“Sumergirse” en el agua significa empaparse del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo Santísima Trinidad (30.05.2021): “Estamos en el corazón de Dios”
La Trinidad renueva nuestro dinamismo bautismal
| Rufo González
Comentario: “bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28,16-20)
Leemos una aparición de Jesús a los Once. Se revela la misión universal de la Iglesia y la presencia permanente de Jesús. Tiene lugar en Galilea, en “el monte que Jesús les había indicado” (Mt 26,32). Allí inició Jesús su ministerio tras la detención del Bautista (Mt 4,12-17). El Resucitado se deja ver en la fe recobrada, tímida, siempre oscura, de los discípulos. Al reunirse hacen presente a Jesús y sienten su paz y perdón inmerecido: “Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron”.
“Acercándose a ellos, les dijo: se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra”. Debieron sentir con mucha profundidad su nueva presencia. Le sienten tan íntimo y cercano como a Dios mismo, “pleno de poder en el cielo y en la tierra”. El “se me ha dado” debe traducirse literalmente como “acaba de dárseme”. Es el aoristo ingresivo en voz pasiva “teológica” (cuyo agente es Dios). Así lo recalcará Pedro: “al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías” (He 2, 36).
“Id, pues” (`poreuzéntes oûn´: participio de aoristo voz media, no imperativo, y la conjunción `oûn´: así que, pues, por consiguiente) es la traducción como imperativo de lo que no es. Mejor sería traducirlo por “habiendo ido, pues”, “estando viviendo, pues” (el verbo, “poreuomai”, significa también vivir, pasar la vida). Hay aquí una invitación a convivir, a “ser reconocido como hombre por su presencia” (Flp 2,7). Es la primera exigencia de la misión: “acercarse y ponerse a caminar con ellos” (Lc 24,15), vivir “gozos y esperanzas, tristeza y angustia... sobre todo de los pobres y de cuantos sufren” (GS 1). Los sacerdotes obreros, impedidos por la cúpula de la Iglesia, intuyeron este requisito: compartir la vida obrera de verdad. La vocación misionera, propia de todo cristiano, supone la inmersión en la vida común. La separación clero-laicos habría que superarla con el binomio comunidad-ministerios. Los ministerios, ordenados y no ordenados, no deben impedir acceder al ejercicio de los derechos y deberes humanos. Separarlos de la vida real, con vestimenta y celibato obligatorios, siembra distancia, lejanía, prevención, sospecha supremacista...
“Haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.La fuerza del mandato tajante de Jesús recae en el imperativo: “haced discípulos” (`mazeteúsate´). “A todos los pueblos”, complemento directo. A personas físicas, no “naciones”. “Bautizándolos (`baptísontes autoùs´): no se refiere a “las naciones” (neutro plural en griego), sino a las personas (`autoùs´ es masculino plural) que vayan creyendo. No hay apoyo alguno para el bautismo masivo de pueblos ni de personas sin conocimiento y, por tanto, sin fe. La traducción de A. Schökel-J. Mateos (“bautizadlos para vincularlos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo”) subraya la preposición griega de acusativo (`eis´: hacia dentro). Dicha preposición se ubica entre “bautizándolos” y “el nombre del Padre”. Indica dinamismo hacia la realidad en la que se quiere entrar. Bautizar (“sumergir”) tiene por finalidad ir “hacia el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”. “Sumergirse” en el agua significa empaparse del Padre, el Hijo y del Espíritu Santo. Esto exige conocer, aceptar, convivir con el Padre, con el hermano Jesús, con el Espíritu. “Los que aceptaron sus palabras, se bautizaron” (He 2, 41). La enseñanza, pues, de “todo lo que nos ha mandado” es necesaria.
“Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos”. Con esta afirmación abre Mateo su evangelio: “Le pondrán de nombre Emmanuel, que significa `Dios con nosotros´” (Mt 1, 23). Es uno de los contenidos básicos de la formación y experiencia cristiana: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18,20). “Lo que hicisteis con uno de estos, mis hermanos, conmigo lo hicisteis” (Mt 25,40.46).
Oración: “bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28, 16-2)
Padre, Hijo y Espíritu Santo:
al celebrar hoy vuestra realidad divina,
me vienen estas palabras intuitivas:
“cuando ames, no digas: `tengo a Dios en el corazón´;
di más bien: `estoy en el corazón de Dios´” (Khalil Gibran, cristiano maronita, escritor y artista libanés -1883-1931-: El Profeta. 1923).
“Estar en el corazón de Dios” es vivir en su Espíritu,
por el Hijo, bajo la mirada del Padre.
