La inmadurez de Maduro y la astucia de Ebole
No suelo frecuentar los programas del amigo Ebole, aunque reconozco su audacia periodística. Excepcionalmente, hace unos días visioné con tranquilidad, gracias a las nuevas tecnologías, la entrevista al presidente Maduro de Venezuela. No me defraudó, aunque en algún momento a Ebole, el entrevistado, como se suele decir, se le escapó vivo. Los asesores del Presidente le habían instruido muy bien, y el entrevistador no estaba ajeno a esto.
La impresión general es que un señor bastante prepotente y encumbrado bajaba a la tierra para entrevistarse con un periodista muy seguido y conocido del público español, y que de ese modo podría dirigirse a una audiencia muy notable, para convencerle de las bondades de su régimen político. Por eso aceptó la entrevista. El objetivo no era otro por su parte. Sin duda Ebole se lo puso difícil, con esa mirada inquisidora y esos ojos desconfiados. En algún momento, ante el monotema, le paró los pies, y Maduro saltó acusándole de validar las posiciones contrarias a la suya. Algo parecido le dijo el presidente Rajoy en una entrevista anterior, le espetó Ebole.
En cualquier caso, queda claro, que Ebole fue conduciendole, de manera inteligente, pero sin buscarlo, hasta arrancarle dos afirmaciones de una de enorme gravedad, desde el punto de vista político: «Puede que Cáritas sea una organización confiable en España...En Venezuela todo lo vinculado a la Iglesia católica está contaminado, envenenado por una visión contrarrevolucionaria y de conspiración permanente», afirmó Maduro. Antes había denigrado los datos de Cáritas al respecto de la pobreza en Venezuela. Esto se sabía, pero es importante que se sepa en España.
Evidentemente aparecieron, los “tics” del dictador bolchevique: los que no comparten mi planteamiento, no son fiables; son contrarrevolucionarios y conspiradores. Y para eso estoy yo aquí para tomarme un cafe a su salud, menos mal que Ebole se tomó un te. Pero se dieron cuenta, cómo pedía el cafe y el te ¡No se lo pierdan!. ¿Y como se dirigió en varias ocasiones al escaso y seleccionado público que estaba detrás de las cámaras? Las típicos formas del dictador que quería demostrar que dominaba de manera espontánea la escena, y que necesitaba el eco de los suyos. Se estaba comiendo, según el, al entrevistador. Por eso, también, muy amigablemente le llamaba, Jordi, con una cierta familiaridad, que no complicidad.
Volviendo a la Iglesia. Probablemente la entrevista no pasará por la televisión venezolana, o solamente aquellos fragmentos que interesen a los asesores de turno del Presidente. Sin duda, no pasará la censura, pero correrá por las redes sociales el juicio de Maduro sobre La Iglesia Católica y Cáritas. Maduro, demuestra una prepotencia y una falta de respeto a los miles de creyentes que, en nombre del Evangelio, luchan cada día por la justicia social y los Derechos Humanos, justamente en Venezuela. Y, desde luego, una desfachatez supina, ante la obra social que Cáritas Venezuela desarrolla en ese país. Una Iglesia sometida y una Cáritas domesticada desearía el Sr. Maduro. Palabras muy duras “contaminado”, “envenenado”…todo lo vinculado a la Iglesia Católica. No creo que ni la Iglesia Católica venezolana, ni Cáritas sean allí tan revolucionarias, como el afirma, simplemente no son de su cuerda o no siguen sus consignas. De ahí esas calificaciones.
El resto de la entrevista es un más de lo mismo de alguien que ha dejado de estar en la realidad, y que mira desconfiadamente, todo aquello y a todos aquellos, que le pueden hacer sombra. El miedo a perder el poder le atenaza y paraliza. Los análisis políticos son de un simplismo atómico y la praxis deplorable. Un gobernante por su inmadurez política, ya maduro para el recambio…¡Ojalá, Venezuela, encuentre el camino de la democracia, de la paz y de la recuperación económica!
La impresión general es que un señor bastante prepotente y encumbrado bajaba a la tierra para entrevistarse con un periodista muy seguido y conocido del público español, y que de ese modo podría dirigirse a una audiencia muy notable, para convencerle de las bondades de su régimen político. Por eso aceptó la entrevista. El objetivo no era otro por su parte. Sin duda Ebole se lo puso difícil, con esa mirada inquisidora y esos ojos desconfiados. En algún momento, ante el monotema, le paró los pies, y Maduro saltó acusándole de validar las posiciones contrarias a la suya. Algo parecido le dijo el presidente Rajoy en una entrevista anterior, le espetó Ebole.
En cualquier caso, queda claro, que Ebole fue conduciendole, de manera inteligente, pero sin buscarlo, hasta arrancarle dos afirmaciones de una de enorme gravedad, desde el punto de vista político: «Puede que Cáritas sea una organización confiable en España...En Venezuela todo lo vinculado a la Iglesia católica está contaminado, envenenado por una visión contrarrevolucionaria y de conspiración permanente», afirmó Maduro. Antes había denigrado los datos de Cáritas al respecto de la pobreza en Venezuela. Esto se sabía, pero es importante que se sepa en España.
Evidentemente aparecieron, los “tics” del dictador bolchevique: los que no comparten mi planteamiento, no son fiables; son contrarrevolucionarios y conspiradores. Y para eso estoy yo aquí para tomarme un cafe a su salud, menos mal que Ebole se tomó un te. Pero se dieron cuenta, cómo pedía el cafe y el te ¡No se lo pierdan!. ¿Y como se dirigió en varias ocasiones al escaso y seleccionado público que estaba detrás de las cámaras? Las típicos formas del dictador que quería demostrar que dominaba de manera espontánea la escena, y que necesitaba el eco de los suyos. Se estaba comiendo, según el, al entrevistador. Por eso, también, muy amigablemente le llamaba, Jordi, con una cierta familiaridad, que no complicidad.
Volviendo a la Iglesia. Probablemente la entrevista no pasará por la televisión venezolana, o solamente aquellos fragmentos que interesen a los asesores de turno del Presidente. Sin duda, no pasará la censura, pero correrá por las redes sociales el juicio de Maduro sobre La Iglesia Católica y Cáritas. Maduro, demuestra una prepotencia y una falta de respeto a los miles de creyentes que, en nombre del Evangelio, luchan cada día por la justicia social y los Derechos Humanos, justamente en Venezuela. Y, desde luego, una desfachatez supina, ante la obra social que Cáritas Venezuela desarrolla en ese país. Una Iglesia sometida y una Cáritas domesticada desearía el Sr. Maduro. Palabras muy duras “contaminado”, “envenenado”…todo lo vinculado a la Iglesia Católica. No creo que ni la Iglesia Católica venezolana, ni Cáritas sean allí tan revolucionarias, como el afirma, simplemente no son de su cuerda o no siguen sus consignas. De ahí esas calificaciones.
El resto de la entrevista es un más de lo mismo de alguien que ha dejado de estar en la realidad, y que mira desconfiadamente, todo aquello y a todos aquellos, que le pueden hacer sombra. El miedo a perder el poder le atenaza y paraliza. Los análisis políticos son de un simplismo atómico y la praxis deplorable. Un gobernante por su inmadurez política, ya maduro para el recambio…¡Ojalá, Venezuela, encuentre el camino de la democracia, de la paz y de la recuperación económica!