Imperialismos, justicia y fe en Venezuela
A nadie se le oculta la dramática realidad y el conflicto que, a todos los niveles, está padeciendo la querida Venezuela. Se escribe y debate bastante sobre dicha realidad y sus protagonistas, como es la fe e iglesia católica. Aunque, muchas veces, se realizan análisis y juicios parciales, sesgados… que no tienen en cuenta la compleja realidad que se vive en América Latina y en el mundo, en la era de la globalización. En donde se sitúan dichos conflictos y problemáticas. Como nos enseñan las ciencias sociales y la doctrina social de la iglesia (DSI) con los Papas. Por ejemplo, Juan Pablo II en SRS o CA, Benedicto VXI en CV y el Papa Francisco en EG o LS, nuestro mundo cada vez más globalizado está sometido a imperialismos internacionales, con estructuras mundiales de pecado e injusticia que generan todos estos conflictos, violencias, guerras y opresiones (SRS 22, 36-38; EG 59). Quien lea y conozca bien todo este análisis y enseñanza social como la DSI con los Papas, con lo documentos citados u otros como EV y EA o PG del mismo Juan Pablo II, podrá comprobar que este es el marco y lectura global de la realidad. En el que se insertan los conflictos y problemas como los latinoamericanos de Venezuela. Un mundo con sus relaciones, estructuras y sistemas que dominan con los ídolos del poder, del poseer y del tener, de los estados, mercados, capital, finanzas, especulación financiera y riqueza-ser ricos que convertidos en falsos dioses oprimen, causan desigualdad, injusticia y empobrecen (EG 55). Es la cultura de la muerte y del descarte que, con la economía que mata y su globalización de la indiferencia, impone la guerra de los poderosos y ricos contra los débiles, pobres y víctimas de la historia (EV 10-12; EG 53-55).
Por tanto, estos imperialismos e injusticias son producidos por este conflicto o choque y guerras entre las ideologizaciones y sistemas que dominan a nivel mundial. Sobre todo, el neoliberalismo económico con el capitalismo, ya global, que se enfrenta con su parcial y mala (perversa) respuesta como es el comunismo colectivista o colectivismo de tipo leninista-stalinista que, en realidad, es un capitalismo de estado (CA 35). Como ya indicamos, el Papa Francisco está mostrando, actualizando y profundizando todo este análisis, valoración y enseñanza de la DSI con los documentos citados o con los significativos encuentros que ha tenido con los movimientos populares. Y nos muestra que el conflicto y violencia, como el que atraviesa Venezuela, es fruto de estos imperialismos, totalitarismos, desigualdades e injusticias del neo-liberalismo con el capitalismo y su pugna imperialista con el colectivismo comunista, capitalismo de estado (cf. por ejemplo, en este sentido, el Discurso del Papa Francisco a los Movimientos populares en EE.UU, 2017).
Como afirma el Papa Francisco, hoy nos gobierna de forma mundial “el dinero ¿Cómo gobierna? Con el látigo del miedo, de la inequidad, de la violencia económica, social, cultural y militar que engendra más y más violencia en una espiral descendente que parece no acabar jamás. ¡Cuánto dolor y cuánto miedo! Hay -lo dije hace poco-, hay un terrorismo de base que emana del control global del dinero sobre la tierra y atenta contra la humanidad entera. De ese terrorismo básico se alimentan los terrorismos derivados como el narcoterrorismo, el terrorismo de estado y lo que erróneamente algunos llaman terrorismo étnico o religioso, pero ningún pueblo, ninguna religión es terrorista. Es cierto, hay pequeños grupos fundamentalistas en todos lados. Pero el terrorismo empieza cuando «has desechado la maravilla de la creación, el hombre y la mujer, y has puesto allí el dinero». Ese sistema es terrorista. Hace casi cien años, Pío XI preveía el crecimiento de una dictadura económica mundial que él llamó «imperialismo internacional del dinero». (QA 109). ¡Estoy hablando del año 1931! El aula en la que estamos ahora se llama “Paolo VI”, y fue Pablo VI quien denunció hace casi cincuenta años la «nueva forma abusiva de dictadura económica en el campo social, cultural e incluso político» (OA 44). Son palabras duras pero justas de mis antecesores que avizoraron el futuro. La Iglesia y los profetas dijeron, hace milenios, lo que tanto escandaliza que repita el Papa en este tiempo cuando todo aquello alcanza expresiones inéditas. Toda la doctrina social de la Iglesia y el magisterio de mis antecesores se rebelan contra el ídolo-dinero que reina en lugar de servir, tiraniza y aterroriza a la humanidad” (Discurso del Papa Francisco a los Movimientos populares, 5-Sept-2016).
