"Este comportamiento criminal y el patrón de silenciamiento y ocultamiento al interno de la Iglesia, deben ser desmontados" La familia responde a la Iglesia de Ecuador: "Ricardo es la punta del iceberg de una realidad cruel y generalizada de impunidad ante el abuso sexual"
La familia de Ricardo en una Carta Pública, responde a la Iglesia y ratifica su pedido de que se investigue el abuso sexual que vivió Ricardo que prevenga que otros niños, niñas y adolescentes sean víctimas
No solo basta con conmoverse ante la negligencia en el cuidado de niños y adolescentes vulnerables que, como Ricardo, estuvieron bajo el amparo de la Iglesia
Ricardo partió de este mundo con la frustración y el dolor de no haber sido escuchado
Durante más de 30 años, dejaron que este pederasta confeso recorra colegios, escuelas, programas y parroquias manteniendo contacto con otros niños, niñas y adolescentes, en Quito y en las Islas Galápagos
Recordamos a la ciudadanía que fueron 11 autoridades eclesiales, las que conocieron del abuso sexual sistemático que sufrió Ricardo y ninguna dio una voz de alarma
Ricardo partió de este mundo con la frustración y el dolor de no haber sido escuchado
Durante más de 30 años, dejaron que este pederasta confeso recorra colegios, escuelas, programas y parroquias manteniendo contacto con otros niños, niñas y adolescentes, en Quito y en las Islas Galápagos
Recordamos a la ciudadanía que fueron 11 autoridades eclesiales, las que conocieron del abuso sexual sistemático que sufrió Ricardo y ninguna dio una voz de alarma
Recordamos a la ciudadanía que fueron 11 autoridades eclesiales, las que conocieron del abuso sexual sistemático que sufrió Ricardo y ninguna dio una voz de alarma
| Wambra
(Wambra).- Después de la publicación del reportaje “Impunidad Sagrada. El abuso sexual clerical y el silencio de la Iglesia. La historia de Ricardo” la Sociedad Salesiana del Ecuador y el Vicariato Apostólico de Galápagos publicaron un comunicado donde buscan aclarar sus acciones frente a la denuncia de abuso sexual sistemático que vivió Ricardo, en 1987, cuando tenía 15 años, en el Centro Juvenil San Patricio.
En el comunicado afirman que “no ha existido impunidad por parte de la Iglesia y Sociedad Salesiana en el Ecuador” y afirman “cero tolerancia a cualquier caso de abuso”. Además, Patricio Bonilla, Obispo de Galápagos, realizó una rueda de prensa el 27 de junio, donde informó que F. Cadena fue suspendido indefinidamente del sacerdocio, sin embargo, negaron que haya sido denunciado ante la justicia penal.
Frente a esto, la familia de Ricardo en una Carta Pública, responde a la Iglesia y ratifica su pedido de que se investigue el abuso sexual que vivió Ricardo que prevenga que otros niños, niñas y adolescentes sean víctimas y se cree una Comisión que investigue este tema en la Asamblea Nacional.
Reproducimos la Carta de la familia de forma íntegra.
Carta pública de la familia de Ricardo
La familia de Ricardo* frente a la nota aclaratoria emitida por la Sociedad Salesiana y el Vicariato Apostólico de Galápagos y las declaraciones de monseñor Patricio Bonilla, Obispo de Galápagos, en referencia al sistemático abuso sexual clerical que sufrió Ricardo en el programa “Chicos de la Calle” del Centro Juvenil San Patricio en 1987, puntualizamos lo siguiente:
No solo basta con conmoverse ante la negligencia en el cuidado de niños y adolescentes vulnerables que, como Ricardo, estuvieron bajo el amparo de la Iglesia. El precio que Ricardo tuvo que pagar por acceder a comida y techo fue muy alto, siendo las máximas autoridades eclesiales las que permitieron que F. Cadena siga con su vida eclesial, como si nada hubiese pasado, mientras que Ricardo partió de este mundo con la frustración y el dolor de no haber sido escuchado. Nos preguntamos, ¿si este acto insensible e inhumano fue por falta de amor al prójimo o porque Ricardo era un niño de la calle?
En 2003, Ricardo denunció públicamente el abuso sexual clerical del que fue objeto y pasó 21 años de su vida buscando una respuesta. No aceptamos que, hoy que ya no está junto a nosotros, la Iglesia justifique su accionar negligente alegando que fue él y no las más altas autoridades eclesiales, quienes no quisieron presentar la respectiva denuncia ante la Fiscalía General del Estado.
