A vueltas con la asignatura de religión.

Me parece un debate complicadísimo, no es cosa fácil tomar una opinión acerca de esta asignatura e incluso de los contenidos presentes en la misma. Hay días en que soy de la opinión de eliminar esta materia y su alternativa, días en que soy partidario que sea optativa, y días en que creo que debe ser obligatoria pero en este caso nada confesional.

Lo que me da realmente pena de esta asignatura es lo maltratada que está y los intereses depositados en ella. No me gusta que los obispos elijan a los docentes de esta asignatura, sobre todo porque en la elección de los mismos muchas veces hay intereses vergonzosos que van más lejos de lo que es la vida privada de los docentes de esa asignatura: favoritismos e influencias.

Dado que el ministro Wert mantiene esta materia en la LOMCE, y que los obispos se empeñan en nombrar a los profesores, debo por tanto:

Primero: Apoyar desde este blog a sus profesores, me gusten estos o no. No merecen el insulto que les dedican parte de la izquierda de este país ni las presiones episcopales.

Segundo: Defender esta materia en tanto no se cambie la LOMCE y se diga otra cosa sobre su presencia o contenidos, y por el momento defenderé y apoyaré esta asignatura. Es muy duro para cualquier profesor que te saboteen la asignatura o tu trabajo desde arriba (políticos y obispos), desde abajo (alumnos con nulo desinterés) o desde al lado (dirección del centro y los padres de los alumnos). Que se esté catalogando una asignatura como “maria” es una forma de dañar el sistema educativo.

Tercero: Rechazar el absurdo argumentario de la izquierda de este país, que dice defender la enseñanza pública atacando esta asignatura y la escuela concertada, o sosteniendo una ridícula vuelta al franquismo con esta materia. La enseñanza se defiende con argumentos, con debates y no con energúmenos protestando en las calles.
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