Como también ha analizado y denunciado proféticamente todo ello Carlos Ruiz de Cascos, sacerdote misionero español en Venezeuela y doctor en teología. Tal como muestra muy bien en sus escritos, por ejemplo “En Venezuela, los niños pobres son asesinados dos veces", son los pobres y hambriento venezolanos, como los niños que mueren de hambre, los que más sufren toda esta desigualdad e injusticia de estos imperialismos del capitalismo y del comunismo que oprimen, dominan y asesinan a los pueblos empobrecidos como el venezolano. Sin este análisis y visión global de la realidad, como indicamos, se caen en las parcializaciones, ideologizaciones y partidismos que llevan a legitimar y agudizar los conflictos e injusticias producidas por todas las partes de estos imperialismos. Como señalamos, la ética, fe e iglesia con sus DSI crítica y denuncia estos imperialismos (SRS 21). Esta dictadura del liberalismo económico con el capitalismo y su libertad pervertida, que en realidad es un individualismo posesivo e insolidario, niega la justicia e igualdad, rechaza la sociabilidad solidaria de las personas, de la propiedad y los bienes. Al igual que esa pésima respuesta al perverso capitalismo como es la dictadura del estado que, con el comunismo colectivista, impiden la libertad y la democracia por establecer una supuesta justicia; que estataliza toda la vida, los bienes y elecciones personales como puede ser la educación, el trabajo o empresa. Este modelo estatalista y dictatorial del comunismo colectivista o colectivismo- capitalismo de estado -, como todavía se impone en algunos países como Venezuela y Cuba en Latinoamérica o en China, es rechazado por la ética y por la fe e iglesia. Pero ello no es para aceptar tampoco el otro imperialismo, mal e injusticia del neoliberalismo que con el capitalismo impide los derechos sociales y humanos, cosifica a las personas, oprime a los pueblos y excluye a los pobres. De la misma forma, hay que luchar contra la ideología neoliberal y el sistema del capitalismo que es inmoral e inhumano (CA 34-55; EA 56).
Como muy bien enseñan los Obispos Venezolanos, “en su actuación política, el cristiano no puede tener como único instrumento de análisis o de elaboración de su estrategia a las ideologías, mucho menos, a las de índole materialista, ya sea capitalista o comunista. Debe analizar críticamente la situación socio política y estudiar las diversas alternativas de solución a la problemática social. Desde un estricto sentido de fe, debe guiarse en su comprensión de la realidad y en su compromiso social y político por la Palabra de Dios y la Doctrina Social de la Iglesia. Este llamado implica poner en primer lugar en la vida personal e institucional a los excluidos y empobrecidos. Todo lo cual, exige al cristiano plantearse su compromiso político desde una acción más profunda y radical, que vaya a las verdaderas causas estructurales del problema de la pobreza. Poner al pobre en primer plano significa no conformarse con acciones asistencialistas que son necesarias y hay que mantener en situaciones de emergencia, pero que asumidas como programas permanentes generan estado de dependencia y le impiden el necesario protagonismo, sin el cual no es posible superar la pobreza. A lo anterior se une la necesaria revisión y superación del modelo de desarrollo dominante, tal y como nos acaba de pedir Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este nuevo año. La Iglesia, tanto en Venezuela como a nivel mundial, ha rechazado el modelo capitalista neoliberal de desarrollo, pero igualmente el comunismo de Estado que se nos quiere imponer. Nuestro pueblo debe afrontar las causas de sus males con el protagonismo de la sociedad organizada, sin aceptar el falso mesianismo de un Estado todopoderoso o la mano invisible del Mercado” (Situación del país y renovación ética 21-22)
Los Obispos Venezolanos con la iglesia y el Papa Francisco ponen así en primer lugar la opción por los pobres, en la iglesia pobre con los pobres. La vida sobria, austera en la pobreza solidaria por la fraternidad y justicia con los pobres de la tierra, en el compartir la vida, los bienes y las causas de los excluidos. Ya que en esta solidaridad y justicia con los pobres nos encontramos con el mismo Cristo Pobre-Crucificado (Situación del país y renovación ética 20). De esta forma, repetidamente, la iglesia en Venezuela, con sus Obispos o por ejemplo los Jesuitas con el CIAS, y en todo el mundo con el Papa Francisco llaman a luchar contra todos estos imperialismos, dictaduras injusticias e idolatrías del mercado y del estado, del capital y del partido, del poder, violencia y riqueza-ser rico que como falsos dioses sacrifican la vida de las personas, de los pueblos y los pobres.