Desde el año 2003 hasta 2018, ningún miembro de la comunidad Salesiana, brindó seguimiento a la denuncia realizada por Ricardo. En la nota aclaratoria, la Iglesia justifica la impunidad de F. Cadena, atribuyendo a Ricardo la responsabilidad de no haber denunciado penalmente el abuso en 2003 y no haber buscado más apoyo, cuando él, en su búsqueda de justicia, volvió a mandar una carta pública a toda la comunidad Salesiana en 2006 denunciando nuevamente el abuso vivido. La Comunidad Salesiana tenía la obligación legal y moral de dar seguimiento a la denuncia y sancionar en debida forma a este pederasta clerical.
Es inaceptable que, recién, cuando el caso sale a la luz, a través de la crónica “Impunidad Sagrada: el abuso sexual clerical y el silencio de la Iglesia. La historia de Ricardo.”escrita por Sybel Martinez en Wambra Medio Comunitario, la Iglesia haya decidido suspender a F. Cadena del sacerdocio. Durante más de 30 años, dejaron que este pederasta confeso recorra colegios, escuelas, programas y parroquias manteniendo contacto con otros niños, niñas y adolescentes, en Quito y en las Islas Galápagos.
¿A cuántos otros niños, niñas y adolescentes debe haber violentado sexualmente F. Cadena, bajo el amparo y protección de las máximas autoridades de la Iglesia? Las fotos de Andrés Carrascosa, Nuncio Apostólico del Ecuador y de monseñor Patricio Bonilla, Vicario de Galápagos, compartiendo la misma mesa con F. Cadena, un cura pederasta, en su parroquia en la isla Isabela, en 2018, son la evidencia misma de ese patrón perverso de ocultamiento y silenciamiento frente al abuso sexual.
Recordamos a la ciudadanía que fueron 11 autoridades eclesiales, las que conocieron del abuso sexual sistemático que sufrió Ricardo y ninguna dio una voz de alarma para evitar que F. Cadena deje de estar en contacto con niños, niñas y adolescentes vulnerables. De hecho, pese a la denuncia por abuso sexual clerical en su contra, fue ordenado como sacerdote ocho meses después de que Ricardo hiciera su primera denuncia.
Cadena puedes estar ahora mismo con su familia, mientras que a Ricardo nosotras, su familia, lo extrañamos enormemente. Él se quitó la vida en la Asamblea Nacional, buscando la justicia que la Iglesia católica le negó por más de 30 años.
Por ello, rechazamos también la insinuación de que Ricardo se quitó la vida por una necesidad laboral, él fue una persona brillante, esto también debe reposar en la documentación que indican tener los salesianos. Forjó una trayectoria académica y profesional importante y si bien no amasó riqueza ni poder, tampoco participó en eventos importantes a nivel nacional o posó para fotografías con las más altas autoridades del gobierno de turno como lo hacen ustedes, la iglesia; con esfuerzo, dedicación y experiencia laboral, él y su familia labró un patrimonio que nos permitió vivir tranquilos. Ricardo buscaba justicia, no trabajo.
Lo cierto es que, Ricardo no fue tratado con dignidad ni respeto, a la jerarquía eclesial le faltó compasión, no les importó los daños y secuelas irreversibles de este crimen. No hubo acto de contrición, arrepentimiento, ni propósito de enmienda, tampoco un intento por reparar los daños causados, no se le ofreció contención psicológica, como falazmente se ha aseverado, ni se hizo justicia. Tal actitud supuso una nueva y brutal agresión en su contra.
Por ello, la Iglesia, previo a ofrecer una disculpa y querer mantener contacto con las víctimas de pederastia clerical y sus familias, debe humanizar su conducta, reparar el daño causado y demostrar que está actuando de forma distinta, dejando de proteger a curas pederastas y abusadores sexuales.
Nos ha hecho mucho ruido que la Iglesia, en palabras expresas de monseñor Patricio Bonilla, pida ayuda para “ser buenos”, sin duda un reconocimiento tácito de que el abuso sexual clerical es una práctica legitimida estructural e institucionalmente. De ahí que este comportamiento criminal y el patrón de silenciamiento y ocultamiento al interno de la Iglesia, deben ser desmontados; caso contrario seguirán reproduciéndose en contra de personas indefensas: niños, niñas, adolescentes, jóvenes, seminaristas, novicios, mujeres, personas discapacitadas, alumnos, alumnas, etc.
Por todo lo expuesto, solicitamos a la Asamblea Nacional que cree la Comisión Ocasional y Especializada que investigue el #AbusoSexualClerical en el país, sabemos que hay otras víctimas de F. Cadena y que Ricardo es la punta del iceberg de una realidad cruel y generalizada de impunidad ante el abuso sexual en la Iglesia.
Ha llegado el momento de investigar cuántos F. Cadena hay al interior de la Iglesia Católica cometiendo delitos atroces en contra de otros niños, niñas y adolescentes en todo el país.
Atentamente,
La familia de Ricardo.
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