El ataque a la misión especial Scicluna-Bertomeu Nos quieren estupidizar

Giuliana Caccia y Sebastián Blanco en YouTube
Giuliana Caccia y Sebastián Blanco en YouTube

"… Llamar estúpidos a Caccia y Blanco no es un insulto, sino una descripción … El último video que gira por las redes: 'Nos quieren excomulgar', para un peruano promedio o para alguien como yo, matoneada ante los tribunales desde el 2018, no sorprende. Solo aburre y agota

"Impresiona la desfachatez y la estupidez del Sodalicio de usar con los dos enviados del Papa, protegidos con la inmunidad diplomática, los mismos métodos que por años han utilizado contra los sobrevivientes del Sodalicio y sus familias, contra los periodistas, contra los comuneros de Piura. Da vergüenza ajena"

"Que no nos manipulen una vez más. Esta conducta es parte del ADN del Sodalicio. Están intentando obstruir la justicia canónica, pero no lo van a conseguir"

"Los hechos cuestionados por estos dos personajes y la decisión del Papa Francisco son facilísimos de entender (no para Caccia y Blanco, por lo visto)"

El historiador Carlo Maria Cipolla explicó en su estudio irónico “Teoría de la estupidez” que, si el inteligente se beneficia a sí mismo y a los demás, el bondadoso se perjudica a sí mismo pero beneficia a lo demás, el malvado se beneficia a sí mismo perjudicando a los demás, el estúpido se perjudica a sí mismo y perjudica a los demás. 

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Llamar estúpidos a Caccia y Blanco no es un insulto, sino una descripción. Su único problema es su memez, su incapacidad para entender lo evidente, unida a su soberbia, marca del Sodalicio. Todo ello aderezado del victimismo del passive agresive. El cóctel de estupidez, soberbia y victimismo es explosivo. 

Los 10 expulsados del Sodalicio
Los 10 expulsados del Sodalicio La República

Quizás ustedes, viviendo en un país normal les haya sorprendido el último video que gira por las redes: ‘Nos quieren excomulgar’. En cambio, para un peruano promedio o para alguien como yo, matoneada ante los tribunales desde el 2018, no sorprende. Solo aburre y agota. Si no lo han visto, no lo hagan: se trata de dos muñecos ‘Plaza Sésamo” explicando “algo” sin entender lo que explican. Son dos protagonistas de ‘Amo a Laura’ (véanlo en YouTube, entenderán muchas cosas) perdidos en el espacio infinito y negro de su cerebro.

Con indescriptible paciencia, he escuchado ‘Nos quieren excomulgar’. No deja de ser una provocación más. De un intento, de dos influencers estúpidos, por tratar de conseguir un minuto de gloria, haciendo pasar a Francisco como un Papa del medioevo. 

Los hechos cuestionados por estos dos personajes y la decisión del Papa Francisco son facilísimos de entender (no para Caccia y Blanco, por lo visto).

El 25 de julio de 2023 empezaba una misión especial al Sodalicio enviada por el Santo Padre. Como se me dijo entonces, la lista de los declarantes era cerrada puesto que la misión duraría solo de martes a sábado. Los dos primeros declarantes seríamos Pedro Salinas y yo misma, porque la misión se puso en marcha tras mi denuncia desesperada el 10 de noviembre de 2022, en una audiencia privada con el Papa, dada la imposibilidad de obtener justicia en Perú para las víctimas del Sodalicio.

Durante el interrogatorio que me hizo monseñor Scicluna, a continuación del que le hicieron a Pedro, siempre por separado, supe que el día anterior hubo dos declarantes extras, que no estaban en los planes de la misión especial, acogidos por Bertomeu con gran generosidad. Se habían presentado como presuntas víctimas de ex sodálites. 

La afirmación que había hecho ella (en ese momento no sabía que era Caccia) no era verdad, le dije a Monseñor Scicluna. Era falso que aquella fuera víctima de José Enrique Escardo y Martín Scheuch. Le expliqué a Scicluna que en las dos décadas precedentes, muchas personas en Twitter habían revictimizado a Scheuch y Escardó, negándoles su condición de víctimas. Lo típico de los debates en redes: polemizar hasta el infinito, hablar de lo que no se sabe, amenazar con acciones legales después de provocar al otro, etc.

