"Es una propuesta cargada de esperanza", explica el adminstrador de la diócesis Los Santos Niños Mártires de Tlaxcala: una canonización en favor de los más vulnerables
(Guillermo Gazanini, corresponsal en México).- Es la diócesis más antigua de México. Erigida el 13 de octubre de 1525, fue la cuna de la evangelización de la Nueva España cuando franciscanos y dominicos plantaron la semilla de la fe sobre los vestigios de otra civilización. Aquí, las primeras escuelas de catequesis tuvieron sus adeptos y, de entre ellos, fueron tres niños quienes entre 1527 y 1529 sufrieron el martirio.
Siglos después, Cristóbal, Antonio y Juan serán elevados a la gloria de los altares y gracias, en un principio, al Papa Juan Pablo II. Serán llamados protomártires de América, es decir, los primeros evangelizados en morir por la nueva fe aún antes del hecho guadalupano de 1531.
El padre Jorge Iván Gómez Gómez (Medellin, Colombia, 1963) es administrador diocesano de la sede vacante cuando el III Obispo de Tlaxcala, Mons. Francisco Moreno Barrón, fue designado como pastor de la Arquidiócesis de Tijuana el 16 de junio de 2016.
Al sacerdote nacido en Colombia, quien descolla por su memoria privilegiada en cuanto a datos y fechas precisas, le corresponde, en este momento, encabezar los preparativos hacia la canonización y encauzar la alegría de un pueblo por los nuevos santos indígenas.
Me recibió en la sede del obispado de Tlaxcala, en el centro histórico de esta ciudad, donde la austeridad del edificio mantiene ese sabor provincial y del grandioso pasado de esta tierra orgullosa de sus Niños Mártires patronos de la infancia mexicana mientras aguarda por el nuevo pastor que la apacentará.
Padre, la noticia de la próxima canonización de los Niños Mártires es motivo de alegría para esta Iglesia diocesana y la República mexicana. A esto se añade el eventual título de protomártires de América. ¿Qué significa esto?
Agradezco la visita y me da gusto compartir con los lectores esta noticia que nos llena de gozo, alegría y esperanza. Como su nombre lo dice, estamos hablando de los primeros mártires de América y la Positio fue presentada con este título.
Esperamos que, una vez publicada la fecha de canonización, se conserve efectivamente como les conocemos en Tlaxcala y así lo he hemos presentado ante la Santa Sede.

El proceso de canonización y beatificación tiene en su base la reunión de datos y elementos para confirmar la existencia de cualquier santo y beato especialmente si están lejanos a nuestro tiempo. Uno de ellos es el testimonio de Fr. Toribio de Benavente que describe el martirio de los Niños. ¿Cuál es la importancia de este documento?
El documento es el punto de partida que motivó que el Papa oficializara la canonización, es el documento base para la difusión del culto.
¿Quiénes han sido los principales promotores de la causa de los Niños Mártires?
En su momento fue Mons. Luis Munive y Escobar, primer obispo de Tlaxcala en el año de 1977. Tengamos presente que fue originario de Santa Ana Chiautempan, pertenecía al presbiterio de la Arquidiócesis de Puebla.
En 1959, el Papa Juan XXIII creó la diócesis de Tlaxcala en su nueva etapa, ya que tenemos noticias de que fue la primera de México en su momento. Siendo tlaxcalteca y párroco de la Basílica de Ocotlán escuchaba con frecuencia que se hablaba de los niños mártires con devoción e incluso tuvo testimonios de gente muy sencilla.
Esto lo hizo reflexionar al punto de que en 1977 empezó el proceso oficial hacia la beatificación que concluyó el 6 de mayo de 1990 cuando san Juan Pablo II vino a la Basílica de Guadalupe y beatificó, entre otros, a los Niños.
Llama la atención el tiempo que tomó esta causa. Podemos decir que fue corto.
Efectivamente fue bastante corto. A esto contribuyó el hecho de que, previo al inicio oficial en 1977, ya había un trabajo desarrollado entre el presbiterio y con las estructuras diocesanas para su oficialización.

