A menudo los hijos se nos parecen

A menudo los hijos se nos parecen, así nos dan la primera satisfacción.

Es lo que pensamos mi mujer y yo, cuando vimos el alto grado de instinto maternal que mostraba nuestra hija, a las pocas horas de haber traído al mundo a Sofía, nuestra segunda nieta.

Previo a la salida del hospital padres y abuelos vivimos un momento especial escuchando a Serrat “Esos locos bajitos”.

“Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, hay que domesticar…

Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día
nos digan adiós”.

Nuestra hija creció, maduró y nos dijo adiós. Pero ha vuelto con aires renovados y cargada de vitalidad. Dando VIDA al otoño de nuestra vida.

Sofía: tu abuela y yo oraremos para que llegues a tener una vida equilibrada; para que vivas en paz contigo misma, con tus seres queridos y con cuantas personas se crucen en tu camino. Para que te rodees de grandes personas con las que compartir vida, cariño, y metas que merezcan la pena.

Oraremos para que seas feliz. Para que seas consciente de que la felicidad no es una meta, sino un camino que deberás ir haciendo y conquistando cada día.

Oraremos para que, mientras podamos, nos encuentres al recodo del camino dispuestos a ayudarte.

Oraremos para que Dios te lleve, siempre, en la palma de su mano.
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