Pedro Salina y Paola Ugaz, en Lima, ante la Nunciatura
Pedro Salina y Paola Ugaz, en Lima, ante la Nunciatura

Nunca se me dio el nombre de la "influencer" en cuestión, pero me picó la curiosidad

Se lo comenté a Pedro. Y me respondió: “un ‘huevonazo’ (así dijo Pedro, con su habitual lenguaje mesurado) había afirmado que lo contenido en “Mitad monjes, mitad soldados” y “Sin noticias de Dios” era falso”. Pedro estaba indignado por tener que demostrar a la comisión lo contrario. Yo, en cambio, me alegré de saber que al menos el declarante había leído nuestros libros. Confieso que me picó doblemente la curiosidad saber quiénes serían aquellos dos.

En esos días, los fotógrafos apostados frente a la Nunciatura nos pasaban imágenes y vídeos para identificar quién iba entrando. Recuerdo perfectamente el de la persecución de Jaime Baertl como si fuera Paris Hilton llegando al estreno de “Gladiator”. En una de las fotos, las del lunes por la tarde, un ex sodálite reconoció a Caccia y Blanco

"Nunca Monseñor Scicluna ni Monseñor Bertomeu desvelaron la identidad de Giuliana Caccia y Sebastián Blanco. Nunca Monseñor Scicluna violó ninguna reserva, ni tan siquiera por complicidad con Bertomeu. Es pura difamación"

Nunca Monseñor Scicluna ni Monseñor Bertomeu desvelaron la identidad de Giuliana Caccia y Sebastián Blanco. Nunca Monseñor Scicluna violó ninguna reserva, ni tan siquiera por complicidad con Bertomeu. Es pura difamación decir que “violaron el derecho a la intimidad” y el “secreto pontificio”, que, por cierto, es otra cosa distinta a lo afirmado por Percy García Cavero, el representante y vocero de algunas empresas vinculadas al Sodalicio. 

Que no nos den gato por liebre en esta falsa polémica. El memorable artículo de Raúl Tola en “La República”, del 28 de julio del 2023, titulado “Comando de élite”, precisamente subrayó el intento de Caccia y Blanco de tergiversar una vez más la triste historia de abusos del Sodalicio. La inteligente pregunta de Bertomeu a aquel hombre -que ahora sabemos es Blanco- de si él habría confiado a sus hijos apenas entrados en la edad adulta a un centro como el de San Bartolo, solo tuvo un embarazoso silencio por respuesta. El mismo silencio culposo que vemos ahora en la actual cúpula del Sodalicio.

Bertomeu y Scicluna solo cumplieron con su deber, el que les había impuesto el Papa Francisco: con discreción, con prudencia y con respeto a la buena fama de todos, y aclarar de una vez por todas la verdad. Y en particular, esto lo digo yo, descubrir las múltiples mentiras del Sodalicio. 

Si denunciar a Scicluna ya es algo gravísimo, denunciar a Bertomeu es totalmente injusto. Caccia y Blanco, en su memez, aun no entienden que aquello no era una conversa de salón limeño y menos aún un ulterior tribunal contra los sobrevivientes. 

Pedro Salinas (en el centro), junto a Scicluna (izquierda) y Jordi Bertomeu (derecha)
Pedro Salinas (en el centro), junto a Scicluna (izquierda) y Jordi Bertomeu (derecha) Pedro Salinas

La ‘Misión especial Scicluna-Bertomeu’ es cosa seria y hay que protegerla. Me alegro de la iniciativa de los sobrevivientes, “Petrus vincit”, que invito a que todos suscriban (enlace).

La misión, la “especial” y no la delictiva “Parque del recuerdo”, es una investigación, la definitiva, para aclarar de una vez por todas, lo dudoso o falso. Se ha hecho en modo serio y riguroso, doy fe, y con exquisita empatía hacia las víctimas. Como hacemos los periodistas serios, verificando y verificando hasta llegar a la verdad. 

"Impresiona ahora la desfachatez y la estupidez del Sodalicio de usar con los dos enviados del Papa, protegidos con la inmunidad diplomática, los mismos métodos que por años han utilizados contra los sobrevivientes del Sodalicio y sus familias, contra los periodistas, contra los comuneros de Piura. Da vergüenza ajena"

Ahora hemos sabido que, ya desde el primer momento, con sendas cartas notariales,se intentó desprestigiar a Bertomeu. Este primer intento y los que siguieron los ha tenido que sufrir en silencio y con entereza por todo un año y los sobrevivientes del Sodalicio le estamos agradecidos por su entereza. 

Hemos sabido por estos dos que les dio una primera explicación inmediata, a través de un whatsapp: ni él ni Scicluna habían revelado el nombre de los declarantes y que, en todo caso, preguntasen a los periodistas que asediaban en aquellos días la Nunciatura.

