"Os daré pastores según mi corazón" Diálogo epistolar al hilo de una homilía televisada
Uno se admira de los recursos que tenía el Señor para dialogar con su pueblo.... Creo que el secreto se esconde en esa mirada de Jesús hacia el pueblo, más allá de sus debilidades y caídas: «No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros el Reino» (Lc 12,32); Jesús predica con ese espíritu. Bendice lleno de gozo en el Espíritu al Padre que le atrae a los pequeños: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, se las has revelado a pequeños» (Lc 10,21). El Señor se complace de verdad en dialogar con su pueblo y al predicador le toca hacerle sentir este gusto del Señor a su gente.
- - ¿Qué tal estás? Hola, soy…, quien durante varios años escribí muchos comentarios en los blogs de RS21.
Si algo rechazo últimamente es hablar sobre una Iglesia u otra, la comprometida o la tradicional, porque me chirría cualquier tipo de juicio-división y de orgullo por encontrarse en el grupo de los buenos. Por eso no escribo en el comentario, aunque sería el cauce natural del mi observación.
Verás, ayer dada la situación, oí la Misa por la 2. Celebraba Juan Antonio Martínez Camino. Fue escandaloso como torció todo para hablar del sentido del sufrimiento en Cristo que revelan los santos, para llegar a decir que las ideologías progresistas dejan a los hombres pobres sin este recurso. Por tanto, repetía, tales ideologías progresistas son rechazables.
Ayer, parecía que estaba la Iglesia que sale por la tele, vista por millones -por el privilegio de audiencia que da el confinamiento-, echando afuera de la puerta a los pobres para que no entren a cenar. Un beso, te sigo a veces y me gusta...
- - Hola, ¿qué tal?
Gracias por tu correo, aunque no nos conocemos personalmente, solo por estos medios que pueden ser de comunión entre nosotros. No vi la transmisión de la celebración, otros días la he seguido como todos los ciudadanos, pero ayer fui - gracias a Dios-con mis mayores y celebré con algunos de ellos en la residencia.
Allí la predicación sobre los de Emaús y la presencia del resucitado fue fácil, porque nos bastó la referencia de la médico que los atiende y su modo ejemplar de haber vivido la enfermedad, de sufrir de no poder estar con su padre que ha fallecido por coronavirus a quien quería con locura, y el deseo que ha tenido de curarse y volver a estar al lado y de lado de los mayores que en algún momento han estado en sospecha en estos días. La comunidad sencilla y pobre de mis mayores lo entendieron perfectamente, mirando al crucificado que nos preside, roto y recuperado de la chatarra y que ahora es nuestro Señor, nuestro símbolo de referencia para entender el evangelio, que n os acompaña en el camino de la vida y se hace presente en muchas personas. A él se ha agarrado Marisa, para vivir este momento y volver de Emaús a Jerusalén, de su habitación de confinamiento a la residencia, a llevar la buena noticia de su profesión llena de ternura y cuidado para estos mayores en los que ve el rostro de su padre, ya resucitado, tras pasar por la cruz.
Respecto a lo que me dices me han llegado comentarios de personas reflexivas, que considero profundas y comprometidas espiritual y socialmente, sobre el tono de la homilía y quedaron desalentados, con mal sabor de boca, porque se sentían como alejados de esa visión y ese juicio, pero no sé. Imagino que también habría muchos que comulgarían y se sentirían identificados...no es fácil, como tú dices, pero considero que ahora el espíritu se está moviendo de un modo rico y plural en la iglesia, también entre nosotros en España, en nuestros pastores también, y está llamando a conversión. Al papa lo estamos sintiendo muy dócil a este espíritu de novedad y conversión, pero no es más que uno más de muchos millones de gente sencilla que comulga con esa verdad a pie de barro y de pueblo, como lo hizo Jesús, sin pretensiones de posesión de la verdad, sino de ser siervos de ella, como tú apuntas. Me gusta cuando él pide la bendición del pueblo y la oración de los sencillos.
Ahora estoy trabajando sobre el documento del sínodo y la carta del papa titulada "Querida Amazonía", creo que se dan claves de conversión social, cultural, ecológica y eclesial de primer orden y necesidad, nacidas de un evangelio de verdad y autenticidad atento al dolor y a la necesidad de salvación de los hombres de hoy. Hemos de profundizar y avanzar en esa dirección, abrirnos a ese “buen vivir”, de los últimos y sencillos, tan acorde con el evangelio y con el proyecto de la salvación en la aspiración por una verdadera armonía de toda la creación, de la humanidad en ella y de la conexión trascendente y de plenitud del que nos lleva desde el alfa hasta el omega de la luz y de la vida. Sólo en esa plenitud de lo divino, en el corazón amante y amado de la Trinidad, llegaremos a la verdad y allí será integral, porque será un amor sin exclusión y sin límites. Y entonces, sólo entonces estaremos totalmente contentos y unidos. Ahora sobran muchos juicios y descartes vengan de donde venga. Ahora es tiempo de conversión en todas las dimensiones: social, cultural, ecológica y evangélica; toda la iglesia tenemos que entrar en esa llamada armónica y hacer ese mundo nuevo al que estamos llamados. Hemos de cuidar mucho cómo nos sentamos en la cátedra de Jesús y su evangelio.
Al comenzar la pascua un joven dibujante, José Cardoso, me dijo que quería decir algo en este momento con su arte, que si yo ponía texto y voz y le pedíamos a Monty, gran pianista, su ayuda musical , de aquello salió un pregón sencillo de resurrección y nueva creación, de esperanza profética para nuestro mundo en dolor y confinamiento, desde nuestra fe abierto a todo lo humano y natural. Considero que este es el tono acorde con el momento vital de nuestra historia y de nuestra naturaleza, a la que nos llama la palabra de Dios, desde el Alfa de inicio amoroso y el Omega venidero y prometido, que ya está en ciernes, de plenitud total. Te sirvo el enlace:Seres, virus y nueva creación: Pascua
Abrazo pascual en Cristo resucitado y en esta humanidad sedienta de esperanza.