Me emocionó la lectura de las Memorias de Pepe Castillo, sobre todo el relato de su última visita al Papa Francisco: toda una bendición aprobadora de su vida, ratificadora de su obra y sanadora de sus tribulaciones en el seno de la Iglesia y de la Compañía.

 Releía yo esas páginas a primeros de noviembre, recordando al buen amigo y hermano, compañero también con quien compartir anhelos de teología renovada y pesares por incomprensibles decisiones de “jerarquías eclesiásticas poco eclesiales, más canonistas que evangélicas”... (off the record!)

 Releía, digo, esas páginas con mezcla de gozos y pesadumbres cuando me alcanzaron, casi al mismo tiempo (escasamente unas horas de diferencia) dos noticias impactantes: la entrada de José María Castillo en la Vida de la vida y la Carta apostólica del Papa Francisco Ad theologiam promovendam. Francisco repite, en ese Motu proprio, que necesitamos “en una era de cambios, una cambio de teología para un cambio de era”. Creo que en esa carta Francisco canoniza la teología popular y pastoral.

 Pensé inmediatamente: ¿Le habrá dado tiempo a Castillo para conocer estas palabras de Francisco fechadas el día de Todos los Santos? Habrían sido la mejor homilía para administrarle el sacramento de los enfermos. En todo caso, ahora serán el mejor obituario en su despedida de esta vida y el mejor homenaje en su entrada en la Vida de la vida.

 Borro ahora de mi computadora las líneas que empecé a escribir in memoriam y me limito a releer como homenaje a Castillo estas palabras del Papa Francisco:

 “Una Iglesia sinodal, misionera y en salida solo concuerda con una teología en salida...

 Vosotros teólogos estáis llamados a reflexionar en las fronteras, como buenos pastores debéis oler a pueblo, reflexionar a pie de calle y poner sanación en las heridas de todas las personas,...

 La reflexión teológica debe dar un giro decisivo, un cambio de paradigma y ser capaz de una “revolución cultural audaz”... Una teología básicamente contextual deberá ser capaz de leer e interpretar el Evangelio en medio y desde las condiciones en que viven tantos hombres y mujeres,...

 Vuestra teología debe hacerse transdisciplinar y transcultural... escuchar, dialogar, discernir e integrar la multiplicidad y variedad de aportaciones...

 Sea vuestra teología atenta a la voz del pueblo, compasiva, sanadora de heridas, creadora de novedad fecunda...

 Sea vuestra teología toda ella pastoral, que la pastoral no sea un área particular de aplicación, que se supere la división de teoría y práctica...

 Desarrollad un método inductivo que parte de los diferentes  contextos y situaciones concretas en que se encuentra el pueblo, afrontad el reto de la realidad, discernid los signos de los tiempos, estad en contacto con el sentido común del pueblo, que es un auténtico lugar teológico...”

(Aplausos de Castillo desde la vida eterna)

 Enhorabuena, Pepe, iba a decir que Francisco vive, cree y piensa como tú (y hasta que te ha leído...). Pero será mejor decir que los dos vivís, creéis y pensáis como Jesús.

(Olvidemos de este post cuanto lleve el pronombre de primera persona y quede sólo el texto papal como homenaje la vida y teología de Castillo. Que cuantas personas hoy rezamos con él y por él podamos vivir, creer y pensar así hasta el día del advenimiento del Señor. Amén)