Homilía de Gustavo Carrara en la Misa por el Día del Pontífice El 'obispo villero' de Buenos Aires celebra al Papa como "regalo sorprendente del Espíritu Santo"
"Hoy Cristo está llagado en los niños, niñas y adolescentes que sufren la pobreza, en esa mamá que no come para que sus hijos coman, en los ancianos olvidados, en los enfermos, en aquellos padres de familia que han perdido el trabajo", alerta el también vicario episcopal para las villas de emergencia
| RD/AICA
Al celebrarse la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, sábado 29 de junio, el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, presidió la misa por el Día del Pontífice en la catedral metropolitana de Buenos Aires, ante una numerosa cantidad de fieles.
Acompañaron concelebrando: representando a la Nunciatura Apostólica, el encargado de negocios a.i, monseñor Aliaksandr Rahinia, y Vincenzo Turturro, consejero; monseñor Ernesto Giobando SJ, monseñor Juan Carlols Ares y monseñor Gustavo Carrara, obispos auxiliares de Buenos Aires; monseñor José María Arancedo, arzobispo emérito de Santa Fe de la Vera Cruz; monseñor José Luis Mollaghan, arzobispo emérito de Rosario; monseñor Antonio Baseoto, obispo castrense emérito; y monseñor Alfredo Zecca, arzobispo titular de Bolsena. Además estuvieron presentes autoridades del gobierno de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires.
"Cultura de la voracidad y del descarte"
Monseñor Carrara, se encargó de predicar la homilía en la que se refirió al papa Francisco, como un “regalo sorprendente del Espíritu Santo, para la Iglesia y para el mundo de hoy”, ante los desafíos y delicados problemas que atraviesa la sociedad.
Al citar su última exhortación apostólica, Christus vivit, indicó que se propone nuevamente el kerigma: “Dios te ama, Cristo es tu salvador, Él vive”. "Este es el primer anuncio por dos razones: porque es el más importante y porque hay empezar por allí. Todo lo demás viene después. Esto es lo que anunciaron San Pedro y San Pablo, por esto dieron su vida”.
Luego expresó: “Hoy Cristo está llagado en los niños, niñas y adolescentes que sufren la pobreza, en esa mamá que no come para que sus hijos coman, en los ancianos olvidados, en los enfermos, en aquellos padres de familia que han perdido el trabajo”.
Monseñor Carrara alertó sobre “la cultura de la voracidad y del descarte”, que el Papa la señala como anti-evangélica, y sobre los procesos de deshumanización que se aceleran, “se elige quien es prójimo y quien no lo es. Se van instalando así el terror y los muros. Ciudadanos amurallados, aterrorizados de un lado; excluidos, desterrados más atemorizados todavía del otro. Y se pregunta: ¿Es esa vida que nuestro Padre Dios quiere para sus hijos e hijas?”, cuestionó.
"Cultura del encuentro"
El vicario episcopal para las villas de emergencia de Buenos Aires señaló que en el corazón del Evangelio, “también está la vida comunitaria” y “la cultura del encuentro” que propone el Santo Padre: “Es una cultura poliédrica, porque busca generar procesos que construyan un pueblo enriquecido por las diferencias. Procesos en primer lugar de integración de los descartados, de los invisibles”.
En este sentido, animó a la comunidad a tener una “convicción profunda de que cada persona es sagrada, de que no mandan las circunstancias”, porque “el solo hecho de haber nacido en un lugar con menores recursos o menor desarrollo no justifica que algunas personas vivan con menor dignidad”.
El prelado definió a la cultura como el estilo de vida de un pueblo, “lo que ha entrado en las entrañas de un pueblo” y el pueblo que ha hecho suya la cultura del encuentro es aquel “conjunto de personas que no camina como individuos sino como el entramado de una comunidad de todos y para todos, que no puede dejar que los más pobres y débiles se queden atrás”.
Finalmente, sostuvo que “hay una profunda cuestión cultural que hay que afrontar, que es al mismo tiempo política y social”, frente a la cual debe instaurarse la cultura del encuentro:
“En todo esto se juega la presencia de la esperanza en el mundo, se juegan temas que desafían nuestros valores más profundos y el sentido de nuestro paso por esta vida”, concluyó.
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