Jesús “nos ha lavado”: “fuimos bautizados en su muerte” (Rm 6,3). Ahí nos dio su Espíritu que nos hizo “nacer de nuevo” (Jn 3,3ss) Jueves Santo (01.04.2021): amarnos, ayudarnos, celebrar la vida real de Jesús

Celebremos la vida de Jesús: “lavando” a los hermanos, vicarios de su presencia

Comentario: “Si no te lavo los pies, no tienes nada que ver conmigo” (Jn 13,1-15)

Los discursos de despedida son conocidos como “Hechos de los Apóstoles según Juan”. Habla de la nueva presencia de Jesús, que posibilita vivir en su Espíritu: “el mundo ya no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo" (13,19). Empiezan con el lavatorio de los pies. Hoy leemos el hecho (vv. 1-5) y los dos significados del mismo (13,6-11, y 13,12-20), que pueden leerse con sentido por separado. El último redactor los unió para urgir a la entrega práctica a los hermanos.

El hecho viene contextualizado en tiempo (“antes de la fiesta de la Pascua”), en lugar (“estaban cenando”) y en la conciencia personal de Jesús (“sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo... Sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, y que venía de Dios y a Dios volvía...” -13,1ss-). Prepara así el hecho central: “se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe;luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido” (vv. 4-5).

¡Qué contraste entre Jesús y los dirigentes eclesiales! ¿Alguien imagina (fuera del contexto teatral litúrgico) a los dirigentes eclesiales, en la vida real, arrodillados ante un indigente, sin techo, lavándole parte de su cuerpo? Estamos hechos a lo contrario, como lo más natural: arrodillarnos ante el Papa, obispos..., singularmente vestidos, besar sus anillos, escuchándoles boquiabiertos y dirigiéndoles títulos blasfemos. ¿Aceptaría Jesús que le llamaran “Santidad”, “Beatitud”, “Eminencia”...? Sólo Dios es Santidad, Beatitud, Eminencia... Jesús rechazó hasta el apelativo de “bueno” (Mc 10,17-18).

Narración del primer significado (vv.6-11). Pedro, en nombre de los demás, muestra lo descabellado del gesto y no acepta ver al maestro como una mujer o un siervo echado a los pies. No comprende esta “parábola en acción”. Cuando reciba el Espíritu, lo entenderá. “Si no te lavo los pies, no tienes nada que ver conmigo”, le dice Jesús. Alude a un hecho que tiene que hacer Jesús: la entrega del Espíritu en la muerte. Pedro deberá aceptarlo si quiere seguirle. Sin comprender el signo, responde aturulladamente: “No sólo los pies, sino también las manos y la cabeza”. No cabe en su mente este Mesías, “despojándose de sí mismo, tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obedientehasta la muerte..” (Flp 2, 7ss). Jesús alude al baño de la fe: “el que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio”. Aceptando a Jesús quedamos limpios, porque él “nos ha lavado”, “nos ha bautizado con el bautismo con que él va a ser bautizado” (Mc 10,38-39; Lc 12,50), “fuimos bautizados en su muerte” (Rm 6,3). Ahí nos dio su Espíritu que nos hizo “nacer de nuevo” (Jn 3,3ss) por medio del agua bautismal.

El segundo significado (vv. 12-20) interpreta el lavatorio como un ejemplo: “Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros” (v. 14). Es una aplicación de la entrega del Maestro, una consecuencia pastoral. Nadie tiene excusa para no entregar la vida a favor de los demás. Y menos que nadie, los dirigentes eclesiales, “signos” de Jesús-Cabeza. Pero con su vida, no con sus hábitos que los separan y distancian. Célibes o casados, según don del mismo Espíritu, todo obispo o presbítero representa a Cristo viviendo de forma semejante a él.

Oración: “Si no te lavo los pies, no tienes nada que ver conmigo” (Jn 13,1-15)

Jesús eucaristía, “todo el bien espiritual de la Iglesia” (PO 5):

Hoy celebramos tu amor hasta la muerte;

escenificado expresivamente en el lavatorio de los pies;

hecho presencia real en la Cena, con el signo del pan y del vino.

En silencio, sin prisas, quisiéramos oír tu fuego, tu Espíritu:

queremos mirar la vida con los ojos de tu corazón;

corazón que diariamente atendía a los más débiles;

que te movía a compartir mesa con cualquier persona;

que esta tarde se desbordó “hasta el extremo” con tu comunidad.

“Sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre,

habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”.

Hasta el extremo de repartir un pan y servir una copa diciéndonos:

tomad, esto es mi cuerpo”;

esta es mi sangre de la Alianza, que es derrama por muchos” (Mc 14,22ss).

