"Son muchas las lecciones y las catequesis que predica y proporciona esta catedral" Valencia: La catedral del 'Santo Cáliz' (y más)
"No es posible dejar de prestarle milagrosa atención al periodo de tiempo de la llamada Guerra Civil que pasó oculta la reliquia eucarística en el pueblo valenciano de Calvet"
"El estilo prevalente en el conjunto del templo es el llamado “gótico valenciano”, con aditamentos y aportaciones importantes del románico, gótico francés, y posteriores renacentista, barroco y algún rasgo churrigueresco y neoclásico"
"Referencia singular para-religiosa, y no tanto, del complejo, es el Micalet o Miguelete, a la vez el monumento más característico y sentimental de la ciudad"
campanas unas como “mayúsculas” y como “minúsculas”, otras, y cada una posee su “son” y el lenguaje que entienden e interpretan a la perfección sus oyentes, como otras tantas “palabras de Dios” , de conciencia y de la ciudadanía.
"Estación para-litúrgica, artística, histórica y sentimental como para extasiarse ante ella, es la catedralicia puerta de l´Almonia, también conocida como la del Palacio, tanto por lo de las limosnas que en ella se impartían, como por su cercanía al palacio del arzobispo"
"La puerta de los Apóstoles, más que de acceso, da la impresión de ser estación terminal, a consecuencia de los recuerdos, historias y belleza que atesora y ofrece"
"Referencia singular para-religiosa, y no tanto, del complejo, es el Micalet o Miguelete, a la vez el monumento más característico y sentimental de la ciudad"
campanas unas como “mayúsculas” y como “minúsculas”, otras, y cada una posee su “son” y el lenguaje que entienden e interpretan a la perfección sus oyentes, como otras tantas “palabras de Dios” , de conciencia y de la ciudadanía.
"Estación para-litúrgica, artística, histórica y sentimental como para extasiarse ante ella, es la catedralicia puerta de l´Almonia, también conocida como la del Palacio, tanto por lo de las limosnas que en ella se impartían, como por su cercanía al palacio del arzobispo"
"La puerta de los Apóstoles, más que de acceso, da la impresión de ser estación terminal, a consecuencia de los recuerdos, historias y belleza que atesora y ofrece"
"Estación para-litúrgica, artística, histórica y sentimental como para extasiarse ante ella, es la catedralicia puerta de l´Almonia, también conocida como la del Palacio, tanto por lo de las limosnas que en ella se impartían, como por su cercanía al palacio del arzobispo"
"La puerta de los Apóstoles, más que de acceso, da la impresión de ser estación terminal, a consecuencia de los recuerdos, historias y belleza que atesora y ofrece"
En la existencia de algún “truco”, o trampa, por piadosa que sea, es posible que piensen algunos al relacionar el dato de la “catedral del “Santo Cáliz” aplicado a la de la ciudad española de Valencia. Parece excesivo que precisamente diversas catedrales de España acaparen denominaciones tan sacrosantas y excepcionales como, por ejemplo, la de Jaén –“Santo Rostro”, la de Coria-Cáceres – Mantel de la Última Cena del Señor- , a la vez que otros monasterios, en los que gran parte del santo madero de la Cruz en la que Jesús muriera en el Calvario , sean sus depositarios, esgrimiendo para ello traiciones, documentos y leyendas arraigadamente populares, sobre las que mantienen y hacen prevalecer su fe y religiosidad.
Con sumo respeto y santa prudencia, nos decidimos a peregrinar hacia Valencia con la intención de imbuirnos de la mayor y más importante porción de piedad y veneración religiosas, de la que es depositaria su catedral con la reliquia del Santo Cáliz. Son muchas las lecciones y las catequesis que predica y proporciona esta catedral, pero la de reliquia tan universalmente reconocida y venera, es estación obligada inexcusable, por misteriosos que sean algunos de los capítulos de su historia en los trayectoria seguidos desde la mesa de la Santa Cena y celebración de la primera Eucaristía en Jerusalén y su presencia en estas benditas tierras levantinas.
Y sin más introitos para-litúrgicos, de entre los datos que destacan en el “iter” seguido por el Santo Cáliz, urge referir que se trata de “una taza de ágata cornelina de sílice, del arte oriental y del siglo primero, con asa y pie, con la circunstancia, misteriosa o mágica, de que tal material se corresponde con el tipo de piedra “preciosa” que se produce solo en Palestina. Un acróstico en viciado latín medieval señala y define el conjunto como “Calis Lapis Exilis Dominis”, traducido algo así como “Cáliz de piedra preciosa del Señor”.
