Hay música en torno al Requiem que son fatales, estruendosas, trágicas. Pero la que te traigo hoy no es de ese tipo. Aunque indudablemente tiene ese punto de reflexión sobre la muerte y la vida, no pretende ser altisonante aunque sí potente. De hecho, su compositor es uno de los grandes (otro...) del romanticismo. El compositor seguro que lo conoces, la música quizá no tanto. Te invito a que amplíes tu conocimiento.
Seguro que conoces a Johannes Brahms (1833-1897), ¿verdad? Nacido en Hamburgo aunque gran parte de su vida la pasó en Viena. Era muy estimado en su época, considerado grande entre los grandes. El director de orquesta del XIX Hans von Bülow decía que los apellidos de los tres compositores más importantes de la historia de la música empezaban por "B": Bach, Beethoven y Brahms.
De Brahms poco puede decirse que no sea eso, que es uno de los grandes. Entre sus composiciones destacan las obras para piano, de cámara, sus cuatro sinfonías, conciertos para piano, y esta que hoy te traigo: Ein deutsches Requiem, nach Worten der heiligen Schrift, es decir, "Un requiem alemán según palabras de las sagradas escrituras", para soprano, barítono, coro y orquesta. Tiene el número de opus 45 y fue compuesto entre 1865 y 1868.
Aunque en su título está la palabra "Requiem", no es una obra litúrgica, aunque sí sagrada. No usa el texto convencional del requiem y dicho texto está en alemán. Parece ser que Brahms lo compuso tras el profundo pesar por la muerte de su madre, incrementado también por el fallecimiento el compositor Robert Schumann.
Hoy te traigo el segundo movimiento titulado Denn alles Fleisch, es ist wie Gras, es decir, "La carne es como la hierba", que constituye una meditación sobre la fugacidad de la vida, y de que en el fondo no somos nada.
Aquí tienes esta poderosísima obra interpretada por el Coro y la Orquesta Philharmonia dirigidos por Otto Klemperer.