No me sorprende lo de Caccia y Blanco. Si no fuera por la rabia que me provoca, pues yo misma he sufrido -por años- denuncias absurdas, amenazas, acoso a mi familia y amigos.

En cambio, impresiona ahora la desfachatez y la estupidez del Sodalicio de usar con los dos enviados del Papa, protegidos con la inmunidad diplomática, los mismos métodos que por años han utilizados contra los sobrevivientes del Sodalicio y sus familias, contra los periodistas, contra los comuneros de Piura. Da vergüenza ajena. 

"No me sorprende lo de Caccia y Blanco. Si no fuera por la rabia que me provoca, pues yo misma he sufrido -por años- denuncias absurdas, amenazas, acoso a mi familia y amigos"

Este intento estúpido de desprestigiar a Mons. Bertomeu es delictivo, pero, sobretodo, inútil pues hay que decirle a Caccia y Blanco que, tras este minuto de gloria, la historia les pondrá en el lugar que merecen.

Que no los engañen, Caccia, Blanco y Garcia Cavero fabulan ataques inexistentes en los medios contra ellos, pero no son víctimas, son agresores y merecen la contundente respuesta del Papa. 

Están difamando a monseñor Bertomeu, no usando “su derecho a la controversia”. No es como dicen una “simple ofensa” en una controversia: es difamación pura y dura. Por si no lo saben, en Perú las acciones judiciales no se usan para llegar a la verdad sino para destruir el buen nombre del adversario. Multiplicarte por cero es la consigna.

Entre muchas falsedades, Caccia y Blanco, afirman que nunca han contactado con ningún medio. Es falso. Mi amiga, la periodista Elise Harris, el pasado 20 de septiembre me llamó para verificar estos mismos hechos, pues también ella había recibido una carta amenazante pidiendo una rectificación que no podía ofrecer porque la verdad es otra.

Marcelino Ynga con Jordi Bertomeu y otros miembros de la comunidad de Catacaos
Marcelino Ynga con Jordi Bertomeu y otros miembros de la comunidad de Catacaos RD

También afirman haber recibido una condena. Es falso. He investigado y un precepto penal no es una sentencia. Es un último y extremado recurso para que alguien se convierta.

Caccia y Blanco tienen 48 horas para retirar una descabellada denuncia, para pedir disculpas a monseñor Bertomeu, objeto de difamación y para rectificar en Crux, y ahora ante la opinion pública mundial. Lo que no saben es que si se aferran a su soberbia y estupidez cuando venza el plazo, entonces sí, quedaran excomulgados. 

Mi querida amiga Rosa María Palacios, en su bondad, está preocupada porque se quedarán sin recibir los sacramentos: cuando razonen y se arrepientan se les levantará inmediatamente la excomunión, pero deberán probar el arrepentimiento y cumplir como suele hacerse en estos casos con una importante penitencia. Sin embargo, la medida no es desproporcionada. 

"Los sobrevivientes del Sodalicio llevan esperando justicia desde el 2000. Si quieren ver un buen vídeo vuelvan a aquel memorable programa de Cecilia Valenzuela en Entrelíneas en el 2001 entrevistando a Jose Enrique Escardo y Jorge Bruce junto a un reportaje de Diego Fernández Stoll donde se hablaba de los padres cuyos hijos les robó el Sodalicio como Héctor Guillén, padre de Franz y Eduardo Alt, padre de Axel"

Que no nos manipulen una vez más. Esta conducta es parte del ADN del Sodalicio. Están intentando obstruir la justicia canónica, pero no lo van a conseguir. Es más, si todo va bien, culminará con la supresión al Sodalicio. Si para llegar al final del proceso hace falta declarar una excomunión, bendita sea esta decisión. 

Los sobrevivientes del Sodalicio llevan esperando justicia desde el 2000. Si quieren ver un buen vídeo vuelvan a aquel memorable programa de Cecilia Valenzuela en Entrelíneas en el 2001 entrevistando a Jose Enrique Escardo y Jorge Bruce junto a un reportaje de Diego Fernández Stoll donde se hablaba de los padres cuyos hijos les robó el Sodalicio como Héctor Guillén, padre de Franz y Eduardo Alt, padre de Axel. 

El historiador económico, Carlo Cipolla en “Allegro ma non troppo” diseccionó la estupidez humana. Como ejemplo eximio, si los hubiera conocido habría recogido al Sodalicio, pidiendo a gritos la disolución y a los muñecos de “Plaza Sésamo” del video, viviendo su minuto de gloria.

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