De las leyendas, tradiciones y algún documento de cuya identidad sobran no pocas dudas, se deduce que el Cálíz fuera llevado a Roma por el mismo apóstol san Pedro, permaneciendo allí hasta el siglo III, que fue cuando el papa Sixto II , a consecuencia de la persecución contra los cristianos , cuyo responsable fue el emperador Valeriano, le encomendó la guardia y custodia de tan sacrosanta reliquia al diácono Lorenzo, con el propósito de su traslado a Hispania, de cuyas tierras oscenses -Huesca-, era oriundo.
“Musulmanizado” el territorio, a la reliquia se la hizo vagar por los más recónditos valles de le Pirineos, hasta que por fin fue depositada en el monasterio de san Juan de la Peña, por tantas razones mágico y misterioso. “El rey Martín “El Humano” a.1399) aparece en no pocos capítulos y episodios de esta historia-leyenda sagrada, que prosigue su marcha por el palacio real de La Aljafería de Zaragoza, hasta su estancia definitiva en el de Valencia y su catedral en 1437, en privilegiados lugares y con toda veneración y culto populares.
No es posible dejar de prestarle milagrosa atención al periodo de tiempo de la llamada “Guerra Civil” que pasó oculta la reliquia eucarística en el pueblo valenciano de Calvet. Narra la historia, todavía con testigos presenciales, que días antes del asalto e incendio de la “Seu”, el 21 de julio de 1936, el canónigo don Elías Olmos le entregó el cáliz al matrimonio formado por Bernardo Primo y Lidia Navas, con el fin de que lo ocultaran en su pueblo, al que en una caja de galletas transportaron en una cesta. Tan preciada reliquia permaneció en esta casa de Calvet de la calle Padilla—hoy del Santo Cáliz-, habiendo recorrido diversas estancias domésticas, entre otras la del armario de la propia cocina en la que se hubo de hacer obra, hasta poder ser reintegrada de nuevo a la catedral.
La Capilla del Santo Cáliz, antigua Sacristía-Sala Capitular, es de planta cuadrada, 13 metros de lado por 16 de altura, luce en las claves de sus bóvedas las figuras de los Apóstoles. El retablo es de alabastro, con imágenes de la Virgen, san Luís y santa Elena, con relieves de personajes del Antiguo y Nuevo Testamento, de los que se refiere con acierto que son las primeras obras del Renacimiento que se conservan en España. “La Adoración de los Reyes, pintura “al fresco” de Nicolás Florentino, es digna de reseña artística muy especial.
También lo es la figura de san Cristóbal, tabla del siglo XV, así como lo son las cadenas que cerraban el puerto de Marsella y el sepulcro del obispo “constructor” de la capilla, don Vidal de Blanes, que rigiera la diócesis en la década de los sesenta, del siglo XIV. Es fama que en esta capilla se celebraran Cortes del Reino, y además se impartieran clases de Teología. El órgano, del siglo XVIII, es comprensible referencia artística y musical en una ciudad como Valencia, de tantas , bellas armoniosas notas, que con generosidad y arte se distribuyen por sus calles, plazas, templos y tiempos festivos.
Con la constatación gozosa, universalmente generalizada de que la mayoría de los “lugares sagrados”, lo fueron de toda la vida y de todas las culturas, de la fundamentada ubicación de la catedral de Valencia resulta normal la existencia de determinados restos arqueológicos que se conservan en el Museo, pertenecientes a un templo posiblemente dedicado a Júpiter, sobre el que en tiempos visigóticos se erigió el cristiano, y sobre el mismo la mezquita –“Balansiya”- que se empleara como catedral, reconquistada la ciudad `por Jaime I, con aprovechamiento simultáneo del material de la construcción mora, que poco a poco iba siendo, “bautizado” a lo cristiano y a favor del crecimiento del nuevo edificio catedralicio.
Como no es recomendable ni posible visitar en una sola vez, y cristianamente, templo tan sagrado y plural como este, mi intención es solo sugerir algunos lugares que más o menos indiscriminadamente, habrán de ser tenidos en cuenta en alguna otra ocasión favorable.