¿Sabemos dónde están los restos o reliquias de los Niños Mártires? ¿Tenemos certeza de la ubicación de sus restos?
No hay certeza. Inclusive con el postulador, Fr. Giovan Giuseppe Califano, con quien estuve en Roma la primera semana del mes de marzo, y ante la inminencia de esta noticia, teníamos presente que en el rito de canonización deberían presentarse algunas reliquias. Estamos tratando de individuar algunos signos para que sean presentados debido a la ausencia de reliquias.
Desde luego se han adelantado algunos estudios por peritos especializados. Hay hipótesis. Una que estuvieran sepultados en Catedral en lo que tiene que ver con Cristobalito. En cambio, con Antonio y Juan, hay una hipótesis de que pudieran estar en el templo franciscano en Puebla.
Tenemos la recomendación de continuar esa búsqueda. Me reuní con la Comisión diocesana procanonización y con el vicepostulador -padre Rubén Rubén Rodríguez Balderas del Opus Dei- quien es mexicano y retomamos esos estudios. Vamos a seguir adelantando hasta donde sea posible desde luego apoyándonos en peritos en la materia.
En el estado actual estamos en estas hipótesis que aún no confirman la existencia de reliquia alguna.
Sí, en lo que se refiere a reliquias de primer grado. No las tenemos. Desde luego esto aparece en la Positio y es del conocimiento del Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos; sin embargo, esto no representa ninguna dificultad. La oficialización de la canonización nos motiva para seguir en la búsqueda, no quiere decir que todo terminó aquí. El compromiso es continuar difundiendo la devoción y recogiendo los testimonios.
Otras de las condiciones para que los santos lleguen a serlo son los milagros. El Papa exenta de un milagro a los Niños Mártires. No obstante, ¿podemos conocer algunos milagros confirmados por la ciencia por intercesión de los nuevos santos?
Hay muchos testimonios. La misma Positio recoge los últimos. El Santo Padre ha eximido todo este proceso de la ratificación científica del milagro y, por lo tanto, serán canonizados por la fama de santidad.
El martirio sería suficiente; sin embargo, desde el primer momento que se reactivó la causa con quien fuera el Obispo de Tlaxcala, don Francisco Moreno Barrón, se recopilaron muchos testimonios. En 2016, en un encuentro reciente, se contempló esta posibilidad -la exención del milagro-, el Papa acogió con beneplácito esta petición, sin embargo se sigue trabajando en la recepción de testimonios que hablen de milagros.

Recordemos la beatificación del 6 de mayo de 1990 cuando Juan Pablo II, al inicio de su larga peregrinación por México, elevó a los altares a los niños mártires y a san Juan Diego. Era el paso inicial para celebrar el V Centenario de la Evangelización de América. ¿Qué frutos tenemos de este hecho particular?
Hay que tener presente que la beatificación se dio en un momento en que, quien fuera su impulsor, Mons. Luis Munive y Escobar, estaba gravemente enfermo en estado vegetativo quedando responsables una Comisión y el administrador diocesano, el actual obispo de Tula, Mons. Pedro Juárez Meléndez. Ese momento se vivió intensamente, pero posteriormente, de alguna manera, quedamos contentos con la beatificación, vivimos ese gozo, pero fue pasando el momento.
Al llegar el señor obispo Jacinto Guerrero Torres, quien falleció repentinamente en diciembre de 2006, trató de impulsar la devoción de los Niños Mártires concretamente en la catequesis. Se fueron dando pasos, pero no se impulsó de manera fuerte el proceso de canonización.
Don Francisco Moreno Barrón llegó aquí el 28 de mayo de 2008, después de un año y medio en el que estuvimos en período de transición, y con motivo de los cincuenta años de la diócesis en 2009, integró en el Plan diocesano de pastoral este propósito de la canonización. Esto detonó fuertemente en la diócesis la presencia de los Niños Mártires y su devoción.
El entusiasmo de Don Francisco Moreno Barrón hizo que esto fuera más allá a tal punto de involucrar al Episcopado Mexicano. Después de la convocatoria al Año Jubilar por los 500 años del nacimiento de los Niños, propuso al Episcopado que fueran patronos de la niñez mexicana lo que fue aprobado por unanimidad. Se llevó a Roma y en el mes de marzo de 2015 se recibió una respuesta favorable.
Este patronazgo de la niñez mexicana es especial de manera particular en este país donde los niños están en condiciones muy vulnerables que impiden un desarrollo integral. ¿Cómo se impulsará el conocimiento de este patronazgo desde la diócesis de Tlaxcala en bien de la niñez y juventud de México?
Se recibió la confirmación de la autoridad competente de la Santa Sede de esta solicitud que, de manera unánime, el Episcopado aprobó en marzo del año pasado. Esto lo recibió, de manera directa, el Presidente de la Conferencia Episcopal, ya no es la diócesis quien lo pidió ante la Santa Sede sino el Episcopado.
En la diócesis se hizo la celebración con alcance nacional. El año pasado, en la conclusión de la Asamblea del Episcopado, tuvimos una magna celebración presididos por el cardenal Norberto Rivera Carrera en la que concelebraron más de cuarenta obispos, fue considerada como la celebración donde se oficializó el patronazgo de los Niños Mártires a nivel nacional. Queda en cada diócesis realizar alguna celebración en este sentido.

