Yo soy el responsable de la expulsión o deportación de los niños desde Ceuta a Marruecos y del crecimiento exponencial de la factura de la luz, y de la angustia y mal estar que esto os está causando. No lo he dicho hasta ahora porque estaba esperando que el tiempo, el mejor amigo y el peor enemigo, lo solucionara. Repito, yo soy el responsable del desaguisado”, dijo el viejo pastor. Uno de los jóvenes, desconcertado como todos los demás por lo que acababan de escuchar, dijo: “Anciano, si me permites y no lo tomas como una falta de respeto, tus palabras me traen a la mente un sucedido de mi infancia. Un día un amigo mío, siendo niño, fue con su madre a visitar a una señora. La madre había dicho al hijo: Sé responsable y no digas nada que ofenda a nuestra anfitriona. En un momento en que la anfitriona hizo un esfuerzo, se le escapó un cuesco. Entonces, mi amigo dijo: “Del pedo de la señora soy yo responsable”