Las obras de la nueva “Catedral Basílica Metropolitana de la Asunción de Nuestra Señora” se dieron por terminadas en 1238 y su primer obispo fue Fray Andrés de Albalat, con su arquitecto de obras Arnau Vidal. El estilo prevalente en el conjunto del templo es el llamado “gótico valenciano”, con aditamentos y aportaciones importantes del románico, gótico francés, y posteriores renacentista, barroco y algún rasgo churrigueresco y neoclásico. Todo un compendio de arquitectura religiosa, o “religiosizada”, que se correspondía con el gusto y las exigencias de la época de los obispos, cabildo y donantes que hicieron posible la edificación del conjunto, según el gusto, las posibilidades económicas, los tiempos y las circunstancias.
Referencia singular para-religiosa, y no tanto, del complejo, es el Micalet o Miguelete, a la vez el monumento más característico y sentimental de la ciudad. Su construcción fue iniciada por el arquitecto Andreu Juliá, en 1381 “reinando en Aragón el rey don Padro”, y terminándose la obra en 1425. El nombre con el que tan ostentosamente es conocido el torreón se lo dona la “campana grande que toca las horas”, que fuera bendecida el 29 de septiembre de 1418. La altura del Miguelete ronda los 70 metros y los escalones de piedra por los que se para asciende al mismo son exactamente 203, haciendo merecedores a sus animosos visitantes del disfrute incomparable de la visión del espectacular paisaje ciudadano y huertano. La visita al Miguelete es inolvidable lección de Teología, con capítulos de ascética y mística, sobre la partitura musical de la ecología.
Del Miguelete valenciano universal, no es exagerado asegurar que es el conjunto gótico mayor de campanas de toda España y, por supuesto, del territorio que en su tiempo configurara la Corona de Aragón. La más antigua de todas las campanas se llama Catalina y fue fundida y bendecida en 1305. Están catalogas las campanas unas como “mayúsculas” y como “minúsculas”, otras, y cada una posee su “son” y el lenguaje que entienden e interpretan a la perfección sus oyentes, como otras tantas “palabras de Dios” , de conciencia y de la ciudadanía.
Estación para-litúrgica, artística, histórica y sentimental como para extasiarse ante ella, es la catedralicia puerta de l´Almonia, también conocida como la del Palacio, tanto por lo de las limosnas que en ella se impartían, como por su cercanía al palacio del arzobispo, a veces Cardenal, de la sede metropolitana. Es de estilo románico, con influencia mudéjar, (a.1262-70) y mira en dirección a La Meca. Su decoración es misteriosa e infinita. Legendaria y con ribetes históricos. Las representaciones de las siete cabezas de matrimonios procedentes precisamente de Lérida, exornan sus arcos, en líricas remembranzas a las 300 doncellas que fueran “importadas” a la ciudad valenciana para la repoblación, a raíz de haber sido reconquista la ciudad por Jaime I y los soldados aragoneses del ejército que le acompañaran.
Abundan los motivos vegetales, las escenas del Antiguo Testamento - Génesis y Éxodo- e imágenes de santos. La tumba de Auxías March se halla cercana a la puerta. En la capilla de san Jorge se celebró la primera misa, después de la Reconquista, a la que, por supuesto, asistió “El Conquistador”, que no es otro que Jaime I. La pintura que representa la “Batalla de Santa María del Puig” (a. 1237) reclama multitud de alabanzas artísticas.
La puerta de los Apóstoles, más que de acceso, da la impresión de ser estación terminal, a consecuencia de los recuerdos, historias y belleza que atesora y ofrece. Es de estilo gótico, con representaciones esculpidas del discipulado, estatuilla de 14 ángeles 18 profetas e imágenes de los santos Sixto, Lorenzo, Valerio, Vicente Mártir, rosetón con la con la estrella de David, y, en el tímpano, la Virgen María . A las doce del mediodía de los jueves el Tribunal de las Aguas celebra en este marco sus sesiones, cuyos jueces dirimen los pleitos originados a propósito de la distribución del agua entre los huertanos. ¡Palabra de honor, igual a palabra de Dios¡. Cuando aún era mezquita la catedral, ya se tienen referencias de estos “jueces de paz”.
