La religiosa de las Hermanas de la Misericordia de las Américas falleció el 22 de agosto Adiós a sor Theresa, la monja que pidió a Juan Pablo II a la cara la ordenación sacerdotal femenina
Theresa Kane, religiosa de las Hermanas de la Misericordia de las Américas, la monja que pidió ante el Papa Juan Pablo II durante su visita a Estados Unidos en 1979 que permitiera la ordenación sacerdotal femenina, falleció el 22 de agosto en Watchung, Nueva Jersey (EEUU) en un centro de cuidados paliativos
Aquel día, tan sólo un año después de que Karol Wojtyla fuese elegido Papa y sólo unas jornadas después de que hubiese mostrado en Filadelfia su oposición a la ordenación sacerdotal femenina, aquella mujer hija de inmigrantes irlandesa nacida en 1936 hizo aquella demanda histórica, que fue recibida con gesto impasible por el Pontífice polaco
Sor Therese se convirtió en una referencia para ese sector de la Iglesia que aboga por la equiparación femenina en los ministerios y muy pronto abrazó el movimiento feminista en la Iglesia y se convirtió también en pionera dentro de la Iglesia en la defensa y acogida a la comunidad LGBTQ
Sor Therese se convirtió en una referencia para ese sector de la Iglesia que aboga por la equiparación femenina en los ministerios y muy pronto abrazó el movimiento feminista en la Iglesia y se convirtió también en pionera dentro de la Iglesia en la defensa y acogida a la comunidad LGBTQ
“Su Santidad, le insto a que sea consciente del intenso sufrimiento y dolor que forma parte de la vida de muchas mujeres en Estados Unidos”. “La Iglesia, en su lucha por ser fiel a su llamamiento a la reverencia y la dignidad de todas las personas, debe responder ofreciendo la posibilidad de incluir a las mujeres como personas en todos los ministerios de nuestra Iglesia”.
Theresa Kane, religiosa de las Hermanas de la Misericordia de las Américas, la monja que pidió ante el papa Juan Pablo II durante su visita a Estados Unidos en 1979 que permitiera la ordenación sacerdotal femenina, falleció el 22 de agosto en Watchung, Nueva Jersey (EEUU) en un centro de cuidados paliativos.
Aquel día, el 7 de octubre, tan sólo un año después de que Karol Wojtyla fuese elegido Papa y sólo unas jornadas después de que hubiese mostrado en Filadelfia su oposición a la ordenación sacerdotal femenina, aquella mujer hija de inmigrantes irlandesa nacida en 1936 hizo aquella demanda histórica, que fue recibida con gesto impasible por el Pontífice polaco.
Sor Theresa, que ya era superiora de su congregación y lideraba también la Conferencia de Superioras de los Estados Unidos, había sido elegida para dar un discurso de bienvenida a Juan Pablo II en la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, de Washington.
Fieles con pancartas en la calle
Fuera del templo, centenares de laicos se habían congregado exhibiendo pancartas que pedían la ordenación sacerdotal femenina. Dentro de la basílica, unas cinco mil personas esperaban para escuchar al Papa. Y antes, el discurso de la religiosa. Tras escuchar sus palabras, la mitad estalló en aplausos. La otra mitad, mantuvo un silencio mayoritariamente desaprobatorio.
Vestida de calle -algo que no gustaba mucho al Papa- sor Theresa comenzó su alocución subrayando el compromiso de la vida religiosa femenina en los Estados Unidos en la difusión del evangelio y su implicación con los más desfavorecidos. Luego llegó la reivindicación que la hizo aparecer en la portada de The New York Times.
Cuando acabó sus palabras de bienvenida, la religiosa se acercó al Papa y arrodilló ante él. Karol Wojtyla puso la mano sobre su cabeza y le dio su bendición. No atendió su demanda, claro es, pero sor Therese se convirtió en una referencia para ese sector de la Iglesia que aboga por la equiparación femenina en los ministerios y muy pronto abrazó el movimiento feminista en la Iglesia y se convirtió también en pionera dentro de la Iglesia en la defensa y acogida a la comunidad LGBTQ.
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