Me aburren tanto Fernando Jiménez Barriocanal, como sus lacayos y sus superiores. Un día nos aseguran que a Madrid acudirán 2 millones de jóvenes, otro que será un millón. Un día nos habla de cifras austeras cuando se planea un gasto total de 40 millones de euros. Otro día nos asegura los 20 millones. Un día aseguran que la Jornada Mundial de la Juventud beneficiará muchísimo a Madrid por lo que se dejarán aquí esos jóvenes, otro día que nos asegura que será a posteriori, es decir, por la promoción de Madrid con lo que será una forma de recuperar la inversión. Y si seguimos escuchando estas especulaciones, tal vez debamos preguntarnos porque algo tan rentable, tan bueno, bonito y barato no lo repetimos alegremente bajo otros formatos todos los años.

De momento, para que las empresas metan dinero, se ha creado una fundación que les permitirá desgravar impuestos. Que yo no digo que eso sea blanquear dinero como asegura el Foro de Curas, pero nos demuestra que no todo era tan bonito como se dijo al principio. Nadie da duros a pesetas, aunque en este caso vemos quien pone los duros y quien las pesetas.

Ahora nos enteramos que los organizadores del orgullo gay dicen que el desfile y las fiestas benefician a las arcas del ayuntamiento, y que es rentable soltar el dinero que suelta todos los años el consistorio. Pues yo no he nacido ayer, ni me creo estas mentiras, y más cuando es el propio ayuntamiento el que va a hacer recortes en el orgullo LGTB.

Si tan rentable es todo esto, montemos más fiestucas como estas, ¿por que no montar más?. Claro que, ahora me pregunto porque en muchos pueblos de España, los ayuntamientos han tenido que recortar gastos en las fiestas o suprimirlas cuando traían muchísimos visitantes. Y es que desde luego, esto de hacer fiestas para quien nunca es rentable es para las arcas públicas.

Tengo claro que solo el desperdiciar un dinero en montar un altar con aire acondicionado, sombra y demás lujos, no debe ser tan rentable como aseguran. Pero de eso hablamos mañana.