¿Qué preparativos se realizan para la canonización desde la diócesis de Tlaxcala?
Una vez se recibió la noticia el pasado 23 de marzo, fecha significativa y providencial ya que el 23 de cada mes, se celebra la misa en honor a los niños mártires en orden a su fiesta el 23 de septiembre. A partir de ese momento hubo mucha alegría.
La primera semana de marzo estuve en Roma y pude entrevistarme con el postulador, el padre Giovan Giuseppe Califano, con el Prefecto de la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos y en algún momento un saludo al Santo Padre donde le di a conocer el motivo de mi viaje a Roma. Nos habían dado algunas indicaciones: estábamos esperando la reunión de cardenales y obispos que, el cuatro de enero pasado, habían recibido la Positio y que tenían que pronunciarse al respecto a partir de una ponencia que hizo el cardenal prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Angelo Amato.
Por lo tanto, el Colegio de Consultores y Presbiterio, íbamos dando pasos en espera de ese momento; estábamos pensado cómo celebrarlo y cuáles deberían ser los frutos de esa celebración. De cualquier forma llega la noticia y se recibe con gozo y alegría por parte de los fieles católicos e incluso de fieles de otras confesiones cristianas. Ese mismo día hubo un toque de campanas a las doce: fue una iniciativa de momento que fue vista con benéplacito y de la que dieron cuenta los medios de comunicación ampliamente.
En cuanto a los preparativos, estamos esperando la oficialización. Creemos que se dará en un Consistorio a finales de abril, y pensaríamos que la canonización se celebraría hacia octubre en Roma. También estamos hablando de la reunión de una Comisión interdisciplinar para proponer un Congreso previo, organizar congresos a nivel decanato y fortalecer la dedicación de altares a los Niños Mártires en cada templo, los cuadernos de favores y la reedición del texto sobre datos biográficos de los Niños Mártires, relanzar la búsqueda de posibles lugares donde podríamos encontrar los restos de Cristobalito aquí en Tlaxcala y de Antonio y Juan en Puebla.
Más adelante, el 23 de septiembre de este año, hacer intensos los festejos y a nivel de medios de comunicación tenemos varios proyectos. Desde luego la peregrinación, si fuera el caso, a Roma. El sábado anterior a la canonización, un acto académico y cultural además de una vigilia. El día siguiente participar del rito y el lunes, la acción de gracias para después, el miércoles, compartir la audiencia general.
Estamos en la tarea de la reelaboración de la oración e igualmente de la imagen. Hay varias de ellas: la que tiene mayor difusión es la del maestro Desiderio Xochitiotzin cuyo mural está en el Seminario diocesano; pudiera ser esta con algunos retoques que se nos han sugerido.
También el himno. Tenemos dos de ellos, el más antiguo compuesto por un sacerdote de la diócesis, el padre Rubén Camacho y otro por el maestro de Coro de Catedral.

Nuestros Niños Mártires son indígenas y es otro grupo especialmente vulnerable en México. ¿Cuáles son los aspectos de la pastoral indígena que se desarrollan en la diócesis de Tlaxcala?
Tenemos dos grupos indígenas: el otomí cuyo centro particular es la parroquia de San Juan Bautista Ixtenco en el oriente limitando con el Estado de Puebla, y el grupo lingüistico náhuatl en San Pablo del Monte en una comunidad llamada San Isidro Buen Suceso, limitando al sur con Puebla. Ellos han estado presentes en este proceso y lo han asumido como suyo gracias a la labor pastoral de los párrocos que han promocionado la presencia de los Niños Mártires. Hay una pastoral indígena diocesana como una de las dimensiones de la pastoral profética.
Existen esfuerzos para recibir la riqueza de estos grupos indígenas: los vemos muy entusiasmados, contentos, en actitud propositiva. La celebración de la misa del Año Jubilar tuvo muchos de sus elementos culturales. Ahí estuvo el nuncio Christophe Pierre; ellos hicieron presencia particularmente en las lecturas, se hicieron en su lengua, participaron con el ofertorio a través de los trajes que le son propios y algunos otros signos en este sentido.

