Espectacular muestra en San Martín Pinario, dentro de la muestra 'Hospitalitas' Las Edades del Hombre: el amor al peregrino, y a la hospitalidad, hecho historia (del Arte)

'Hospitalitas' en San Martín Pinario
'Hospitalitas' en San Martín Pinario Edades del Hombre

Villafranca del Bierzo y Santiago de Compostela acogen, al alimón, una nueva muestra de Las Edades del Hombre

Un magnífico ejercicio de sinodalidad artística- por diócesis y museos de España y Portugual, que sería imposible visitar, por separado, en varias vidas, se dan cita en un recorrido perfectamente trazado por los comisarios de la muestra

Y encima, barata: las sedes de Villafranca del Bierzo, seis euros, las de Santiago de Compostela, 10. Y si haces el 'Camino' del arte propuesto por Las Edades, 15 euros. Francamente imprescindible

Visitar Las Edades del Hombre es apuesta segura para los amantes del arte. Y para aquellos que quieran entender la importancia de la fe en el arte, la historia, la cultura y la educación. Y, en el caso de la muestra de este año, 'Hospitalitas', dividida por primera vez en dos sedes (Villafranca del Bierzo y Santiago de Compostela) mucho más.

Una exposición dedicada al Camino de Santiago que ha de hacerse caminando, de un sitio a otro, y que acoge entre los muros de sus distintas sedes (la iglesia de Santiago y la Colegiata de Santa María, en el Bierzo, y en la Catedral y el monasterio de San Martín Pinario de Santiago de Compostela) un homenaje al peregrino, y a la fe que mueve y se comparte. La hospitalidad, uno de los ejes del Camino, una de las virtudes de la fe: el que acoge y el acogido, en ese 'Nosotros' que se ha ido gestando a lo largo de la historia de la fe, y que hoy se hace más necesaria que nunca.

Hemos tenido la oportunidad de visitar la muestra de San Martín Pinario, ya de por sí un templo realmente espectacular, que en cualquier otro rincón de la tierra -que no tuviera frente a sí el sepulcro del Apóstol- sería templo mayor de cualquier diócesis, y el recorrido que 'Las Edades del Hombre' lleva a cabo entre sus muros es, sencillamente, espectacular.

Códices de cientos de años de antigüedad (aunque el Calixtino se sigue conservando en la catedral), ventanas románicas del siglo IX, un impresionante Cristo de los Desamparados del siglo XII cedido por otra gran maravilla desconocida en Galicia, la catedral de Ourense, un frontal de otra catedral desconocida, la de Santo Domingo de la Calzada (vital para uno de los grandes mitos del Camino, el de la gallina que cantó después de asada), la Virgen de la Majestad de la catedral de Astorga, obras de Murillo o Berruguete, junto a una impresionante escultura de un resucitado, de 2023, en mitad del coro de la iglesia, centenares de piezas cedidas -en un magnífico ejercicio de sinodalidad artística- por diócesis y museos de España y Portugual, que sería imposible visitar, por separado, en varias vidas, se dan cita en un recorrido perfectamente trazado por los comisarios de la muestra.

Un recorrido que nos lleva, a través de nueve ámbitos, desde Santiago como primer peregrino a los grandes peregrinos de la historia (se incluye el báculo que utilizó Juan Pablo II en su histórica visita a Compostela), pasando por el peregrinaje y la hospitalidad, los lugares de reposo a lo largo del Camino, la labor de las órdenes religiosas o militares (fundamentales para entender la hospitalidad en los grandes centros de peregrinación), y una mirada a la solidaridad que fomenta el encuentro.

Entrar en Martín Pinario al tiempo que decenas de peregrinos -que pocos días antes de la fiesta de Santiago van culminando su Camino, y buscando su Compostelana-, y poder visitar después el Pórtico de la Gloria, o el sepulcro de Santiago (sea o no el Zebedeo quien ocupe este rincón del fin del mundo), es una experiencia deliciosa, que de algún modo te introduce en el deseo de seguir caminando, física y espiritualmente, acia una hospitalidad nueva.

Ahora que entre los que nos decimos cristianos seguimos a la gresca sobre esta u otra tradición, esta u otra novedad, una mirada desde el arte (y desde el polvo del Camino) a las fuentes de la fe ayuda a quitarte tanta tontería y quedarnos con lo esencial: la hospitalidad como base de la fe. Y el arte como una herramienta para mostrarla a un mundo que sigue queriendo creer.

Y encima, barata: las sedes de Villafranca del Bierzo, seis euros, las de Santiago de Compostela, 10. Y si haces el 'Camino' del arte propuesto por Las Edades, 15 euros. Francamente imprescindible.

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