El bautismo nos sumerge en el amor dePadre, del Hijo y del Espíritu:
“A Dios nadie lo ha visto jamás;
Dios unigénito, que está en el seno del Padre,
es quien lo ha dado a conocer.
Pues de su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia...
La gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo” (Jn 1,18.16-17)
En Jesús hemos visto y oído la vida dirigida al Padre:
él nos ha intimado, con obras y palabras, el amor del Padre:
“¡mirad qué amor nos ha tenido el Padre
para llamarnos hijos de Dios,pues lo somos!” (1Jn 3,1).
“En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene:
en que Dios envió al mundo a su Unigénito,
para que vivamos por medio de él” (1Jn 4,9).
“Si Dios nos ha amado de esta manera,
también nosotros debemos amarnos unos a otros.
A Dios nadie lo ha visto nunca.
Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros
y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud” (1Jn 4, 11-12).
“En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros:
en que nos ha dado de su Espíritu” (1Jn 4,13).
“La unción que de él habéis recibido permanece en vosotros,
y no necesitáis que nadie os enseñe” (Jn 2,27a).
La resurrección de Jesús nos ha abierto a vuestra santaTrinidad:
“A este Jesús lo resucitó Dios,
de lo cual todos nosotros somos testigos.
Exaltado, pues, por la diestra de Dios
y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo,
lo ha derramado.
Esto es lo que vosotros estáis viendo y oyendo” (He 2,32-33).
Percibimos la unidad del Padre, del Resucitado y del Espíritu:
el Padre da vida en su Espíritu al Crucificado,
lo proclama Señor y Cristo, Hijo de Dios;
el Resucitado acoge el Espíritu del Padre,
lo entrega a todos los que van creyendo en él,
nos introduce en la comunión de vida con él y con el Padre;
el Espíritu hace del Crucificado el Viviente;
nos vincula a nosotros con el Resucitado;
nos hace pasar del miedo y de la muerte a testigos audaces del Amor.
Trinidad santa, hoyrenovamos nuestro dinamismo bautismal:
“vivir en la fe del Hijo de Dios,que me amó
y se entregó a sí mismo por mí” (Gal 2,20b);
“ser imitadores de Dios, como hijos queridos;
vivir en el amor como Cristo nos amó y se entregó por nosotros
como oblación y víctima de suave olor” (Ef 5,1-2).
Preces de los Fieles (Santísima Trinidad 30.05.2021)
En el bautismo fuimos introducidos en la dinámica del Amor. Fuimos “sumergidos” -eso significa “ser bautizado”- en la relación con Dios Padre -“al que nadie ha visto jamás”-, con el Hijo, Jesús -“quien me ha visto a mí ha visto al Padre”-, y con el Espíritu Santo -“que se nos ha dado”-. Pidamos vivir en el Amor trinitario, diciendo: “queremos `vivir en el amor como Cristo nos amó´”.
Por la Iglesia:
- que, como Jesús, que ame a todos, especialmente a los necesitados;
- que la libertad del Espíritu sea respetada promoviendo sus dones.
Roguemos al Señor: “queremos `vivir en el amor como Cristo nos amó´”.
Por las intenciones del Papa (Mayo 2021
- que “los responsables del mundo financiero colaboren con los gobiernos”;
- que “la regulación de las finanzas protejan a los ciudadanos de su peligro”.
Roguemos al Señor: “queremos `vivir en el amor como Cristo nos amó´”.
Por las diversas religiones:
- que den sentido a la vida verdaderamente humana;
- que respeten los derechos humanos: la vida, la conciencia, la libertad...
Roguemos al Señor: “queremos `vivir en el amor como Cristo nos amó´”.
Por la paz del mundo:
- que sea fruto de la justicia: respeto y el cuidado de la vida;
- que toda la humanidad pueda disfrutar los bienes del mundo.
Roguemos al Señor: “queremos `vivir en el amor como Cristo nos amó´”.
Por los más débiles (refugiados, víctimas de pandemias...):
- que sean acogidos con dignidad;
- que las vacunas lleguen a todos los países.
Roguemos al Señor: “queremos `vivir en el amor como Cristo nos amó´”.
Por esta celebración:
- que sintamos el amor del Padre, de Jesús y del Espíritu que nos habita;
- que la comunión trinitaria integre a la humanidad en nuestro amor.
Roguemos al Señor: “queremos `vivir en el amor como Cristo nos amó´”.
Ayúdanos, a cada uno y a la Iglesia, a vivir en tu “Hogar”: donde se vive del Amor, que es Padre y Madre; donde se vive del Amor del Hijo y Hermano; donde se vive y crece en el Amor que es Espíritu de vida. Por los siglos de los siglos.
Amén.
Leganés, 30 de mayo de 2021