Tildan de "obviamente ambiguos" algunos pasajes de 'Amoris Laetitia' Los cardenales díscolos vuelven a la carga y piden una audiencia al Papa
(J. B./Agencias).- Son el eje de la minoría resistente a las reformas de Francisco, sus principales opositores, quienes dan alas a los que buscan la división en la Iglesia. Un año después de la "Amoris Laetitia", los cuatro cardenales de las "dubbia" (Caffarra, Brandmüller, Burke y Meisner), no se dan por enterados, y dan un paso más, haciendo pública una carta de solicitud de audiencia a Papa.
La misma, filtrada a Sandro Magister, viene firmada por Carlo Caffarra, en nombre de los cuatro purpurados, y fue enviada a Bergoglio el 25 de abril. Al no obtener respuesta, una vez más, deciden hacerla pública. La misiva, titulada "Nuestra conciencia nos impulsa", reclama, entre otras cosas, que el Papa "disipe" las incertezas y clarificara algunos puntos" de AL.
Eso sí: intentando dejar claro que "no nos pertenece lo más mínimo la postura de quienes consideran que la Sede de Pedro está vacante, ni de quienes quieren atribuir a otros la indivisible responsabilidad del 'munus' petrino".
"No habiendo recibido respuesta alguna por parte de Su Santidad, hemos decidido solicitarle, con respeto y humildad, audiencia juntos si le parece bien a Su Santidad", escribe Caffarra, quien denuncia "ciertas interpretaciones de algunos pasajes obviamente ambiguos de la Exhortación post-sinodal, no divergentes de, sino contrarios al Magisterio permanente de la Iglesia".
Así, enumeran "numerosas declaraciones individuales de obispos, cardenales e incluso conferencias episcopales que aprueban lo que el Magisterio de la Iglesia no ha aprobado nunca", en lo tocante a los divorciados vueltos a casar y a "una concepción de la conciencia moral contraria a la Tradición de la Iglesia".
"Ante esta grave situación, que está dividiendo a muchas comunidades cristianas, sentimos el peso de nuestra responsabilidad, y nuestra conciencia nos impulsa a pedirle humilde y respetuosamente audiencia", concluye el escrito, que aún no ha obtenido respuesta. Y es que a veces, el silencio es la más elocuente de las contestaciones. Aunque algunos no quieran darse cuenta.
Éste es el contenido de la carta:
"NUESTRA CONCIENCIA NOS IMPULSA..."
Beatísimo Padre:
Es con cierta trepidación que, en estos días del tiempo pascual, me dirijo a Su Santidad y lo hago en nombre de Sus Eminencias los Cardenales Walter Brandmüller, Raymond L. Burke, Joachim Meisner y mío personal.
Deseamos, ante todo, renovar nuestra absoluta dedicación y nuestro amor incondicional a la Cátedra de Pedro y a Su Augusta persona, en la que reconocemos al Sucesor de Pedro y Vicario de Jesús: el «dulce Cristo en la tierra», como amaba decir Santa Catalina de Siena. No nos pertenece lo más mínimo la postura de quienes consideran que la Sede de Pedro está vacante, ni de quienes quieren atribuir a otros la indivisible responsabilidad del "munus" petrino. Nos mueve sólo la conciencia de la grave responsabilidad proveniente del "munus" cardenalicio: ser consejeros del Sucesor de Pedro en su soberano ministerio. Y del Sacramento del Episcopado, que "os ha puesto como guardianes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio Hijo" (Hch 20, 28).
El 19 de septiembre de 2016 le entregamos a Su Santidad y a la Congregación para la Doctrina de la Fe cinco "dubia", pidiéndole que disipara las incertezas y clarificara algunos puntos de la Exhortación Apostólica post-sinodal "Amoris Laetitia".
No habiendo recibido respuesta alguna por parte de Su Santidad, hemos decidido solicitarle, con respeto y humildad, audiencia juntos si le parece bien a Su Santidad. Adjuntamos, como es la praxis, una Hoja de Audiencia en la que exponemos los dos puntos sobre los que deseamos conversar con Usted.
Beatísimo Padre:
Ya ha transcurrido un año desde la publicación de "Amoris Laetitia". En este periodo se han publicado ciertas interpretaciones de algunos pasajes obviamente ambiguos de la Exhortación post-sinodal, no divergentes de, sino contrarios al Magisterio permanente de la Iglesia. A pesar de que el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe ha declarado en distintas ocasiones que la Doctrina de la Iglesia no ha cambiado, han aparecido numerosas declaraciones individuales de obispos, cardenales e incluso conferencias episcopales que aprueban lo que el Magisterio de la Iglesia no ha aprobado nunca. No sólo el acceso a la Santa Eucaristía de quienes objetiva y públicamente viven en una situación de pecado grave y quieren permanecer en ella, sino también una concepción de la conciencia moral contraria a la Tradición de la Iglesia. Y, así, lo que sucede -¡qué dolor es constatarlo!- es que lo que es pecado en Polonia es un bien en Alemania, lo que está prohibido en la Archidiócesis de Filadelfia es lícito en Malta. Etcétera. Nos recuerda la amarga constatación de B. Pascal: "Justicia en este lado de los Pirineos; injusticia en el otro; justicia en la orilla izquierda del río, injusticia en la orilla derecha".
Numerosos laicos competentes, profundamente amantes de la Iglesia y firmemente fieles a la Sede Apostólica, se han dirigido a sus pastores y a Su Santidad para ser confirmados en la Santa Doctrina en relación a los tres sacramentos del Matrimonio, la Confesión y la Eucaristía. Y, precisamente en estos días, en Roma, seis laicos procedentes de cada continente han propuesto un seminario de estudio que ha tenido bastante participación, con el significativo título: "Aportar claridad".
Ante esta grave situación, que está dividiendo a muchas comunidades cristianas, sentimos el peso de nuestra responsabilidad, y nuestra conciencia nos impulsa a pedirle humilde y respetuosamente audiencia.
Pedimos a Su Santidad que se acuerde de nosotros en sus oraciones, como nosotros le aseguramos que haremos en las nuestras. Y le pedimos el don de Su Bendición Apostólica.
Carlo Card. Caffarra
Roma, a 25 de abril de 2017
Fiesta de San Marcos Evangelista
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HOJA DE AUDIENCIA
1. Petición de clarificación de los cinco puntos indicados por los "dubia"; razones de dicha petición.
2. Situación de confusión y desconcierto, sobre todo en los pastores de almas, los párrocos "in primis".
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