Mili Hernández: 'La transformación del Orgullo Gay'
"Han pasado 33 años desde la primera manifestación del Orgullo en Madrid y 17 desde que se conquistó Chueca. En aquel entonces, apenas podíamos montar un escenario para leer el pregón, los militantes salíamos con un cubo a pegar carteles, cosíamos las banderas y hacíamos nuestras pancartas. Una imprenta solía regalarnos las pancartas de cabecera y un militante las diseñaba gratis. Si necesitábamos dinero, pedíamos donativos a los locales de ambiente, aunque eran contados los que aportaban algo. Ahora, en cambio, la lucha es por plagar Chueca de barras. Reivindicación es bailar en camiones. Al Orgullo lo ha estropeado el dinero.
A mediados de la década del 90, éramos muy pocos. La mayoría seguía dentro del armario y, a diferencia de lo que ocurre ahora, sujetar pancartas no era fashion. Pagar por montarse a una carroza era impensable. Sujetábamos las pancartas quienes teníamos una conciencia y una ideología muy claras. En esos años, abrí Berkana, la primera librería gay de España y el primer negocio que permitió que el colectivo comenzara a tener visibilidad diurna.
Jamás pensamos en ganar dinero con el Orgullo. Pero a principios de esta década, se creó una asociación de empresarios gays -Aegal, la misma que organiza ahora el Orgullo- que vio el negocio claro. El Orgullo se transformó en un evento mercantilista y yo decidí alejarme de la organización.
Las cosas cambiaron cuando entró Aegal y los colectivos se plegaron. Es más: muchos militantes participaron hace algunas semanas de la cacerolada en la que se reclamó el escenario de la plaza de Chueca. ¿Estaban reclamando por unos derechos o por unas barras? Es que el dinero lo arruinó todo: cuando se reivindicó la plaza de Chueca a cambio de hacer fiestas silenciosas, el arma fue la siguiente: "Fíjate cuánto dinero traemos a Madrid". El Partido Popular sabe perfectamente que el Orgullo deja muchos ingresos en la ciudad. La sensación que tengo es que vendieron los derechos de gays y lesbianas. ¿Por qué antes el PP no nos consideraba tanto como nos considera ahora?
La mayoría de los empresarios que ahora organizan el Orgullo nunca han militado en un colectivo, jamás han sujetado una pancarta y les costó varios añitos dar donativos. Fueron los colectivos quienes quisimos que los negocios de Chueca se implicaran en el Orgullo. La diferencia con lo que hacen ellos es inmensa; el sábado yo cierro mi negocio a las 18 horas y me voy a la manifestación. No uso mis derechos para vender más".
PD: ¿Le puede pasar igual a la JMJ de Rouco cuando Barriocanal asegura el chollo rentable que es el evento?