Se acerca el anuncio de la creación de los próximos purpurados. ¿Hacia qué periferia irán los birretes? ¿Qué países darán la sorpresa con los nuevos cardenales?
En 2025, entre los 13 cardenales que perderán su derecho a voto están, entre otros, Carlos Osoro, Robert Sarah y Fernando Vergez, todos nombres de relevancia que, al menos en el caso del presidente del Governatorato, deberían también dar un paso al costado de sus funciones ejecutivas al llegar a los 80 años
Un caso paradigmático de su pontificado fue la creación del primer cardenal de la historia de Mongolia, Giorgio Marengo, pese a ser una comunidad de apenas 1.500 católicos. ¿Cuál será este año la "nueva Mongolia"?
Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano
Cada vez más analistas plantean que el papa Francisco podría crear nuevos cardenales durante el Sínodo de octubre y anunciarlos antes del viaje que el 2 de septiembre iniciará a Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor del Este y Singapur.
De cara a un 2025 jubilar en el que 13 purpurados perderán su derecho a voto en un eventual cónclave por llegar al límite de 80 años, la casi confirmada creación de nuevos cardenales servirá para robustecer un Colegio Cardenalicio que a fines de este año quedará en 120 electores, el número establecido por San Pablo VI como máximo para la elección de un nuevo pontífice.
Lo que se descuenta es que con seguridad Francisco seguirá ampliando las fronteras del Colegio Cardenalicio y apostará una vez más a la universalidad de la Iglesia, con posibles creaciones en países con poca o nula historia cardenalicia, como ya hizo en el pasado con países de los cinco continentes que regresaron o entraron por primera vez al cuerpo. Un caso paradigmático de su pontificado fue la creación del primer cardenal de la historia de Mongolia, Giorgio Marengo, pese a ser una comunidad de apenas 1.500 católicos. ¿Cuál será este año la "nueva Mongolia"?
Con la misma lógica, creó cardenal al arzobispo de Montevideo, tras medio siglo sin un birrete en Uruguay. Como contracara, el pontífice no sigue los dictados por los que algunas ciudades deberían tener de forma automática su propio cardenal, y así vemos que "pesos pesados" como Milán, Venecia, Dublín, Berlín y Los Ángeles hoy no tendrían representante para elegir al futuro Papa.
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