Venid, aclamemos al Señor



Si alguna vez te has acercado a rezar el oficio divino te sonarán estas palabras. Son de un salmo muy usado en él, como luego te comentaré. La música es grandiosa y enormemente bella; seguro que te encantará. Tiene todo el sabor de la música de esa época y eso es debido a que el maestro de hoy es todo un nombre en la música europea.

Se trata de Michael Praetorius (1571-1621), maestro alemán nacido en Creuzburg an der Werra. Su apellido original era Schultheiss que, latinizado, era Praetorius. Era hijo de un pastor luterano. De 1587 a 1590 fue organista en St. Marien en Frankfurt.
in Frankfurt. En 1595 entró a formar trabajar para el duque Heinrich Julius de Braunschweig-Wolfenbüttel como organista. En 1604 se convirtió en maestro de capilla de la corte. Posteriormente pasó a Dresde y luego volvió a Wolfenbüttel. Viajó por varios países europeos lo cual minó su salud. Era un hombre muy solidario de forma que su fortuna la puso al servicio de los pobres y necesitados. Fue uno de los compositores más prolíficos de su época, destacando tanto en música religiosa como profana.

El rezo canónico de Laudes siempre empieza con un salmo que suele llamarse "invitatorio" y que, en latín, comienza con las palabras Venite, exultemus Domino que es la obra que te traigo hoy de Praetorius. Como puedes ver, sigue manteniendo su carácter de salmo incluso en la música. Está compuesta para 9 voces que responden al versículo del salmo con las estrofas. La obra, tal y como la concibió Praetorius, fue escrita para los maitines del día de Navidad lo cual también se aprecia. Al espectacular estilo policoral del que hace gala Praetorius se une la grandiosidad de la Solemnidad que da pie a componer una música aún más grandiosa si cabe.

La partitura de esta pieza la tienes aquí.

La interpretación es la del conjunto Huelgas Ensemble dirigido por Paul Van Nevel.

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