"Asaltan a una persona en la calle, y muchos escapan como si no hubieran visto nada. Frecuentemente hay personas que atropellan a alguien con su automóvil y huyen. Sólo les importa evitar problemas, no les interesa si un ser humano se muere por su culpa. Pero estos son signos de un estilo de vida generalizado, que se manifiesta de diversas maneras, quizás más sutiles. Además, como todos estamos muy concentrados en nuestras propias necesidades, ver a alguien sufriendo nos molesta, nos perturba, porque no queremos perder nuestro tiempo por culpa de los problemas ajenos. Estos son síntomas de una sociedad enferma, porque busca construirse de espaldas al dolor".
Este capítulo 2 de la encíclica Fratelli tutti, que habla de la parábola del Buen Samaritano, es un paradigma muy importante para la Iglesia, dijo el Prior de la Orden de San Agustín, el padre Alejandro Moral. La orden, con sus acciones, saliendo al camino de los más pobres, de los más necesitados, aplica este capítulo. San Agustín, basó su doctrina en esta justicia social que “alcanza a todos”, dijo el Prior, sobre todo, a los que viven en la “cuneta, desechados por la sociedad”.
La Orden de San Agustín está en EEUU, Canadá, toda América Latina, menos Guatemala. Está en Australia, Indonesia, Vietnam, Corea del Sur, China, India, Tailandia, Japón, Filipinas, toda la Unión Europea, Congo, Kenia, Nigeria, Tanzania, Sudáfrica, Togo, Benín. En todos estos lugares, dijo el padre, donde está la Orden, se hacen muchas acciones, que van acompañadas con la oración y la predicación. Los agustinos vuelcan sus acciones sobre todo en África, en América Latina, en Europa. Acogen a las personas desechadas de la sociedad, las sanan, las ayudan.
El Prior de los Agustinos dijo que es fundamental estudiar la encíclica y tomar conciencia de “nuestras acciones”, de los “apostolados”, y de que la Orden donde sea que esté presente, se entregue a los demás. “Esta encíclica nos ayuda realmente a tomar más conciencia de nuestra vocación cristiana, del Evangelio”.
Con esta parábola del Buen Samaritano, dijo el padre Moral, el Santo Padre está ayudándonos a leer el Evangelio, ayudarnos a conocer a Jesús, Jesús no explicó solo a sus correligionarios con palabras y con hechos el anuncio del Reino de Dios, Jesús se abrió a todo el mundo, es un anuncio para todo el mundo y San Pablo nos dirá que ya no hay judío ni griegos, ni hombre, ni mujer etcétera, sino que todos somos uno”. Todos somos uno, dijo el Prior, cada persona es hermano nuestro, como un hijo de Dios que somos todos.