De la puerta de los Hierros y de su restauración en 1621 se asegura que fuera financiada por doña María Pont de Aguilar y en su realización se hicieron presentes de alguna manera los artistas italianos Bernini y Barromini, con las imágenes de santo Tomás de Villanueva, san Pedro Pascual san Lorenzo, Calixto III y Alejandro VI , de la valenciana familia de los Borja -Borgia- . También están representados los santos Vicente Ferrer, Luís Beltrán, y la Virgen María. A la entrada de la catedral por esta puerta de los Hierros, se halla la celebérrima obra pictórica de “El bautismo de Jesús en el rio Jordán” firmada por Vicente Masip el año 1535.
Es de destacar que la colección de “frescos” italianos y flamencos que alberga la catedral-basílica metropolitana de Valencia es de sorprendente notoriedad y que la huella del mismo Leonardo da Vinci, a través de algunos de sus discípulos más eminentes, aparece en repetidamente en sus retablos, pese a los incendios y a las reparaciones registradas a lo largo de su historia.
La Girola, o nave de forma semicircular que rodea por detrás el Altar Mayor y que da acceso a cinco capillas, está considerada como la obra de arte más antigua del templo. La capilla de la Resurrección, o Copeta, fue tutelada por don Rodrigo de Borja, entonces obispo de Valencia y futuro Alejandro VI , en memoria de su tío el papa Calixto III. El artista universalmente conocido y reconocido como tal , Fernando Yáñez de Almedina, intervino en su proyecto y decoración. Por cierto, que el número de visitantes de este lugar es especialmente excepcional, dado que en él se venera el brazo incorrupto de san Vicente, diácono de Zaragoza, pero martirizado en Valencia, y a quien se le profesa gran devoción.
De la Sacristía basta referir que data del siglo XIII y que sus paredes están exornadas con los retratos de los obispos, arzobispos y cardenales que rigieron sede de tanta importancia en España y en la Cristiandad, aspiración “carrerista” en el escalafón de no pocos jerarcas. Por otra parte, no estaría de más referir que exactamente el “carrerismo” eclesiástico es una de las lacras que merecen más denuestos y descalificaciones por parte del reformador papa Francisco, con los santos evangelios en sus labios.
El Altar Mayor es referencia sublime en la liturgia y en el arte de la “Seu” de Valencia, sobre todo, redescubiertas recientemente las pinturas de Paolo de S.Leocadio y Francisco Pagano, que en 1474 encargara don Rodrigo Borja, posteriormente recubiertas con mármoles y otras lindezas. La Capilla Mayor es de por sí un colosal monumento al arte, a la piedad y a la Teología. En su tramo pictórico aparecen ángeles gloriosos que componen la mejor de las escolanías eclesiásticas celestiales, con específica descripción de estos instrumentos concretos: trompetas, panderetas, cítaras, “dulcémales”, violas de arco, arpas, dulzainas, vihuelas, y flautas dobles…
El concierto musical, a la vez que pictórico, redescubierto en la Capilla Mayor de la catedral de Valencia, es uno de los acontecimientos de mayor relieve registrados en los últimos tiempos, que de por sí solo hace “santos” a unos “años” y no, y sistemáticamente, a las peregrinaciones programaciones que nos hemos propuesto al redactar parte de los verdaderos “milagros” que se efectúan y “celebran” en las catedrales de España.
Del Altar Mayor hay que añadir la existencia olvidada del armario de las puertas que guardaban las pinturas de Fernando Yáñez de Almedina (a. 1506-10) y de Hernando de Llanos, colaboradores en Italia, de Leonardo da Vinci, con un total de 12 unidades, de 1´94 por 2´27 metros cada uno. El antiguo coro contaba con 155 sitiales, para los miembros del Cabildo, y la presidencia arzobispal. Eran otros tiempos fervorosamente más clericales y frondosamente litúrgicos.
Después de lamentar el despojo y desaparición de joyas, reliquias y relicarios del Museo, sobre todo en las guerras napoleónicas hemos de sacar tiempo para admirar los dos magníficos cuadros de Francisco de Goya (1788), que alberga la capilla de san Francisco de Borja.
La “Santa Iglesia basílica Catedral Metropolitana de Nuestra Señora de la Asunción” de Valencia, es mucha catedral. Es todo un conjunto, con su correspondiente y soberano cimborrio, -son que se levanta sobre el crucero, manadero de luz levantina e intercambiador de tantos otros elementos generados por la naturaleza en el exterior y por los ecos de la liturgia. El exterior, con metropolitanos o sin ellos, al igual que el interior, y más en Valencia, es -son- conjuntamente uno solo y verdadero templo.