Emocionante visita del Papa a la cárcel femenina más grande de Italia Francisco lavó los pies de 12 detenidas y pidió seguir "el camino del servicio"
En un ritual de Jueves Santo que simboliza la humildad, el papa Francisco encabezó hoy una histórica misa en la cárcel de mujeres más grande de Italia, en la que, desde la silla de ruedas, lavó los pies de una docena de presas. Pese a sus desplazamientos limitados por el problema en la rodilla, el Papa no quiso perderse cumplir el "gesto de servicio" inspirado en Jesús y, una por una, le dedicó su tiempo a las 12 detenidas, al tiempo que no ahorró palabras de cercanía hacia ellas
Un Bergoglio puro el de hoy, que sorprende aún cuando parece no haber más espacio para su misericordia. De hecho, solo desde 2016, con la reforma litúrgica que hizo él mismo, las mujeres están también aceptadas al rito del lavado de pies
Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano
En un ritual de Jueves Santo que simboliza la humildad, el papa Francisco encabezó hoy una histórica misa en la cárcel de mujeres más grande de Italia, en la que, desde la silla de ruedas, lavó los pies de una docena de presas. Pese a sus desplazamientos limitados por el problema en la rodilla, el Papa no quiso perderse cumplir el "gesto de servicio" inspirado en Jesús y, una por una, le dedicó su tiempo a las 12 detenidas, al tiempo que no ahorró palabras de cercanía hacia ellas.
"En este momento de la cena, dos episodios nos llaman la atención. El lavado de pies de Jesús, en donde se humilla con este gesto. Nos hace entender que había dicho 'no vine para ser servido, sino para servir', nos enseña el camino del servicio", dijo el Pontífice desde el complejo de Rebibbia, en la periferia de la capital italiana.
"El otro episodio, triste, la traición de Judas, que no es capaz de llevar adelante el amor y el egoísmo lo lleva a esta cosa fea. Pero Jesús perdona siempre y todo, solo nos pide que pidamos perdón", agregó luego Jorge Bergoglio.
"Una vez sentí una señora anciana, sabia, abuela del pueblo, que dijo 'Jesús no se cansa más de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón'. Pidámosle al Señor la gracia de no cansarse. El Señor nos espera siempre con los brazos abiertos y no se cansa jamás de perdonar", convocó el Papa antes de, una por una, lavar y besar los pies de las presas, visiblemente emocionadas.
"Haremos lo mismo que hizo Jesús, es un gesto que nos llama la atención sobre la vocación del servicio. Y le pedimos al Señor que nos haga crecer en la vocación del servicio", describió el Papa el gesto en la denominada Misa de la Cena del Señor, ante unas 200 personas.
Tras el lavado de pies, y antes de que el Papa saludara al personal penitenciario y a más presas, la directora del lugar en el que viven 360 detenidas y un niño (entre las diversas nacionalidades de las reclusas se encuentran, además de Italia, de Ucrania, de Perú, Bulgaria o Venezuela) le agradeció "su presencia, que es un rayo de sol que calienta el corazón y reaviva la esperanza de poder recomenzar".
Minutos antes de las cuatro de la tarde, el Papa había llegado a la cárcel Casal de Rebibbia, en la periferia noroeste de Roma, que fue el escenario para un primer saludo a decenas de presas que, en un breve giro del Pontífice por la estructura, se acercaron a saludarlo y besarlo. El "Papa de la esperanza", ha dedicado numerosas palabras a las personas privadas de libertad, a las que siempre anima a tener un horizonte de recuperación, pero nunca había llegado a celebrar el Jueves Santo rodeado solo de mujeres detenidas.
Puro estilo Bergoglio
Un Bergoglio puro el de hoy, que sorprende aún cuando parece no haber más espacio para su misericordia. De hecho, solo desde 2016, con la reforma litúrgica que hizo él mismo, las mujeres están también aceptadas al rito del lavado de pies.
La de este jueves no fue sin embargo la primera visita del Papa a una cárcel en Italia. Ya en 2015, el Papa había visitado la cárcel de Rebibbia "Nuevo Complejo", cercana a la de hoy, para lavar los pies de seis varones y seis mujeres.
En 2013, tan solo 15 días después de haber sido elegido como Papa, Francisco visitó el Centro penitenciario de ‘Casal del Marmo’, un centro de menores en el noroeste de Roma, al que volvió el año pasado. En 2022, por ejemplo, el Papa se dirigió al Nuevo Complejo Penitenciario de Civitavecchia, donde celebró la Misa en la capilla y realizó el rito del lavatorio de pies a los reclusos.
Las postales de la jornada
Además de las emocionantes imágenes del Papa lavando y besando los pies de las detenidas desde su silla de ruedas, con una sonrisa imborrable, una de las postales de este Jueves Santo fueron los besos y abrazos que se dieron detenidas y personal penitenciario durante el intercambio del gesto de paz. Una cultura del encuentro con rostro humano de las que nos habla el Papa y que, gracias a su insistencia en visitar cárceles para la Cena del Señor, pudo volverse concreta una vez más.