El editor italiano reflexiona sobre el proceso de creación de 'Esperanza', la esperada autobiografía del papa Francisco Carlo Musso: "El Papa tiene una 'fragilidad de acero' y no dejará de sorprendernos"

'Esperanza' es la autobiografía de Francisco, tenía que salir a la luz póstumamente, pero el mismo pontífice ha querido avanzar con motivo del Jubileo en curso y las necesidades del mundo actual
La obra es fruto de seis años de trabajo entre el Papa y el editor italiano Carlo Musso, encargado de redactar y estructurar el relato. "El Papa tiene una memoria prodigiosa", expresa
Publicada en los principales idiomas y en más de ochenta países, la obra ofrece una mirada profunda de la vida, los valores y la trayectoria de Jorge Mario Bergoglio, desde sus orígenes familiares hasta la era del pontificado
Publicada en los principales idiomas y en más de ochenta países, la obra ofrece una mirada profunda de la vida, los valores y la trayectoria de Jorge Mario Bergoglio, desde sus orígenes familiares hasta la era del pontificado
(Agencia FLAMA).- “El libro de mi vida es la historia de un camino de esperanza que no puedo imaginar separado por el de mi familia, de mi gente, del pueblo de Dios”. Con estas palabras describe el papa Francisco su autobiografía, Esperanza, que tenía que salir a la luz póstumamente, pero que el mismo pontífice ha querido avanzar con motivo del Jubileo en curso y las necesidades del mundo actual.
Publicada en los principales idiomas y en más de ochenta países, la obra ofrece una mirada profunda de la vida, los valores y la trayectoria de Jorge Mario Bergoglio, desde sus orígenes familiares hasta la era del pontificado, y es fruto de seis años de trabajo entre el Papa y el editor italiano Carlo Musso, encargado de redactar y estructurar el relato. “Esta narración tan preciada ha sido fruto de una larga e intensa aventura”, asegura Musso en esta conversación con Flama.

-¿Cómo y cuándo surgió la posibilidad de hacer este trabajo?
-Ya había tenido el honor de ocuparme en otras ocasiones, desde un punto de vista editorial, de importantes publicaciones del papa Francisco, a partir de El nombre de Dios es misericordia, su primer libro como pontífice, publicado con motivo del Jubileo extraordinario de 2016 y traducido en todo el mundo. Pero un tiempo después, en el curso de un encuentro en Santa Marta, con mucha sencillez surgió la idea de escribir una autobiografía, cosa que todavía no había hecho ningún papa en el cargo en los tiempos modernos, pero Francisco es el pontífice de muchas primeras veces. Con la misma sencillez, el Papa dijo: “Si me ayuda, hagámosla”. Y así ha sido.
-¿Cómo ha sido el proceso de trabajo? ¿En estos años, se ha sentado muchas veces a hablar con el Papa?
-Muchas veces. La autobiografía es el resultado de un trabajo iniciado a principios de 2019 y concluido a principios de diciembre de 2024, cuando el Papa creó 21 nuevos cardenales de todo el mundo, mostrando una vez más su visión de la Iglesia universal. El proceso es el resultado de encuentros personales, de largas conversaciones, de intercambios de textos y documentos, de llamadas telefónicas y después de redacción, a las cuales ha seguido un trabajo conjunto de verificación. Y, por supuesto, de integración continua, a medida que continuaba el pontificado, con los viajes, los documentos, las decisiones.
-¿Cuál fue la contribución del Papa en el texto, una vez leída la primera propuesta?
-Yo diría como siempre: complementos, pequeñas correcciones, subrayados. En general, ha sido un proceso muy libre y abierto.
"Recordaba exactamente los nombres de todos sus maestros de primaria e incluso los de todos los médicos y enfermeras que se habían cuidado de él casi setenta años antes, cuando su vida estuvo en riesgo por primera vez"
-¿Qué aspectos o características destacaría de la manera de trabajar del Papa?
-El Papa tiene realmente una gran capacidad de trabajo y una enorme tenacidad. Y también llama la atención por una memoria prodigiosa, realmente poco común incluso en personas mucho más jóvenes: recordaba exactamente los nombres de todos sus maestros de primaria e incluso los de todos los médicos y enfermeras que se habían cuidado de él casi setenta años antes, cuando su vida estuvo en riesgo por primera vez por las consecuencias de la gripe asiática y se le llevó a cabo un drenaje torácico. Pero si tuviera que utilizar una sola palabra, que describe su manera de trabajar y su pontificado esta es ‘servicio’.

