Hay vida más más allá de los sacramentos
Que en la Iglesia Católica hemos caído en el sacramentalismo (o ritualismo) es una realidad por todos los constatable. No sabemos hacer nada que no sea celebrar ritos impersonales y masivos, con cada vez, por cierto, menos gente...
Cuando el sacramento está desconectado de la llamada de Dios y de la conversión, por una parte, y de la vida que vivimos en el día día, cada uno según su estado y su situación, por otra, el sacramento se convierte en rito. Si además nos gusta celebrarlos masiva e impersonalmente (con cada vez menos gente) caemos en el ritualismo o sacramentalismo sociológico, que es el "modelo pastoral" que estamos padeciendo actualmente y desde hace demasiado tiempo, en nuestra Iglesia...
El sacramentalismo o ritualismo sociológico no tiene ninguna consecuencia práctica espiritual para las personas, no trae prácticamente ningún bien duradero para la Iglesia, y además es motivo de tremendo desgaste para el sacerdote, en especial para el pequeño sacerdote.
En este contexto de sacramentalismo sociológico, vemos que las iglesias se están vaciando y que menos gente recibe los sacramentos, vemos que las vocaciones están disminuyendo y demasiados sacerdotes están dejando o han dejado el ministerio (100,000 desde los años 70, increíble número que al parecer no importa demasiado a nadie, habida cuenta de las acciones que se han llevado a cabo para solucionar el problema), vemos que la Iglesia está orientada completamente a la preparación y celebración de este tipo de ritos sociológicos, y no orientada realmente a la evangelización, ni a la toma de conciencia y la "gestión" a la luz del Evangelio de los verdaderos problemas del mundo ---¡no nos quedan energías para hacerlo, por tanta celebración ritualista!---... vemos tantas cosas y seguimos en lo mismo...
En la Iglesia Católica nos falta la ¨Palabra¨, la ¨Proclamación¨, más allá de los siete minutos de la homilía. El Señor mandó a sus discípulos: "Id al mundo entero y proclamad...". La única "palabra" que pronunciamos es de contenido moralista (lo que "deben" hacer), o de contenido dogmático (lo que "deben" creer), pero... ¿dónde está el anuncio de la Buena Nueva? ¿Tenemos alguna Buena Noticia que comunicar al mundo de hoy? ¿Existe alguna Buena Novedad para el mundo de hoy que podamos transmitir? Si nos quedamos en el mismo moralismo, que ya todo el mundo conoce, y en el mismo dogmatismo, que esta sociedad postcristiana tiene ya más que conocido, seguiremos, como estamos, en nuestra complacida decadencia que vivimos… ¿hasta cuándo?
Sería bueno que comenzáramos a organizar y a celebrar también eventos no sacramentales, llenos de proclamación de Buena Nueva y de Palabra de gracia y de bendición, que motivaran a las personas a perseverar en la fe y a vivir la fe en el día día; celebrar eventos en los que se pudiera tener también experiencia directa de la acción de Dios en favor de su pueblo ---"En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores que éstas hará...", (Jn 14:12)---. La evangelización empieza por la Palabra; la Nueva Evangelización empezará cuando tengamos una Nueva Palabra que proclamar.
Pidámosle al Señor que, con la asistencia del Espíritu Santo, podamos romper viejos moldes pastorales ya caducados, y nos abramos de verdad a la nueva evangelización y a la proclamación de una Nueva Palabra. Sólo así conseguiremos que la gente crea más, y que, al fin, las iglesias se llenen de verdaderos creyentes que celebren los sacramentos como Dios quiere, como signos eficaces de la gracia de Dios para santificación y bendición de su pueblo