Por encima de todos estos imperialismos, idolatrías e ideologizaciones, la fe e iglesia nos llama a todas las personas, a los pueblos y a los pobres al diálogo y encuentro fraterno, a la pobreza solidaria y al compromiso por el bien común, por la justicia y la liberación integral de todo mal, desigualdad e injusticia social-global. Como es la negación de la vida y el holocausto del hambre, la miseria, la pobreza y exclusión social, las opresiones e injusticias del paro (desempleo), la explotación laboral y el trabajo basura. La barbarie de las guerras con las armas y de la destrucción ecológica, el mal del aborto y la eutanasia. Como nos enseña la fe e iglesia con los Papas como Francisco es una biopolítica y ecología integral al servicio de la vida, dignidad de las personas y de la justicia socio-ambiental con los pobres de la tierra en el cuidado de la casa común que es el planeta. Con la fe y esperanza de que el mal, muerte e injusticia no tienen la última palabra. Sino Dios en Cristo Crucificado-Resucitado que nos salva y libera integralmente, que nos llama a esta fraternidad, solidaridad, paz y compromiso por la justicia con todos los pueblos oprimidos y empobrecidos como es el querido pueblo venezolano; frente a todo imperialismo, totalitarismo, dictadura y opresión.
Por tanto, estos imperialismos e injusticias son producidos por este conflicto o choque y guerras entre las ideologizaciones y sistemas que dominan a nivel mundial. Sobre todo, el neoliberalismo económico con el capitalismo, ya global, que se enfrenta con su parcial y mala (perversa) respuesta como es el comunismo colectivista o colectivismo de tipo leninista-stalinista que, en realidad, es un capitalismo de estado (CA 35). Como ya indicamos, el Papa Francisco está mostrando, actualizando y profundizando todo este análisis, valoración y enseñanza de la DSI con los documentos citados o con los significativos encuentros que ha tenido con los movimientos populares. Y nos muestra que el conflicto y violencia, como el que atraviesa Venezuela, es fruto de estos imperialismos, totalitarismos, desigualdades e injusticias del neo-liberalismo con el capitalismo y su pugna imperialista con el colectivismo comunista, capitalismo de estado (cf. por ejemplo, en este sentido, el Discurso del Papa Francisco a los Movimientos populares en EE.UU, 2017).
Como afirma el Papa Francisco, hoy nos gobierna de forma mundial “el dinero ¿Cómo gobierna? Con el látigo del miedo, de la inequidad, de la violencia económica, social, cultural y militar que engendra más y más violencia en una espiral descendente que parece no acabar jamás. ¡Cuánto dolor y cuánto miedo! Hay -lo dije hace poco-, hay un terrorismo de base que emana del control global del dinero sobre la tierra y atenta contra la humanidad entera. De ese terrorismo básico se alimentan los terrorismos derivados como el narcoterrorismo, el terrorismo de estado y lo que erróneamente algunos llaman terrorismo étnico o religioso, pero ningún pueblo, ninguna religión es terrorista. Es cierto, hay pequeños grupos fundamentalistas en todos lados. Pero el terrorismo empieza cuando «has desechado la maravilla de la creación, el hombre y la mujer, y has puesto allí el dinero». Ese sistema es terrorista. Hace casi cien años, Pío XI preveía el crecimiento de una dictadura económica mundial que él llamó «imperialismo internacional del dinero». (QA 109). ¡Estoy hablando del año 1931! El aula en la que estamos ahora se llama “Paolo VI”, y fue Pablo VI quien denunció hace casi cincuenta años la «nueva forma abusiva de dictadura económica en el campo social, cultural e incluso político» (OA 44). Son palabras duras pero justas de mis antecesores que avizoraron el futuro. La Iglesia y los profetas dijeron, hace milenios, lo que tanto escandaliza que repita el Papa en este tiempo cuando todo aquello alcanza expresiones inéditas. Toda la doctrina social de la Iglesia y el magisterio de mis antecesores se rebelan contra el ídolo-dinero que reina en lugar de servir, tiraniza y aterroriza a la humanidad” (Discurso del Papa Francisco a los Movimientos populares, 5-Sept-2016).