Para que quedara claro tu espíritu:

te arrodillas ante cada uno y les lavas los pies;

“los reyes de las naciones las dominan,

y los que ejercen la autoridad se hacen llamar bienhechores...

Vosotros no hagáis así, sino queel mayor entre vosotros

se ha de hacer comoel menor,

y el que gobierna comoel que sirve...

Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve” (Lc 22,25ss).

Celebramos hoy tu memoria más plena:

“en la sagrada Eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia,

es decir, Cristo en persona, nuestra Pascua y pan vivo,

que, por su carne vivificada y vivificante por el Espíritu Santo,

da vida a los hombres;

así somos invitados y estimulados a ofrecernos a nosotros mismos,

nuestros trabajos y todas las cosas creadas juntamente con El...;

la Eucaristía es fuente y cima de toda evangelización...;

la celebración eucarística es el centro de la congregación de los fieles...” (PO 5).

Queremos volver al “amor primero” de tus comunidades:

que quienes presiden nuestras iglesias sea “memoria tuya”:

vivan despiertos por si alguno no tiene “cena”;

lleven siempre la actitud (“toalla, agua y jofaina”) de servicio;

no impongan ni manden, sino que nos “laven” con tu Espíritu;

que nuestras iglesias sean fraternidad:

donde tu “Cuerpo” sean todos los hermanos, la comunidad;

donde hablemos y expliquemos tu Palabra y tu vida;

donde nos aceptemos y ayudemos a crecer a “tu medida”.

Al contemplarte hoy tan volcado hacia los hermanos:

quisiéramos, como Juan, conectar oídos y cabeza a tu corazón;

empaparnos de tu Espíritu de verdad y amor;

liberarnos de los signos que enmascaran tu vida;

encender tu solidaridad con los pobres, marginados, enfermos...

Preces de los fieles (Jueves Santo 01.04.2021)

Este día celebramos tres mandatos de Jesús: lavarnos lo pies unos a otros, el amor mutuo y la celebración de la Eucaristía. Tres realidades esenciales para la vida de nuestras comunidades. Las tres deben preocuparnos y ocuparnos. Pidamos al Señor que no nos falten nunca, diciendo: “queremos ser tu memoria viva, Señor”.

Por la Iglesia universal:

- que cuide con esmero los tres mandatos de Jesús;

- que en ninguna comunidad falte el amor, la ayuda y la eucaristía.

Roguemos al Señor: “queremos ser tu memoria viva, Señor”.

Por las intenciones del Papa (abril 2021):

- que todas las instituciones, incluida la Iglesia, respeten los “Derechos fundamentales”;

- que sean fortalecidos “aquellos que arriesgan sus vidas luchando por los derechos fundamentales en dictaduras, en regímenes autoritarios e incluso en democracias”.

Roguemos al Señor: “queremos ser tu memoria viva, Señor”.

Por la celebración de la Eucaristía:

- que exprese la unión en Cristo y la ayuda mutua (He 2,42);

- que “participemos consciente, piadosa y activamente”.

Roguemos al Señor: “queremos ser tu memoria viva, Señor”.

Por los ministros ordenados (obispos, presbíteros, diáconos):

- que “apreciemos el esfuerzo delos cuidan de nosotros por el Señor” (1Tes 5, 12s);

- que recuperemos a los sacerdotes casados, cambiando la ley que lo impide.

Roguemos al Señor: “queremos ser tu memoria viva, Señor”.

Por las comunidades cristianas separadas:

- que progresemos en conocimiento mutuo y en el amor de Jesús;

- que seamos capaces de compartir lo que nos une.

Roguemos al Señor: “queremos ser tu memoria viva, Señor”.

Por nuestra parroquia:

- que nos sintamos todos invitados cada domingo a la “Cena del Señor”;

- que convivamos más y mejor, humilde y cordialmente.

Roguemos al Señor: “queremos ser tu memoria viva, Señor”.

Por esta celebración:

- que nos dé a sentir el amor de Jesús, que nos reúne y nos inspira;

- que nos haga crecer en sinceridad y compromiso por los más necesitados.

Roguemos al Señor: “queremos ser tu memoria viva, Señor”.

A Dios nadie le ha visto nunca. Tú, el Hijo, Dios, el que está de cara al Padre ,

has sido la explicación” (Jn 1,18). Hoy especialmente nos ha hablado tu vida, tu voluntad firme de amor, ayuda, presencia tuya. Bendícenos por los siglos de los siglos.

Amén.

Leganés (Madrid), 1 de abril de 2021

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