El exorcista que expulsaba demonios, sólo a mujeres, a través del sexo

E.G.G., un conocido sacerdote madrileño (muy bien posicionado, por eso solo podemos dar las iniciales) que, durante décadas, utilizó prácticas similares a los exorcismos y las sanaciones para ‘curar’ a decenas -hay quien asegura que cientos- de mujeres adultas, a la que impregnaba con aceite y colocaba cruces en sus pechos y vientre, y a las que llegó a introducir el dedo en la vagina para, según él, expulsar demonios

¿Qué podemos esperar de este Sínodo? Muchas cosas, o tal vez ninguna. Ante todo, libertad: para opinar, para proponer, y también para criticar. Si no, la sinodalidad no funciona. Y, sobre todo, para no romper la baraja si las cosas no nos gustan

El Opus Dei cumplía esta semana 96 años en mitad de varios escándalos: de un lado, la petición de la fiscalía argentina de imputar a cuatro de sus antiguos dirigentes por delitos relacionados con la trata de mujeres; del otro, la publicación del libro ‘Opus’, de Gareth Gore, que ofrece abundante información, salida de la misma Obra, que ha molestado, y mucho, a sus responsables

No salimos de un escándalo y entramos en otro. Esta semana, mientras resonaban los ecos, políticos y mediáticos, de las polémicas palabras del Papa sobre la mujer en la Universidad de Lovaina, hemos vivido conocido otro escándalo monumental: el de E.G.G., un conocido sacerdote madrileño (muy bien posicionado, por eso solo podemos dar las iniciales) que, durante décadas, utilizó prácticas similares a los exorcismos y las sanaciones para ‘curar’ a decenas -hay quien asegura que cientos- de mujeres adultas, a la que impregnaba con aceite y colocaba cruces en sus pechos y vientre, y a las que llegó a introducir el dedo en la vagina para, según él, expulsar demonios.

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La diócesis solo ha podido sancionarle con la prohibición de estas prácticas y negándole el permiso para predicar o confesar en diez años, y como señalaba José Manuel Vidal en estas páginas, porque el proceso tanto en la Rota como en Doctrina de la Fe no permitió hacer nada más. Por el momento. Saldrán más casos, ya están saliendo, de hecho, y la voluntad del cardenal Cobo es apoyar a las víctimas en todo.

Rueda de Molino en el Vaticano

Por otro lado, el Opus Dei cumplía esta semana 96 años en mitad de varios escándalos: de un lado, la petición de la fiscalía argentina de imputar a cuatro de sus antiguos dirigentes por delitos relacionados con la trata de mujeres; del otro, la publicación del libro ‘Opus’, de Gareth Gore, que ofrece abundante información, salida de la misma Obra, que ha molestado, y mucho, a sus responsables. Desde Roma, además, nos cuentan que persisten las presiones para que casos más ‘mediáticos’, como Gaztelueta o Torreciudad, se resuelvan. Solo podemos decir que el Papa lo sabe. Y lo sabe bien.

Esta semana ha arrancado la segunda parte del Sínodo de la Sinodalidad, con una histórica petición de perdón por los pecados de la Iglesia. Especialmente emotivo fue escuchar a una víctima de abusos relatar su historia en plena basílica de San Pedro.

El Papa, en la primera sesión del Sínodo

¿Qué podemos esperar de este Sínodo? Muchas cosas, o tal vez ninguna. Ante todo, libertad: para opinar, para proponer, y también para criticar. Si no, la sinodalidad no funciona. Y, sobre todo, para no romper la baraja si las cosas no nos gustan. 

Este domingo y lunes, el Papa ha convocado un Rosario y una jornada de ayuno y oración por la paz en el mundo, cuando se cumple un año de los ataques de Hamás a Israel que desataron una ola de violencia que amenaza con llevarnos a una guerra total. Como apunta nuestro enviado especial al Sínodo, Luis Miguel Modino, necesitamos ejemplos de perdón y reconciliación, como el del obispo maronita de Líbano, que sufrió el asesinato de sus padres y se comprometió, desde su vocación, a un futuro en paz. Ojalá lo consigamos.

Etiquetas: exorcista, sinodo de la sinodalidad, Opus Dei, guerra, Paz