Su actitud en lío del Congreso Trinitario impresentable, cobardía muchísima. Y como pastor se queda con sus notas en el Palacio Episcopal escondiéndose y chillando. Si era obligación suya defender la Fe, se acude al congreso a hablar y a exponer sus ideas y a refutar a González Faus. Pero como el obispo no cree que debe defender aquello en lo que cree, en casa se queda y trata de sabotear sin éxito a sus adversarios.
Pues que se quede bien en su casa ese cobarde, incapaz de defender cara a cara con González-Faus aquello en lo que cree, y menos su diócesis o su casa. Malo es tener como obispos a mojigatos que se esconden hasta para pedir perdón tras notas episcopales, esa gente no vale nada, y Demetrio es uno de estos obispos de futuro jerárquico (trepa y escalador) pero que no proyecta ningún futuro beneficioso para la Iglesia española.