Mar Griera y Laura Mor participan en la 8ª Jornada de comunicación de ACO La diversidad del catolicismo, ausente en los medios, un reto a abordar
Honestidad, sencillez, dar datos, humanizar, explicarse en positivo, acompañar, el encuentro con el otro (como no deja de insistir el magisterio del Papa). Éstas fueron algunas de las recomendaciones que la periodista Laura Mor hizo en el contexto de la 8ª Jornada de comunicación de ACO “Catolicismo en diálogo: nuevas voces para transformar”, que se celebró el pasado 17 de abril en Cristianismo y Justicia
El propósito de la Jornada era averiguar la forma de transmitir la diversidad eclesial muy ausente en los medios de comunicación, en contraposición a los mensajes antievangélicos de la derecha y la extrema derecha que instrumentaliza el catolicismo y que “monopoliza la batalla comunicativa”, como constató la otra participante en el debate, la socióloga Mar Griera. El director de la Agencia Flama, coorganizadora del acto, Jordi Pacheco, fue el moderador
(Flama).- Honestidad, sencillez, dar datos, humanizar, explicarse en positivo, acompañar, el encuentro con el otro (como no deja de insistir el magisterio del Papa). Éstas fueron algunas de las recomendaciones que la periodista Laura Mor hizo en el contexto de la 8ª Jornada de comunicación de ACO “Catolicismo en diálogo: nuevas voces para transformar”, que se celebró el pasado 17 de abril en Cristianismo y Justicia.
El propósito de la Jornada era averiguar la forma de transmitir la diversidad eclesial muy ausente en los medios de comunicación, en contraposición a los mensajes antievangélicos de la derecha y la extrema derecha que instrumentaliza el catolicismo y que “monopoliza la batalla comunicativa”, como constató la otra participante en el debate, la socióloga Mar Griera. El director de la Agencia Flama, coorganizadora del acto, Jordi Pacheco, fue el moderador.
En la parte inicial de la Jornada, la directora del ISOR de la UAB constató que el catolicismo en la esfera pública se está expresando de dos formas: “Por un lado, ha habido una culturalización de la religión, es decir, una defensa de la civilización cristiana que ha llevado a grupos de extrema derecha a adoptar la identidad religiosa como forma exclusiva. Y por otro, en los últimos cinco años hay una tendencia opuesta: la religionalización de la extrema derecha, con el uso de la simbología religiosa católica que es secuestrada por estos grupos. Es más estética que fe como tal; un hecho creciente que observamos en jóvenes católicos que utilizan símbolos religiosos como un signo de identificación tribal y un mecanismo de diferenciación, separación y defensa”.
Griera observó que estos movimientos se revitalizan con “emprendedores morales que tienen voluntad de realizar cruzadas morales” a partir de 2004-2005 por algunas políticas promovidas por el gobierno de Zapatero. Estos grupos han avanzado su agenda porque, “por un lado, la izquierda ha regalado el cristianismo, es decir, ha renunciado a utilizar el lenguaje de la moral y, por otro, los sectores más progresistas del catolicismo no han construido un argumentario ni lo han presentado en la esfera pública”.
Por el contrario, estos movimientos crean plataformas campaña a campaña (contra el matrimonio entre personas del mismo sexo, fin de vida, aborto...) “con una narrativa moral que se articula con el mensaje cultura de la vida/cultura de la muerte, fácil de transmitir. Esta simplificación es una idea abstracta de la moral, un marco de pensamiento que ha calado intensamente en muchos sectores sociales y permite establecer alianzas transnacionales, como por ejemplo, los evangélicos de América Latina”. Griera se refirió a que estos movimientos están espoleados por “las guerras culturales, las redes y la geopolítica y esto hace muy difícil mostrar la heterogeneidad del catolicismo”.
Contrapeso a los grupos ultracatólicos
Entre las buenas prácticas que significan un contrapeso a este tipo de comunicación se destacaron los comunicados conjuntos de diversas entidades cristianas que se han pronunciado recientemente sobre la crisis de las prisiones o el clima bélico: “Tiene sentido para hacer mayor incidencia, que se te reconozca por parte de los medios como un actor consistente, para unirnos y coordinarnos...”, subrayó Laura Mor.
En esta balanza también se puso la Tribuna Joan Carrera como "un ejemplo de las nuevas voces, aunque las entidades convocantes tienen mucho recorrido, y donde se genera un nuevo espacio que se hace en común" o el movimiento de mujeres en el Iglesia Alcem la Veu que “aporta credibilidad hacia afuera y hacia adentro de la Iglesia, método (en sinodalidad, en diálogo, compartiendo, escuchar, desde la apertura a la red) y con un tono amable, alegre, positivo. Además, hace un ejercicio de contención de cierta diáspora en la Iglesia: hay generaciones jóvenes que dicen si la Iglesia es así, me quedo”, continuó Mor.
En definitiva, se trata de una presencia pública en la que “la Iglesia pasa de la protesta a la propuesta. Debemos poder explicar más lo que hacemos y después ya llegaremos a lo que somos. Hay testimonios que tienen mucho peso: no para ponerse medallas, sino para transformar a través del mensaje”. En este sentido, "se trata de contenidos no estrictamente vinculados a la actualidad, más lentos, pero que despiertan interés porque que van a lo esencial de la vida de las personas", remarcó Mor.
Demanda de sentido
De hecho, en un contexto de aceleración del tiempo y de polarización, la catedrática de la UAB a partir de su experiencia con los alumnos dijo que “hay cierta demanda de hablar de temas con sentido, morales, complejos, de crear espacios de resistencia donde ralentizar el tiempo; la demanda de sentido es extraordinaria por parte de los jóvenes. Pero aquí hay un desajuste y no acabamos de saber cómo darle respuesta: a menudo acaban siendo gurús de la autoayuda que ocupan un espacio que podrían ocupar otros relatos como una Iglesia que tiene cosas que dar y ofrecer”. Todo ello sin olvidar las condiciones estructurales de los medios de comunicación en las que se opera: los asuntos conflictivos y novedosos tienen más gancho, el desprestigio público de la institución eclesial combinado con que esté descartada por los medios como un actor relevante y “un cierto interés en que esto se mantenga”, apuntó Mar Griera.
Al finalizar, hubo un diálogo entre las ponentes y los asistentes y el sociólogo Quim Cervera, consiliario de la Comisión de comunicación de ACO , hizo un resumen y conclusiones final.
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