Ruta de "Vida y Muerte en la Roma de los Césares" Los Museos Vaticanos abre una entrada propia para la Necrópolis de Via Triumphalis
Ahora será posible visitarla por separado, sin necesidad de recorrer las galerías pontificias, simplemente a través del enorme portón de bronce conocido como Puerta de Santa Rosa, una de las entradas monumentales del Estado de la Ciudad del Vaticano creada por el escultor Gino Giannetti e inaugurada en 2006
Para su directora, Barbara Jatta, se trata "de una oferta extraordinaria" para los visitantes pues "era hasta ahora un lugar poco conocido, pero de excepcional valor desde el punto de vista histórico y arqueológico"
| RD/Efe
Los Museos Vaticanos inauguraron hoy la nueva entrada monumental de la Necrópolis de Via Triumphalis, un acceso para facilitar la visita a una de las experiencias menos conocidas, pero fascinante de la ciudad pontificia y donde tumbas y mausoleos muestran lo que fue la vida y la muerte de la clase media y baja durante el Imperio romano.
Si hasta hoy la entrada a esta Necrópolis estaba siempre combinada con la de los Museos Vaticanos, ahora será posible visitarla por separado, sin necesidad de recorrer las galerías pontificias, simplemente a través del enorme portón de bronce conocido como Puerta de Santa Rosa, una de las entradas monumentales del Estado de la Ciudad del Vaticano creada por el escultor Gino Giannetti e inaugurada en 2006.
En su interior y tras atravesar el aparcamiento que en 1956 permitió descubrir la enorme necrópolis, se llega a la zona arqueológica para descubrir la fascinante ruta de "Vida y Muerte en la Roma de los Césares", como los Museos han bautizado a este recorrido.
La necrópolis a lo largo de la Via Triumphalis, una de las calzadas que salían de Roma y donde los romanos enterraban a sus seres queridos en tumbas o mausoleos, es de absoluta importancia también dentro del rico patrimonio arqueológico de la capital italiano, pues "no existe otro complejo de tumbas igualmente vasto y variado que represente la sociedad media y baja romana", según los Museos Vaticanos.
"A lo que estamos acostumbrados a las tumbas imperiales, a las mausoleos de los nobles de la Vía Apia, pero no a los entierros de personas 'normales'", explican.
El área, que se puede visitar gracias a laberínticas pasarelas, incluye una veintena de estructuras y pequeños edificios funerarios de diferentes tamaños y tipos junto con un gran número de enterramientos individuales de los que se conservan los huesos y objetos de los ajuares funerarios.
Este yacimiento ha servido para reconstruir momentos de la vida cotidiana a través de los varios objetos recuperados, así como piezas funerarias, desde las cremaciones más austeras en urnas de madera a los suntuosos sarcófagos, pasando por las tumbas con frescos y mosaicos de la clase media-alta.
Y entre una tumba y otra se puede entrever fragmentos de la vida cotidiana: como en el espacio dedicado a Alcimo, esclavo de Nerón, encargado de las escenografías del Teatro de Pompeyo y que cuenta la vida de un artesano de la época o la de Tiberio Claudio Optato, archivero de las cuentas imperiales, o Clemente, el jinete de la facción "Azzurri" que quizás había competido varias veces en el circo cercano.
"Las excavaciones representan una antología de la muerte de la antigua Roma. A través de los relatos de las inscripciones, rituales y ajuares funerarios, emerge el día a día de sus vidas, de sus sentimientos, supersticiones, hábitos, esperanzas y miedos", destacó el subdirector artístico-científico de los Museos Vaticanos, Giandomenico Spinola.
Para su directora, Barbara Jatta, se trata "de una oferta extraordinaria" para los visitantes pues "era hasta ahora un lugar poco conocido, pero de excepcional valor desde el punto de vista histórico y arqueológico", ya que "en esta necrópolis se cuentan cinco siglos de vida y de muerte en la época de los césares, como hemos llamado a este recorrido, pues también se habla de la vida en torno a la zona".
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