Tras renunciar por imperativo a devolverla al gótico del siglo XIII La Catedral de Valencia comienza unas obras que le han costado seis años discutirlas con la Administración
En esta batalla que, de momento, ha perdido el Cabildo, están ya hace seis años ambas partes. A la primera petición de la Catedral sobre la demolición de la cubierta del espacio entre las absidiolas y el muro exterior, la Consellería tardó cinco años en responderle
Quería el Cabildo “la liberación controlada de los tres ventanales de los absidiolos eliminando progresivamente cuantos añadidos impropios aparecen, siempre tomando las precauciones necesarias para no dañar las fábricas internas de los altares de las capillas absidiales, y se irán reintegrando todos los elementos faltantes de los mismos tomando siempre como referencia los ventanales de los absidiolos completos que se encuentran en la zona recayente a la Loggia”
| Baltasar Bueno, corresponsal en Valencia
La Catedral de Valencia ha iniciado en plena pandemia –por la urgencia de las graves filtraciones de aguas pluviales- las obras para la reparación de dichas filtraciones, que se producen a través de la cubierta en el interior de la Capilla del Relicario, lo que causó que fueran llevadas las reliquias a otro lugar de la Seo. Obras que siguen siendo objeto de tensión y polémica entre la Conselleria de Cultura de la Generalidad Valenciana y el Cabildo de la Catedral, para la primera es más importante un muro postizo de ladrillo del XIX que unas capillas góticas de los siglos XIII y XIV. Las obras las paga el propio Cabildo de los ingresos que obtiene por la visita de turistas a la catedral.
Mientras se formalizaba el proyecto y se lograba autorización de las autoridades competentes –en medio de gran tensión y polémica entre el Cabildo y los responsables de la cultura oficial– fue colocada una lona blanca en la zona de tejados donde estaba el daño, que afeaba sobremanera el monumento, lona que hubo que ser sustituida al poco por otra, deteriorada a causa del viento.
El Ayuntamiento otorgó la licencia de obras limitando algunas pretensiones de la Catedral, después de que la Conselleria de Cultura de la Generalidad Valenciana lo autorizara, al salirse con la suya de cómo debía ser dicha restauración, parecer muy distinto al del arquitecto restaurador del templo catedralicio el prestigioso Salvador Vila, que quiere quitar un “vergonzante muro” –en palabras del canónigo magistral Angel Oñate- del XIX que oculta los preciosos absidiolos góticos de la zona norte.
Las obras tendrán una duración de tres meses y serán sufragadas con fondos propios de la Catedral. La Capilla del Relicario, que fue construida a comienzos del siglo XIX como una prolongación de la antigua sacristía, cuenta con una cubierta de teja y una linterna en su parte superior, por las que se produce la “entrada de agua de lluvia a través del tejado y de las mismas piezas de alabastro”.
Una cubierta provisional ha sido colocada por encima de la original de la propia Capilla que será desmontada por completo (tejas, tablero, rastreles y vigas). Las vigas y piezas grandes están siendo extraídas con la ayuda de una grúa. Se sustituirá todas las vigas de madera utilizando los mismos huecos de empotramientos y apoyos que tienen, tanto en el muro de ladrillo que da a la calle como en la fábrica de sillería que cierra las capillas absidiales. En caso de no ser posible el desmontaje de las vigas serían reforzadas ampliando su apoyo.
Bajo la cubierta se colocará una capa de material de aislamiento térmico e impermeabilizante. Cuando esté montada de nuevo la cobertura de teja, en las ventanas de alabastro que protegen los huecos de la linterna sobre la capilla se realizará también una labor de saneado y se sellará cualquier punto susceptible de entrada de agua de lluvia. Una vez se haya secado el interior de la Capilla del Relicario, ahora húmeda por las filtraciones, se procederá también a su restauración completa, incluidas su decoración y las pinturas al fresco, así como los armarios de las Reliquias.
“El Cabildo tiene proyectado, para cuando sea posible, dotar a la cúpula de la Capilla del Relicario de su propia cubierta y al mismo tiempo eliminar el muro y el tejado que la ocultan”, ha precisado el arquitecto Salvador Vila. De esta forma “también se liberarían las fachadas góticas de los absidiolos y las gárgolas dejarían de lanzar definitivamente el agua de lluvia sobre el tejado”. Es en este punto donde están enfrentados Cabildo y Consellería de Cultura, que en cuestiones de patrimonio arquitectónico civil suele ser flexible, pero rígido e inflexible, a veces extraña, cuando analiza los proyectos de patrimonio de la Iglesia. El acuerdo entre parte para poder al menos evitar más filtraciones de agua ha venido tras el rechazo al derribo del muro vulgar de ladrillo neoclásico exteriorque cubre un lateral de la capilla afectada. Canónigos y arquitecto querían derribado el muro decimonónico, que se viera uno de los tesoros góticos más importantes de la catedral.
Sería “como un regalo de la Catedral a la ciudad de Valencia por todo lo que Valencia ha hecho en su historia por la Catedral”, ha indicado el canónigo conservador de la Seo, Jaime Sancho. Las capillas góticas de la girola de la Catedral –de los siglos XIII y XIV- permanecen ocultas al exterior desde que quedaron tapadas por un “muro postizo de ladrillo y sin valor alguno”, levantado en el año 1827. El proyecto de la Seo es reemplazar el muro por una reja para que pueda dejar a la vista de todos las capillas góticas del ábside original de la Catedral, señaló.
En esta batalla que, de momento, ha perdido el Cabildo, están ya hace seis años ambas partes. A la primera petición de la Catedral sobre la demolición de la cubierta del espacio entre las absidiolas y el muro exterior, la Consellería tardó cinco años en responderle. Quería el Cabildo “la liberación controlada de los tres ventanales de los absidiolos eliminando progresivamente cuantos añadidos impropios aparecen, siempre tomando las precauciones necesarias para no dañar las fábricas internas de los altares de las capillas absidiales, y se irán reintegrando todos los elementos faltantes de los mismos tomando siempre como referencia los ventanales de los absidiolos completos que se encuentran en la zona recayente a la Loggia”.
“Se pretende liberar la mayor parte de los ventanales tanto por el exterior como por el interior sin afectar a los retablos neoclásicos de las capillas absidiales, pudiéndose llegar a visualizar los ventanales en su parte superior a través de la falsa ventana actual situada en el remate del frontón de los altares. El resultado final al que se pretende llegar nos daría la composición de un cierre exterior de vidrio entre el parteluz y las molduras de jambas y arcos, tal y como fue en su origen”, explica el arquitecto restaurador.
Y añade: “Se dotará de nueva cubierta, a modo de cúpula exenta de la capilla de las reliquias y se renovará completamente la capilla de San Jaime. Ésta «se dotará de una cubierta de piedra, imitando a la que tuvieran las capillas góticas adyacentes a ella, de modo que el resultado final sea uniforme en el conjunto de toda la cabecera gótica de la Catedral que es el objeto principal de la intervención”. Ello, además de resolver el problema de la evacuación de aguas pluviales.
La Conselleria de Cultura se apalanca para su negativa en que que la Ley establece que las intervenciones en los Bienes de Interés Cultural “respetarán las características y valores esenciales del inmueble. Se conservarán sus características volumétricas, espaciales, morfológicas y artísticas, así como las aportaciones de distintas épocas que hayan enriquecido sus valores originales”. Es decir, en su filosofía de dar importancia a todos los estilos que a lo largo de la historia ha habido en la catedral de Valencia, prioriza antes a un muro postizo de ladrillo del siglo XIX que a las capillas góticas de los siglos XIII y XIV.