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Del 24 al 29 de septiembre, estarán reunidas 110 personas de 31 países de los cinco continentes del mundo, donde a partir de una experiencia de fraternidad, podrán trazar una agenda conjuntaque lleve a la construcción de líneas de trabajo que permita acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes, refugiados, desplazados y a las víctimas de trata.

El líder católico al referirse a estos espacios de comunión que ofrece la Red Clamor y atendiendo los nuevos tiempos, indicó que es imposible pensar en un trabajo desarticulado más aún, en este complejo momento que enfrenta el fenómeno migratorio. Esto, indicó, lleva a la Iglesia a pensar en unir fuerzas al lado de otras iniciativas o experiencias de la sociedad que van sintiendo esa misma realidad.

Prioridad el trabajo en red

Monseñor Ulloa dijo que, lo que la Iglesia realiza es importante socializarlo y conocer nuevas experiencias que lleven a fortalecer el trabajo de la Red y así, junto a otras instancias poder desarrollar con eficacia un mejor acompañamiento a las personas vulnerables.

"Lo que la Iglesia realiza es importante socializarlo y conocer nuevas experiencias que lleven a fortalecer el trabajo de la Red"

Dando continuidad al tema, indicó que sería imposible seguir haciendo un acompañamiento a los migrantes si no es concebido como un trabajo en red, por lo que insistió en la necesidad de hacer conciencia al interno de la Iglesia para que se abra una mirada diferente en este campo y se revise bien que se hace a través de la red Clamor.

“Lo más importante en este encuentro es que las buenas prácticas que se hacen en otras iglesias podamos también asumirlas, para que podamos sentir que somos una sola iglesia la que trabaja de extremo a extremo, no son iglesias separadas, es una sola que va acompañando al migrante a medida que va pasando por nuestros países y por nuestra iglesia”, resaltó.

La experiencia de otros continentes amplía la visión

De otra parte, acentuó en la importancia de contar por primera vez con la presencia de delegados de países como: Estados Unidos, Francia, Afganistán, Sudáfrica, España, Francia, Italia, Marruecos, Bélgica, Etiopía, Ucrania, Bangladés, Líbano, Zambia y Tailandia, subrayó que esto es una respuesta del espíritu, pero también del sentir del Papa Francisco, que servirá para enriquecer la reflexión y los aportes.

No podemos reducir solamente la realidad de migración a nuestro continente, a nuestras realidades y la presencia de otros hermanos extra-continentales también nos fortalece, nos hace pensar que esas mismas realidades que vivimos aquí la están viviendo otros hermanos, ellos aprenden de nosotros y nosotros aprendemos de ellos”, puntualizó.

Crear corredores humanitarios

Pasando al tema puntual de la migración en Panamá, comentó que, si bien es cierto que a raíz de la realidad que vive Venezuela el flujo migratorio ha descendido, esto no quita que continúen llegando migrantes. Realidad que se complica según expuso, con el cierre de algunas entradas de frontea, pero expuso que, la Iglesia continúa en conversación con las autoridades para que se logren abrir corredores humanitarios que ayuden al flujo esta población.

Para atender esta realidad, habló que la Iglesia no bajará la guardia para acoger y ayudar a los migrantes, por lo que compartió que se están fortaleciendo los equipos pastorales de movilidad humana, así como el trabajo que se realiza con los padres y hermanas Scalabrinianas.

Los Estados deber ir al encuentro del migrante

Por último, se refirió a la atención que los Estados dan a estos fenómenos migratorios, al respecto dijo que una de las formas para que los Gobiernos se interesen más de estas problemáticas es yendo al encuentro de esta población, estando presentes en los lugares de cruce, de salida y llegada de los migrantes. A esto dijo que, como Iglesia han estado junto con otros estamentos que tiene que ver con esta población, escuchando de viva voz los dolores y dramas de estas personas.

La escucha, yo creo que es una de las formas para que puedan ir cambiando y sensibilizándose a esta dura realidad. Lo otro yo creo que también, es que la voz de la Iglesia nunca deje de ser voz de los que no tienen voz y hacer consciencia como hemos dicho, a nivel de institución, de gobierno, pero también la consciencia en cada uno de nosotros dentro de nuestra Iglesia”, concluyó.

Los centros de acogida de menores migrantes en Canarias hace tiempo que  superaron su capacidad