"Los seres humanos no son 'mercancías'" Tráfico humano y doctrina social
"La captura de seres humanos, mediante tretas, amenazas o violencia, para convertirlos en 'mercancías' deja el saldo de millones de hombres, mujeres y niños en cautiverio y ganancias de decenas de miles de millones de dólares"
"En ese negocio detestable participan desde organizaciones criminales internacionales hasta empresas locales pequeñas, desde grupos armados que defienden causas políticas hasta grupos familiares"
"Los trabajadores que emigran de sus países en busca de mejorar su situación laboral tienden a ser de los sectores más vulnerables para estos traficantes"
"Toda esta maldad acumulada es la gran desgracia de la humanidad. Luchemos por cambiar el estado de cosas"
"Los trabajadores que emigran de sus países en busca de mejorar su situación laboral tienden a ser de los sectores más vulnerables para estos traficantes"
"Toda esta maldad acumulada es la gran desgracia de la humanidad. Luchemos por cambiar el estado de cosas"
Pedro Ortiz, corresponsal en Puerto Rico y Caribe
La captura de seres humanos, mediante tretas, amenazas o violencia, para convertirlos en “mercancía” en mercados de trabajo forzado, degeneraciones sexuales, mendicidad, contrabando de drogas y hasta soldados infantiles, deja el saldo de millones de hombres, mujeres y niños en cautiverio y ganancias de decenas de miles de millones de dólares.
En ese negocio detestable participan desde organizaciones criminales internacionales hasta empresas locales pequeñas, desde grupos armados que defienden causas políticas hasta grupos familiares. Esas provocaciones de tragedias para obtener dinero son ejecutadas por hombres y mujeres, que pueden ser desconocidos de las víctimas o familiares.
"En ese negocio detestable participan desde organizaciones criminales internacionales hasta empresas locales pequeñas, desde grupos armados que defienden causas políticas hasta grupos familiares"
Conozco un caso de Jamaica, que fue muy notorio hace pocos años, de una dueña de un burdel que utilizaba el internet para atraerse con promesas a muchachas incautas de otros países que, cuando llegaban, eran sometidas al comercio sexual. De igual forma, me he enterado de pandillas que capturan mujeres venezolanas que buscan refugiarse en países cercanos para usarlas en ese horrendo intercambio, con el doloroso agravante de que hay otros emigrados venezolanos que participan en ese negocio.
Toda esta maldad acumulada es la gran desgracia de la humanidad. Luchemos por cambiar el estado de cosas.
En nuestra cuenca caribeña –Puerto Rico incluido- ese contrabando está documentado en muchos de los países, e incluye no sólo mercados locales en las islas y países ribereños, sino el tránsito de esos cautivos en los mercados de trata humana de Estados Unidos y otros países ricos del norte del mundo. Los trabajadores que emigran de sus países en busca de mejorar su situación laboral tienden a ser de los sectores más vulnerables para estos traficantes.
"Los trabajadores que emigran de sus países en busca de mejorar su situación laboral tienden a ser de los sectores más vulnerables para estos traficantes"
No debo terminar esa brevísima descripción del problema sin añadirle el aspecto del “maldito debate” entre países ricos y pobres. La Universidad de las Indias Occidentales ha publicado un estudio sobre cómo es un obstáculo para encontrar soluciones comunes la insistencia desde el norte- de imponer su lenguaje hegemónico en el tema. Las denuncias sobre este tráfico de seres humanos son también material para los ataques ideológicos.
"Las denuncias sobre este tráfico de seres humanos son también material para los ataques ideológicos"
El Papa Francisco ha advertido que “aunque tratemos de ignorarlo, la esclavitud no es algo de otros tiempos” y que “ante esta trágica realidad, no podemos lavarnos las manos si no queremos ser, de alguna manera, cómplices de estos crímenes contra la humanidad”.
En su mensaje, el Papa puntualizó otro de los aspectos del problema. Se refirió a la importancia de “dar acogida generosa” a las víctimas de la “trata de personas”, de la prostitución forzada y de la violencia”.
Es decir, al dolor de verse, o a verse visto atacadas en su dignidad humana por los traficantes, las víctimas también muchas veces sufren el desprecio y el abandono de los vecindarios, de la sociedad. Ahí hay un camino de acción de los que trabajan en promover la doctrina social de nuestra Iglesia. Hay también otras cosas que se hacen y que se pueden intensificar. En ellos, nuestros jóvenes, especialmente desde la base comunitaria pueden tener papeles protagónicos. Es necesario mantenerse alerta y conscientes frente a la crisis para poder responder y vivir.
Desde la Doctrina Social de la Iglesia nos reiteramos en que los seres humanos no son “mercancías”. Intentar reducirlos a eso y someterlos a tales vejámenes demuestra lo mucho que nos falta por andar. Caminemos.
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