Seguimos desgranando esa jugosa granada como es la Misa de Bach. Uno no se cansa de bucear en esta obra, tan inagotable y tan inmensa. Como has podido comprobar (ya queda poco para terminar) hay innumerables versiones de la obra, y se me han pasado muchas. Todo buen músico siempre procura dar su versión de esta cima musical.

Hoy quiero que explicarte algo que suele aparecer junto al nombre de Johann Sebastian Bach (1685-1750). Son las siglas BWV que, aunque parece que las puso el propio Bach ni mucho menos ocurrió así. Las letras son las iniciales de Bach-Werke-Verzeichnis que se traduce del alemán como "Catálogo de la obra de Bach". Dicho catálogo fue realizado por el musicólogo alemán Wolfgang Schmieder (otro nombre que suele ir asociado al del maestro), publicado en 1950. Dicho catálogo fue corregir y aumentado en 1990. Es un catálogo temático, no cronológico. Empieza con las cantatas (la primera obra, BWV 1, es la cantata "Wie schön leuchtet der Morgenstern") y termina con la obra estrictamente contrapuntística (la última, BWV 1080, es su obra incompleta "El arte de la fuga").

Nuestra obra que nos ocupa los miércoles es la Misa en Si Menor que lleva el número de catálogo BWV 232. Después del sanctus inicial ahora viene esa invocación que es el Osanna. Bach la escribe así en su partitura, que es la forma original latina (nuestra grafía se adapta a la forma griega). Ya sabes que esa palabra es un grito de admiración por el Mesías que entra en Jerusalén. El júbilo que teníamos en el "Pleni sunt coeli" sigue estando presente en este Osanna. El virtuosismo coral e instrumental de Bach le lleva a componer un movimiento en forma de passepied, con texturas más transparentes y galantes que las del Sanctus inicia.

La partitura del Sanctus completo la tienes aquí.

La interpretación que te ofrezco es la del Bach Collegium Japan dirigido por Masaaki Suzuki.