¿Qué podemos encontrar en el tomo de la Positio que tenemos frente a nosotros?
Hay una contextualización del proceso previo a la beatificación y que parte de la primera evangelización en México y Tlaxcala desde que llegó Hernán Cortés y los primeros misioneros franciscanos y dominicos. El método de evangelización es muy importante: estamos hablando de tres niños que recibieron la catequesis, el primer anuncio del Evangelio y fueron después evangelizadores.
El postulador, siendo franciscano, nos comparte que esta causa les infunde gran alegría. Ellos, como Orden, le dedicaron esfuerzos y recursos; consideran que son los primeros frutos de sus primeros misioneros en América.
La imagen de los Niños del maestro Desiderio se privilegia por ser la obra de un tlaxcalteca reconocido a nivel internacional. Es el mismo quien hizo los murales en el Palacio de Gobierno. Esta es una de las imágenes más queridas y difundidas en la diócesis de Tlaxcala.
La Positio tiene la información que recoge todos los testimonios Y iniciativas devocionales y cultuales particularmente desde el año 2009 a la luz del Plan Diocesano de Pastoral cuya visión fue llegar a la canonización. Hay documentos o testimonios históricos que reúnen elementos para sustentar los métodos de evangelización, la vida, martirio y fama de santidad de los Niños que tuvieron el coraje para testimoniar su fe en esos momentos difíciles.
La devoción a los Niños Mártires ha salido de Tlaxcala y fuera del país. Se tienen noticias de su culto en diversas partes de México. En Tulancingo son patronos de los niños que sirven al altar; en Ciudad Bustamante, Nuevo Laredo, la presencia de un sacerdote tlaxcalteca ha hecho que los Niños Mártires tengan arraigo; un sacerdote de El Paso, Texas, viene a los festejos anuales y es promotor; en Colombia, varios obispos han conocido de los Niños por familias que han llevado la devoción.
Mons. Francisco Moreno Barrón llevó en su corazón esta causa. En Tijuana hay gran conocimiento de los Niños Mártires. Él sigue siendo el promotor y comparte la imagen que le enviaron un grupo de fiscales y mayordomos de la parroquia de San Cosme Mazatecochco. Eventualmente espera la creación de una parroquia con el patrocinio de los Niños Mártires. Tengo testimonios de que, a partir de la llegada del señor obispo, los sacerdotes han tomado cariño a los Niños y su causa.
La presencia del señor obispo Moreno Barrón, quien lleva en mente y corazón a los Niños Mártires, converge con el reto de la migración. Desde su llegada a la Arquidiócesis de Tijuana se ha involucrado fuertemente cuando, en este momento, se habla de deportaciones, de obstáculos a la migración, de muros; lo vemos muy comprometido. Recientemente hizo una marcha de más de 30 mil en apoyo a los migrantes.

Finalmente, un hecho que no es ninguna coincidencia es que los niños mártires de Tlaxcala fueron anunciados como próximos santos junto con los niños pastores y videntes de Fátima. Momentos históricos del siglo XVI y del siglo XX que representaron la apertura a una nueva época. ¿Qué mensaje nos quiere dar la Iglesia con estas notables canonizaciones en conjunto?
Estamos hablando de la niñez y de la adolescencia. Toda época trae consigo retos y desafíos, pero la actual mayormente. Niñez y adolescencia son etapas difíciles: enfrentan amenazas fundamentalmente por la realidad concreta que se vive en las familias.
La Iglesia insiste mucho en esto: frutos de ello son el Sínodo Ordinario, el Extraordinario y el documento del Papa "La Alegría del Amor". Al centro de la familia hay niños: sin duda alguna el Santo Padre tiene en su mente proponer ejemplos para que niños y adolescentes no estén solos en esta encrucijada. Hay amenazas por todos lados y, desde luego, la mayor es la disolución de la familia provocando heridas y promoviendo propuestas contrarias al proyecto de Dios y del Evangelio y en medio están los niños.
Esta es una propuesta cargada de esperanza, muestra la solicitud en favor de los más vulnerables expuestos a muchas amenazas.
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