-¿Qué mensaje quería dar el Papa con este libro o qué aspectos de su vida le interesaba más que se reflejaran en él?
-Como dijo el mismo papa en una entrevista televisiva: “Tomo del inicio al final los relatos de mi vida, incluso algunos más pequeños, pero que dan el sentido de cómo soy yo”, y es la historia de un Papa que conoce profundamente los hombres porque ha andado toda la vida en medio de ellos. Pero él ha querido la autobiografía no por hablar de sí mismo, sino, partiendo de sus vicisitudes personales y de la memoria colectiva, por hablar de todos y por hablar a todos.
Y también en las dificultades, incluso en las tragedias que en el libro se evocan, el suyo es siempre un mensaje de esperanza, de una esperanza que sostiene y responsabiliza, concreta y a la vez invencible. En la narración del libro recorre los puntos centrales que caracterizan todo el pontificado y que representan para él también los retos más importantes para el futuro, porque, como dice en la introducción, “la memoria es un presente que nunca deja de pasar. Parece ayer, y mañana”. Pienso en la insostenibilidad del sufrimiento de los descartados y de los exiliados, en el repudio de la barbarie inhumana que es la guerra, en la urgencia de la cura del medio ambiente y de la casa común que es la Tierra, temas sobre los cuales Francisco pronuncia en la autobiografía las palabras más fuertes que se puedan imaginar, en la visión y en la práctica de una Iglesia cada vez más auténtica y que acoge a todo el mundo, en el arte del encuentro y el diálogo como estilo en la esperanza de un futuro en que no seamos peones ni espectadores sino protagonistas. Porque, dice el Papa, “donde hay realmente el Evangelio, no su ostentación, no su instrumentalización, sino su presencia concreta, siempre hay revolución. Una revolución en la ternura”. Esta es la herencia que Francisco libra, en aquellas páginas y en su pontificado.
"Una fragilidad de acero"
Y no es solo una “predicación”. Francisco es un pastor: ha sabido testimoniar la fe y a la vez indicar caminos “prácticos”, praxis, modalidades de solución y transformación. Y creo que la importancia y la grandeza de su obra —incluso en lo que ahora nos parece fragilidad, pero que es de alguna manera una “fragilidad de acero”— resultará cada vez más evidente en los meses y años venideros.

-¿Este ha sido el trabajo más especial en su vida profesional como editor?
-Sin duda. He publicado más de mil libros como editor, pero, ciertamente, nada es comparable a esta experiencia, que de alguna manera es la razón de una vida, y no solo desde el punto de vista profesional.
"Ahora tiene que enfrentarse a la convalecencia, sin prisa, pero aunque su cuerpo pueda ser menos 'eficiente', estoy convencido que sabrá encontrar nuevas maneras de ser incluso más 'eficaz'"
-¿Cómo ha vivido la reciente hospitalización del Papa?
-Con gran preocupación, por supuesto, pero también con gran esperanza. Yo había tenido la oportunidad de sentirlo al teléfono el día antes de entrar en el hospital Gemelli, y tenía conciencia de la dificultad de sus condiciones de salud. Pero también soy consciente de su fuerza y tenacidad. Me hizo el regalo de telefonearme una vez que volvió a Santa Marta: sentí su voz más débil, pero también el carácter y la lucidez de siempre. Fue una gran emoción y una gran alegría. Sé que no dejará de sorprendernos: si fuera de su habitación de hospital una gran parte del mundo ha rogado incesantemente por él, es porque, junto con el afecto, el reconocimiento lo sitúa no solo como un punto de referencia, sino como un baluarte, como algo que se necesita terriblemente, quizás hoy más que nunca, para frenar la injusticia, incluso el poder. Ahora tiene que enfrentarse a la convalecencia, sin prisa, pero aunque su cuerpo pueda ser menos “eficiente”, estoy convencido que sabrá encontrar nuevas maneras de ser incluso más “eficaz”.

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