Como también ha analizado y denunciado proféticamente todo ello Carlos Ruiz de Cascos, sacerdote misionero español en Venezeuela y doctor en teología. Tal como muestra muy bien en sus escritos, por ejemplo “En Venezuela, los niños pobres son asesinados dos veces", son los pobres y hambriento venezolanos, como los niños que mueren de hambre, los que más sufren toda esta desigualdad e injusticia de estos imperialismos del capitalismo y del comunismo que oprimen, dominan y asesinan a los pueblos empobrecidos como el venezolano. Sin este análisis y visión global de la realidad, como indicamos, se caen en las parcializaciones, ideologizaciones y partidismos que llevan a legitimar y agudizar los conflictos e injusticias producidas por todas las partes de estos imperialismos. Como señalamos, la ética, fe e iglesia con sus DSI crítica y denuncia estos imperialismos (SRS 21). Esta dictadura del liberalismo económico con el capitalismo y su libertad pervertida, que en realidad es un individualismo posesivo e insolidario, niega la justicia e igualdad, rechaza la sociabilidad solidaria de las personas, de la propiedad y los bienes. Al igual que esa pésima respuesta al perverso capitalismo como es la dictadura del estado que, con el comunismo colectivista, impiden la libertad y la democracia por establecer una supuesta justicia; que estataliza toda la vida, los bienes y elecciones personales como puede ser la educación, el trabajo o empresa. Este modelo estatalista y dictatorial del comunismo colectivista o colectivismo- capitalismo de estado -, como todavía se impone en algunos países como Venezuela y Cuba en Latinoamérica o en China, es rechazado por la ética y por la fe e iglesia. Pero ello no es para aceptar tampoco el otro imperialismo, mal e injusticia del neoliberalismo que con el capitalismo impide los derechos sociales y humanos, cosifica a las personas, oprime a los pueblos y excluye a los pobres. De la misma forma, hay que luchar contra la ideología neoliberal y el sistema del capitalismo que es inmoral e inhumano (CA 34-55; EA 56).
Como muy bien enseñan los Obispos Venezolanos, “en su actuación política, el cristiano no puede tener como único instrumento de análisis o de elaboración de su estrategia a las ideologías, mucho menos, a las de índole materialista, ya sea capitalista o comunista. Debe analizar críticamente la situación socio política y estudiar las diversas alternativas de solución a la problemática social. Desde un estricto sentido de fe, debe guiarse en su comprensión de la realidad y en su compromiso social y político por la Palabra de Dios y la Doctrina Social de la Iglesia. Este llamado implica poner en primer lugar en la vida personal e institucional a los excluidos y empobrecidos. Todo lo cual, exige al cristiano plantearse su compromiso político desde una acción más profunda y radical, que vaya a las verdaderas causas estructurales del problema de la pobreza. Poner al pobre en primer plano significa no conformarse con acciones asistencialistas que son necesarias y hay que mantener en situaciones de emergencia, pero que asumidas como programas permanentes generan estado de dependencia y le impiden el necesario protagonismo, sin el cual no es posible superar la pobreza. A lo anterior se une la necesaria revisión y superación del modelo de desarrollo dominante, tal y como nos acaba de pedir Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este nuevo año. La Iglesia, tanto en Venezuela como a nivel mundial, ha rechazado el modelo capitalista neoliberal de desarrollo, pero igualmente el comunismo de Estado que se nos quiere imponer. Nuestro pueblo debe afrontar las causas de sus males con el protagonismo de la sociedad organizada, sin aceptar el falso mesianismo de un Estado todopoderoso o la mano invisible del Mercado” (Situación del país y renovación ética 21-22)
Los Obispos Venezolanos con la iglesia y el Papa Francisco ponen así en primer lugar la opción por los pobres, en la iglesia pobre con los pobres. La vida sobria, austera en la pobreza solidaria por la fraternidad y justicia con los pobres de la tierra, en el compartir la vida, los bienes y las causas de los excluidos. Ya que en esta solidaridad y justicia con los pobres nos encontramos con el mismo Cristo Pobre-Crucificado (Situación del país y renovación ética 20). De esta forma, repetidamente, la iglesia en Venezuela, con sus Obispos o por ejemplo los Jesuitas con el CIAS, y en todo el mundo con el Papa Francisco llaman a luchar contra todos estos imperialismos, dictaduras injusticias e idolatrías del mercado y del estado, del capital y del partido, del poder, violencia y riqueza-ser rico que como falsos dioses sacrifican la vida de las personas, de los pueblos y los pobres.
Por encima de todos estos imperialismos, idolatrías e ideologizaciones, la fe e iglesia nos llama a todas las personas, a los pueblos y a los pobres al diálogo y encuentro fraterno, a la pobreza solidaria y al compromiso por el bien común, por la justicia y la liberación integral de todo mal, desigualdad e injusticia social-global. Como es la negación de la vida y el holocausto del hambre, la miseria, la pobreza y exclusión social, las opresiones e injusticias del paro (desempleo), la explotación laboral y el trabajo basura. La barbarie de las guerras con las armas y de la destrucción ecológica, el mal del aborto y la eutanasia. Como nos enseña la fe e iglesia con los Papas como Francisco es una biopolítica y ecología integral al servicio de la vida, dignidad de las personas y de la justicia socio-ambiental con los pobres de la tierra en el cuidado de la casa común que es el planeta. Con la fe y esperanza de que el mal, muerte e injusticia no tienen la última palabra. Sino Dios en Cristo Crucificado-Resucitado que nos salva y libera integralmente, que nos llama a esta fraternidad, solidaridad, paz y compromiso por la justicia con todos los pueblos oprimidos y empobrecidos como es el querido pueblo venezolano; frente a todo imperialismo, totalitarismo, dictadura y opresión.