Misa Crismal del Arzobispado de La Plata Víctor Manuel Fernández: "La Semana Santa, una aventura del Espíritu"
"Hoy estamos aquí reunidos como comunidad diocesana, y a esta misa venimos a buscar la ayuda de la gracia para seguir creciendo. Aquí todos los sacerdotes han llegado con miembros de sus comunidades, no sólo para buscar los óleos santos, sino para participar en su consagración"
"En estos días queremos entrar libremente a lo hondo del desierto, respondiendo al llamado que el Señor está haciendo en el fondo de nuestros corazones"
| RD/Aica
El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, presidió el miércoles la Misa Crismal en la catedral local, donde el clero platense renovó sus promesas sacerdotales Concelebraron los obispos auxiliares, monseñor Alberto Germán Bochatey OSA y monseñor Jorge Esteban González; y el obispo auxiliar electo, monseñor Federico Guillermo Wechsung.
En la homilía, monseñor Fernández consideró que estos son días "espiritualmente intensos y decisivos, para todos, también para los sacerdotes", por lo que invitó a la comunidad diocesana a vivir "una aventura del Espíritu en esta Semana Santa". "Es un tiempo breve, son pocos días, pero están llenos de gracia y son el corazón de todo el año litúrgico", agregó.
"Hoy estamos aquí reunidos como comunidad diocesana, y a esta misa venimos a buscar la ayuda de la gracia para seguir creciendo. Aquí todos los sacerdotes han llegado con miembros de sus comunidades, no sólo para buscar los óleos santos, sino para participar en su consagración", manifestó.
Seguidamente, a la luz de las lecturas compartidas en la misa, señaló: “Nos hablan de un Dios que trae consuelo y liberación a un pueblo sufrido, que ha pasado por el desierto de la cruz. A nosotros nos preanuncia el gozo liberador de la Pascua, pero primero tenemos que compartir con Cristo su pasión y su cruz”.
“Hoy entramos juntos al desierto. Desde hoy hasta la Resurrección penetramos juntos en un espacio de liberación que aceptamos libremente. Otras veces el desierto se nos viene encima sin que lo aceptemos, y se convierte en un estado del alma; sumergida en la aridez, el desencanto, la oscuridad, el abandono interno, la soledad con gusto a vacío”, aseguró, y completó: “Pero en estos días queremos entrar libremente a lo hondo del desierto, respondiendo al llamado que el Señor está haciendo en el fondo de nuestros corazones”.
El arzobispo platense manifestó que “hace falta experimentar a fondo esa soledad honda del corazón, dejarla aflorar con toda libertad, hasta que se convierta en un grito inevitable: ¡Ven Señor!’”, y remarcó que “entrar al desierto es quedar completamente solos, sin poder aferrarnos a nada, entrar en el vacío total que es perfecta libertad”.
“El desierto es abandono, despojo, liberación, renuncia a toda dependencia terrena, es tirar las muletas, las máscaras y los escudos para estar disponibles ante la gracia transformadora, aunque estemos en medio del mundo, del ruido y del trabajo”, graficó.
El arzobispo reconoció también que “hacen falta momentos para estar solos frente a frente con Cristo, abrazados a él, colgados de su cruz, experimentando con él la aridez del desierto, muriendo con él. Es ese silencio sagrado donde se van apagando todos los ruidos, pero no sólo los sonidos, sino los ruidos interiores: los reclamos, los reproches, los miedos. Todo calla para que sólo reine Cristo. Qué hermoso será que ese momento se produzca en esta semana”.
Finalmente, monseñor Fernández insistió en atravesar esta Semana Santa “codo a codo con Cristo, aceptando vivir con él el abandono total”.
Después de la celebración eucarística los sacerdotes se reunieron para compartir un ágape, en el que el monseñor Wechsung recibió de manos del arzobispo la bula papal de su designación. Luego realizó la profesión de fe y el juramento de fidelidad, y recibió algunos obsequios del presbiterio.
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