Hacer, decir...

Es fácil hablar,

fácil decir lo que hay que hacer.

Fácil escribir un mitin con promesas,

que puedes cambiar a la vuelta de la esquina.

"esto son mis principios.

si no le gustan busco otros" decía Groucho Marx.

Las palabras se las lleva el viento,

las listas de objetivos para el año

se vuelven papel mojado contra la realidad y la rutina.

Es fácil decir que eres cristiano,

y sentarte en la Iglesia henchido como un pavo.

Fácil ponerte ornamentos y túnicas,

fácil ir tras el paso de la Virgen,

encender una vela, recitar oraciones.

Es fácil decir sí. Fácil apuntarte al gimnasio.

La cosa está en ir, 

en trabajar las pesas, hacer un gran esfuerzo.

Porque hacer es difícil.

Perdonar es levantar una pesa grandísima,

comprender es correr al paso de los otros,

escuchar es abrir los oídos al grito del que sufre.

Comentar la vida de los otros

y sacarle las falta es sencillo.

Ayudar a la gente en medio de la tormenta

es doloroso y duro, 

pero ese es tu camino.

Lo que dices es importante,

pero lo que haces es lo que te define, lo que te construye,

lo que verdaderamente eres.

Lo que haces te puede arrastrar hacia tu infierno,

aunque jamás lo digas.

Construye aquí, sí, el cielo.

No te vuelvas charlatán que solo da mentiras.

Piensa. Haz. Y calla.

Porque en el el silencio se encuentran muchas de las respuestas

que andas por ahí buscando.

Haz aunque te equivoques.

Haz el mundo más bueno.

AVISILLOS

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