El debate generado en Canarias sobre el voto a Pedro Sánchez es delo que pueden hacer pensar. Las promesas de solidaridad no son lo mismo que la realidad de la solidaridad aunque a ese espejismo juega Román Rodríguez.

¿Puede ser solidario ir en el equipo de Esquerra Republicana? ¿del PNV? Al autollamado “nacionalismo progresista” canario le gusta ir en esa estela. Les admiran y quizá hasta envidian. Ahora bien, si Esquerra es falso socialismo al ser un socialismo nacionalista, cualquier cosa mejor q

ue Esquerra.

Un político canario que ame a su pueblo tiene que pensar bien en las “balanzas fiscales”. Tiene que plantearse si quiere solidarizarse con todos los españoles o quiere unirse al bando de los vencedores. Y los vencedores son Cataluña y País Vasco. Sus oligarquías sobre todo aunque se ocupen de que también a sus pobres les llegan algunas migajas, que para eso son “suyos”.

España está sobre todo y en primer lugar rota en clases. Hay gente por encima del salario mediano y gente por debajo. Gente que alquila viviendas y gente que vive en viviendas alquiladas. Gente que invierte en bolsa y gente que paga por tener sus exiguos ahorros en el banco. Y hay una zona media también que ahora no viene al caso.

Pero las desigualdades se entremezclan. Junto a esa desigualdad de “clases” una desigualdad “primera”, hay una desigualdad “segunda” que es la desigualdad territorial. En media España se come mejor, se lee más, se viaja más, tiene menos listas de espera, más ayudas sociales, más AVE y mejores Cercanías; ahí están, por ejemplo, los no-trenes de Extremadura.

La ruptura de España o la amenaza de ruptura ¿a quién beneficia? A los más pobres no; beneficia a los ricos. Cataluña quiere comer aparte porque quiere comer más. el País Vasco ya lo hace.

 Canarias es una comunidad rota. Dicen que hay mil canarios que tienen más de cincuenta    locales o viviendas. Eso es una verdad ”primera”. Pero hay una verdad “segunda” y es que Canarias, en el panorama español, espejismos turísticos aparte, es una comunidad pobre. La separación de España a Canarias no le interesa ni siquiera desde el punto de vista económico, además de otras razones de tipo moral.

Así las cosas si un político canario, Román Rodríguez o Pedro Quevedo, apoyan a Sánchez realmente no favorecen a los pobres de Canarias. Hablarán de izquierda y de progresismo. Aludirán a “agendas canarias” pero dentro de tres años veremos que no se ha resuelto el problema de trabajar y seguir siendo pobre, el problema de la vivienda, el problema de los jóvenes que se van fuera…. Esos problemas seguirán porque ser de izquierdas no es hablar de políticas progresistas sino hacer políticas de igualdad; y la política que dependa de los separatistas no aumentará la justicia.

Me parece que nada hay más anacrónico y peligroso que el nacionalismo. El problema primero de Vox es que es un nacionalismo español, como el de Franco. No pocos defendemos que no se puede ser verdaderamente progresista y nacionalista. Es imposible ser nacionalista y de izquierdas. Lo han dicho muchos y tan variados como Julio Anguita, Savater o Redondo Terreros como bien recoge Julia Navarro en “La izquierda que viene”, aunque basta un buscador de internet para encontrar verdaderas perlas.

Por eso si Sánchez pide ser presidente, en mi opinión cuanto más de parte de la justicia y la solidaridad se esté más de parte del “no” se estará. Sé de sobra que muchas personas de buena voluntad creen que algunas medidas sociales hacen aparentar que la “derecha” es peor. Hace años que “Democracia real ya” decía que “izquierda y derecha” eran lo mismo. ¿”Podemos” ha hecho cambiar las cosas? En algunas localidades concretas creo que sí y quizá en alguna medida económica como la subida del salario mínimo pero si el nacionalismo es elemento significativo del acuerdo me parece que “Podemos” ya no es “Democracia Real ya”. Hoy en concreto me parece más solidario el “no” de Ana Oramas que el “sí” de Pedro Quevedo.

¿Y entonces que hay que hacer? Quizá lo primero sea cambiar la ley electoral. Una ley que no sobrerepresente a los nacionalismos. Hay países donde en una Cámara como el Congreso no puede hacer partidos que planteen temas regionales. Solo los temas de todos. Y pensar en todos. ¿Qué pinta en el Congreso la parada de un tren en tal o cual ciudad? Así Sánchez no podría decir esa inexactitud de que la composición del Congreso la han decidido los ciudadanos. La han decidido sí, pero a través de una ley electoral con buenas dosis de injusticia.

Si la política proSeparatista lograra meter a Canarias en el selecto club de las regiones ricas (que no lo hará porque a base de migajas no se entra en clubs selectos) tampoco sería moral, ni de izquierdas, ni realmente progresista. Sería sí “progre”. Ya lo dijo -precisamente a un compañero de filas- Camilo Sánchez: “Menos gomina, amigo, menos gomina”.