actual arzobispo"
En el delicado entramado de la Iglesia católica, donde la fe dialoga con la historia y la estrategia vaticana, tres ciudades emergen como faros insólitos en el horizonte del próximo cónclave: Madrid, Toronto y Washington. Estas metrópolis, tan dispares en su pulso cultural y geográfico, comparten un privilegio sin precedentes en la historia reciente: son las únicas archidiócesis del mundo que contarán con dos cardenales cada una entre los 135 purpurados menores de 80 años que, bajo los frescos de la Capilla Sixtina, elegirán al sucesor de Francisco.
Un fenómeno que no es mera anécdota, sino un reflejo de la visión de un Papa que redibujó el mapa del poder eclesial. Madrid, Toronto y Washington no solo tendrán un doble peso en la elección del próximo Papa, sino que encarnan las tensiones y esperanzas de una Iglesia en transición.
Madrid: la fe española entre la tradición y el cambio

La archidiócesis de Madrid, corazón católico de España, llega al cónclave con dos figuras de envergadura: el cardenal Carlos Osoro Sierra, arzobispo emérito, y el cardenal José Cobo Cano, actual pastor de la diócesis. Osoro, a sus 79 años, es un veterano de talante franciscano, apodado el “peregrino”. Su experiencia al frente de una archidiócesis compleja, en un país donde la secularización avanza a pasos agigantados, lo convierte en una voz respetada, aunque su edad lo sitúa al filo de la elegibilidad (cumple 80 en mayo de 2025).
Por su parte, José Cobo, elevado a cardenal en 2023, representa la renovación. A sus 59 años, este pastor de origen andaluz ha irrumpido en la escena vaticana con un perfil dinámico y comprometido con los retos sociales de la España contemporánea: inmigración, desigualdad y secularización. Su juventud relativa y su sintonía con el proyecto reformista de Francisco lo convierten en una voz fresca en el cónclave, capaz de conectar con los cardenales de la “nueva guardia” nombrados por el Papa fallecido, que constituyen el 80% de los electores.
La presencia de dos cardenales madrileños no es solo un reconocimiento a la relevancia de la archidiócesis, sino también un reflejo de la transición que vive la Iglesia española: de una tradición sólida a una apertura hacia los desafíos del siglo XXI. Madrid, en este sentido, se erige como un microcosmos de la tensión entre continuidad y cambio que marcará el cónclave.

Toronto: la diversidad al servicio de la universalidad
Al otro lado del Atlántico, Toronto se alza como el otro polo de este fenómeno excepcional. La archidiócesis canadiense, un crisol de culturas y un bastión del catolicismo en Norteamérica, estará representada por el cardenal Thomas Collins, arzobispo emérito, y el cardenal Frank Leo, actual arzobispo. Esta dupla refleja la diversidad y el dinamismo de una Iglesia que, en Canadá, ha sabido adaptarse a un contexto multicultural y secularizado.
Collins, de 78 años, es un veterano con una trayectoria marcada por su defensa de la doctrina tradicional y su habilidad para tender puentes en una sociedad plural. Su experiencia como pastor en una de las ciudades más cosmopolitas del mundo lo dota de una visión global, aunque su edad lo coloca, como a Osoro, en el límite de la elegibilidad para votar.
Por su parte, Frank Leo, nombrado cardenal en 2024 a los 53 años, encarna la apuesta de Francisco por una Iglesia joven y multicultural. De origen italiano y con una formación teológica sólida, Leo ha destacado por su cercanía con las comunidades inmigrantes y su compromiso con la justicia social, temas que resuenan con el legado del Papa difunto.
Washington: el poder y la polarización en el foco
Washington, epicentro del poder político global, completa este trío excepcional. La archidiócesis de la capital estadounidense estará representada por el cardenal Wilton Gregory, arzobispo emérito, y el cardenal Robert McElroy, actual arzobispo. Gregory, de 77 años, es una figura histórica: primer cardenal afroamericano de Estados Unidos, nombrado por Francisco en 2020. Su trayectoria, marcada por la defensa de los derechos civiles y su moderación en un episcopado estadounidense a menudo polarizado, lo convierte en un elector de consenso.
Robert McElroy, elevado a cardenal en 2022 a los 70 años, representa la línea progresista del catolicismo norteamericano. Cercano a la visión de Francisco, McElroy ha defendido causas como la lucha contra la pobreza, el cambio climático y una mayor inclusión en la Iglesia, lo que lo ha situado en tensión con sectores conservadores de su país. Su presencia en el cónclave refuerza la influencia de una Iglesia estadounidense que, pese a representar solo el 6% de los católicos mundiales, aporta un peso desproporcionado por su riqueza y proyección mediática.
La doble representación de Washington es un guiño de Francisco a la relevancia de Estados Unidos, pero también un desafío: en un país donde el catolicismo está dividido entre progresistas y tradicionalistas, sus cardenales deberán buscar un equilibrio que trascienda las polarizaciones internas.

Un cónclaverediseñado por Francisco
Que Madrid, Toronto y Washington sean las únicas archidiócesis con dos cardenales electores no es un azar, sino el fruto de la revolución silenciosa de Francisco. Durante su pontificado, el Papa argentino nombró a 108 de los 135 electores, rompiendo con la hegemonía de las sedes tradicionales (Roma, Milán, Nueva York) y dando voz a diócesis de las periferias. Este trío de ciudades refleja su apuesta por una Iglesia diversa, urbana y en diálogo con los retos globales: secularización en Europa, multiculturalismo en Canadá, polarización en Estados Unidos.
Sin embargo, ninguno de los seis cardenales —Osoro, Cobo, Collins, Leo, Gregory o McElroy— aparece en las quinielas como papable. Los vaticanistas apuntan a figuras como el filipino Luis Antonio Tagle o el italiano Matteo Zuppi. Aun así, el peso de estastres archidiócesis en las conversaciones previas será crucial. Sus cardenales, forjados en contextos urbanos complejos, aportarán perspectivas complementarias: la solidez europea, la apertura canadiense y la influencia estadounidense.
El humo blanco y la misión de la Iglesia
Cuando el humo blanco ascienda desde la chimenea de la Capilla Sixtina, el mundo conocerá al 267º sucesor de Pedro. Será el resultado de un proceso impregnado de oración, pero también de estrategia, en el que Madrid, Toronto y Washington tendrán un protagonismo singular. Sus archidiócesis, espejos de la universalidad católica, simbolizan los desafíos de una Iglesia que, tras Francisco, debe seguir siendo faro en un mundo herido.
Seis cardenales, tres ciudades, un cónclave. En sus manos, junto a las de sus 129 colegas, está el futuro de 1.400 millones de católicos. Como solía decir el cardenal Martini, “la Iglesia no es un museo, sino un jardín que crece”. Que el Espíritu Santo, con su soplo impredecible, guíe a estos pastores hacia un Papa que haga florecer ese jardín.

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