"Se profundiza la dualidad. Somos un país con dos presidentes: uno de facto y otro legítimo, pero sin mando" Alfredo Infante sj: "Los venezolanos merecemos vivir y convivir con dignidad, y Herodes no nos arrebatará esta esperanza"
"2020 abre sus puertas con una profunda crisis signada por un golpe parlamentario, mayor persecución política y un salto atrás en los avances que, en 2019, se habían dado de cara a una posible solución electora"
"En el ámbito internacional, el gobierno interino de Juan Guaidó cuenta con el respaldo de más de 50 países, en los que se incluyen Estados Unidos y el bloque de la Unión Europea, mientras el gobierno de facto está respaldado por Rusia e Irán"
"Por ello, hoy más que nunca y aunque resulte cuesta arriba, como Iglesia seguimos apostando por una solución política electoral a la crisis"
"Por ello, hoy más que nunca y aunque resulte cuesta arriba, como Iglesia seguimos apostando por una solución política electoral a la crisis"
| Alfredo Infante s.j.
En víspera de la festividad de los Reyes Magos, Herodes tomó la delantera y el domingo 05 de enero dio una muestra insensata de su poder arbitrario, impidiendo con sus esbirros el paso de Juan Guaidó (JG) a la primera sesión parlamentaria del año, en la que se elegiría la nueva junta directiva de la Asamblea Nacional, para la cual JG estaba postulado a la reelección para el período 2020-2021.
Las imágenes son grotescas, rayan en la tragicomedia. Mientras esto sucedía en las afueras del Capitolio, dentro del hemiciclo un grupo de diputados conocidos como “la fracción CLAP” o "los del maletinazo" -por estar incursos en casos de corrupción y supuestamente ser comprados por operadores del gobierno de facto- sesionaban junto a los parlamentarios oficialistas y nombraban una directiva a la medida del régimen.
Debido a esta acción, en la tarde del mismo domingo 05 de enero, los diputados de la oposición democrática sesionaron en la sede del diario El Nacional, donde de manera legítima quedó reelecto el diputado Juan Guaidó como presidente del Parlamento, quien continuará en la presidencia interina de Venezuela.
Este primer cuadro se completó el martes 07, cuando los diputados de la AN legítima organizaron la toma simbólica del parlamento para inaugurar el nuevo año legislativo. La sede de la AN estaba rodeada por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y, después de un tenso y largo forcejeo, los legisladores lograron entrar al hemiciclo gritando «la Asamblea Nacional no es un cuartel», luego de lo cual se instalaron y sesionaron.
Por estos hechos y los que en esta dirección podrían ocurrir, 2020 abre sus puertas con una profunda crisis signada por un golpe parlamentario, mayor persecución política y un salto atrás en los avances que, en 2019, se habían dado de cara a una posible solución electoral y negociada al conflicto nacional.
Se profundiza la dualidad. Somos un país con dos presidentes: uno de facto y otro legítimo, pero sin mando; dos Tribunales Supremos de Justicia (TSJ): uno de facto y otro en el exilio; dos Fiscales: uno de facto y otro en el exilio; y una Defensoría del Pueblo y un Consejo Nacional Electoral sumisos al poder de facto.
En el ámbito internacional, el gobierno interino de Juan Guaidó cuenta con el respaldo de más de 50 países, en los que se incluyen Estados Unidos y el bloque de la Unión Europea, mientras el gobierno de facto está respaldado por Rusia e Irán. Este hecho nos sitúa en una situación muy riesgosa dentro del delicado y conflictivo escenario geopolítico global.
Al minar la institucionalidad, esta crisis política erosiona la confianza en todas las otras dimensiones (económica, política, social) profundizando la incertidumbre y haciendo insostenible la cotidianidad.
Por ello, hoy más que nunca y aunque resulte cuesta arriba, como Iglesia seguimos apostando por una solución política electoral a la crisis y en ella estamos dispuestos a poner, junto a nuestros pastores, los obispos, las organizaciones de la sociedad civil y los partidos políticos con vocación democrática, todos nuestros esfuerzos para encontrar el camino.
Los venezolanos merecemos vivir y convivir con dignidad, y Herodes no nos arrebatará esta esperanza.
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